El arte del engaño
Alberto Vieyra G. jueves 1, Jun 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En el año 1500 A.C. el chino Sun Tzu, escribió “El arte de la guerra”, que ha sido el libro de cabecera de los grandes estrategas militares, como Napoleón y de prominentes políticos en el mundo.
¿En qué consiste el arte de la guerra? En el arte de engañar al contrario, ganar batallas sin entrar en ellas, sólo engañando y mintiendo.
¿Habrá algún político en el mundo que desconozca el arte del engaño y la mentira? ¡No!
¿Quién fue el primero que hizo de la mentira un arte, y la aplicó a la política? Ningún historiador se pone de acuerdo en este antecedente.
Lo único que sí sabemos es que, en 1667, el médico escocés John Artbuthnot y el escritor irlandés Jonathan Swift, se confabularon para hacer una sátira sobre la política y la mentira.
Casi un siglo después el filósofo y politólogo francés, Nicolás Condorcet, escribió “¿Es conveniente engañar al pueblo?”
¿Es conveniente que los politicastros engañen para conseguir votos o perpetuarse en el poder? ¿Hay alguno que no lo haga?
El primero de estos libros fue en su tiempo un fracaso editorial, principalmente porque eran los tiempos en que los autores y sus libros corrían el peligro de ir a la hoguera de la Santa Inquisición.
Se supone que, en teoría, la verdad y nada más que la verdad es una condición a la que todos debemos aspirar, pero por desgracia, existe el arte de la mentira.
“Por otro lado, al igual que el más vil de los escritores tiene sus lectores, el más grande de los mentirosos tiene sus crédulos y suele ocurrir que si una mentira perdura una hora, ya logró propósito, aunque no perviva. La falsedad vuela, mientras la verdad se arrastra tras ella, de suerte que cuando los hombres se desengañan, lo hacen un cuarto de hora tarde. Considerando la natural propensión del hombre a mentir y de las muchedumbres a creer”, decía el escritor irlandés Jonathan Swift.
En efecto, la mentira es una poderosa e indestructible arma, capaz de hacer reyes o héroes a los tiranos, construir verdades de la mentira, hacer culpables a los inocentes y viceversa, y hacer de los corruptos e ineptos líderes políticos, dioses, aunque sean estructuralmente débiles en lo intelectual y en todos los ámbitos.
¿Por qué hago historia? Mire usted.
El mentiroso Donald Trump, engañó a sus electores en EU y a todo el mundo, con promesas electorales que jamás cumplirá, es el caso del muro con México con el que ya fue aplastado, y el TLC que siempre lo renegociará, pero no lo dará por terminado, porque sus patrones los halcones de Washington ya le dijeron que una cosa es hacer promesas electorales y otra, gobernar. Inclusive, él mismo ha aceptado que creía que ser presidente de los Estados Unidos, era más fácil.
¡No, si de lengua me como un plato y de chile un molcajete!, dicen los rancheros de mi pueblo.
Y la bestia trumpiana pasará a la historia como un vil mentiroso, engañabobos y simulador, como lo fue Obama, Bush y prácticamente todos los que buscan el poder mediante el arte del engaño.