El otro México
¬ Augusto Corro martes 30, May 2017Punto por punto
Augusto Corro
A René Delgado
Los representantes indígenas eligieron a su candidata para los comicios presidenciales del 2018.
Hablamos de María de Jesús Patricia Martínez, Marichuy, de 27 años, nahua, médico, originaria de Tuxpan, Jalisco.
Fue propuesta como la vocera del Consejo Indígena de Gobierno y la apuesta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para arribar al poder.
Desde el año pasado las agrupaciones indígenas anunciaron que una mujer sería su candidata a las presidenciales del próximo año.
Los 14 millones de indígenas tendrán la oportunidad de ir a votar por una representante en un escenario político que los tuvo o los tiene marginados, por siglos.
Desde la llegada de los conquistadores españoles, en México los pueblos aborígenes fueron discriminados, humillados y esclavizados.
La cultura mesoamericana nunca fue asimilada por la española. El hecho real es que todavía los indígenas sufren agresiones y abusos hasta de las propias autoridades.
Sus tierras son invadidas por las empresas mineras, sus ríos contaminados por las fábricas y en el campo no tienen los subsidios suficientes que les permitan superar carencias.
El mundo de los indígenas se encuentra lleno de carencias. Las migraciones son parte de su forma de vida. Tienen que dejar sus hogares para ir a las zafras o a la pizca de jitomate, etc.
En la aplicación de la justicia, sólo basta informarse cuantos reos indígenas se encuentran en las cárceles sin recibir sentencia. Olvidados. Privados de su libertad por delitos menores.
La candidatura de Marichuy viene a darle oxígeno a la política de los pueblos indígenas que viven marginados. Para que la sociedad entera mire hacia las legiones de discriminados por las razones que usted quiera entender.
Quizá el triunfo de Marichuy no se concrete; pero sí se notará, por lo menos, la presencia de mexicanos que exigen una atención esmerada de los gobiernos de todos los colores para que termine el olvido a que los tienen sometidos.
LAS GUERRAS DE LODO
En los meses previos a las elecciones en cualquier entidad las guerras de lodo surgen por doquier.
En los últimos meses, los gobernadores fueron el eje de las denuncias en su contra por malversación de los recursos públicos.
Dos de los escándalos mayúsculos tuvieron como protagonistas al mandatario estatal de Veracruz, Javier Duarte, y al de Chihuahua, César Duarte. Ambos con el mismo apellido.
El primero se encuentra detenido en una cárcel de Guatemala en una etapa de suspenso, con la esperanza de que mejoren los tiempos políticos para que venga a México a rendir cuentas.
El otro, según radica en alguna ciudad estadounidense, también en busca de alguna argucia legal que le evite pisar la cárcel. Los dos sujetos, de acuerdo con las declaraciones de sus adversarios políticos, llegaron pobres al poder y salieron cargados de millones de pesos.
La guerra política previa a las elecciones de sus sucesores sacó a la luz pública parte de la historia del saqueo a las arcas públicas.
En Veracruz, el panista Miguel Ángel Yunes Linares prometió encarcelar a Javier, pero los meses pasan y aún no lo hace.
Sí bien es cierto que Duarte se encuentra detenido, aún faltan dar más pasos para traerlo a México.
También el panista, Javier Corral, gobernador de Chihuahua, ofreció investigar y llevar ante un juez a su antecesor César. Todavía no cumple su promesa.
En la misma condición está el mandatario independiente de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, quien durante su campaña dijo que se juzgaría y encarcelaría a su antecesor en el cargo, Rodrigo Medina. No puede hacerlo.
El tal Rodrigo tiene suficientes influencias políticas que le brindan mejor protección que si gozara de fuero. Se entiende que los ex gobernadores forman parte de una casta política intocable que los coloca en la zona de impunidad total. Pasan las elecciones, termina la guerra de lodo y todo vuelve a la calma. Los pillos esperan que pase la tormenta para disfrutar de su riqueza mal habida.
¿Usted amable lector piensa que Javier, Duarte y Rodrigo serán castigados por sus tropelías?
TRUMP Y SU YERNO
La trama rusa puso de cabeza a la Casa Blanca. Como informamos en este espacio, Jared Cushner, el yerno de Donald Trump, se encuentra salpicado por acusaciones que de comprobarse cambiarían el rumbo político de su suegro.
En concreto, Cushner se encuentra en problemas porque pretendió establecer un canal secreto de comunicación con Rusia, durante el periodo de transición para llegar al poder de Trump.
Ante ese panorama, el millonario dijo que tiene una “confianza total” en su yerno. Mientras aumentan los rumores de una reorganización en la Casa Blanca, cuyos ocupantes están nerviosos por el conflicto ruso.