Menores, víctimas de esclavitud
Luis Muñoz martes 30, May 2017Segunda vuelta
Luis Muñoz
La Cámara de Diputados asegura que con una visión de género, programas educativos y erradicación de la pobreza, se debe detener el trabajo, la explotación y el turismo sexual infantil que involucra a niños y adolescentes de entre 5 y 17 años.
A través de su Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género, reconoció, sin embargo, que a pesar de que las políticas públicas implementadas contribuyen a contener y erradicar el trabajo infantil, éstas son insuficientes, persisten desventajas y problemas socioeconómicos que impiden proteger y resguardar la integridad física, de las y los menores que realizan actividades no remuneradas.
En el estudio “Las peores formas de trabajo infantil. Niñas mexicanas”, apunta que las niñas, niños y adolescentes se enfrentan a situaciones de esclavitud y trabajo forzado, como limpiavidrios de autos, vendedores de chicles, dulces y artesanías o pidiendo limosna, que trasgrede sus derechos fundamentales.
El Centro de Estudios dijo que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que las niñas empleadas en labores domésticas, están en riesgo de ser víctimas de explotación y abuso sexual, maltrato físico y psicológico, y utilizadas como servidumbre.
Además, son víctimas de pornografía, trata y crimen organizado; por ello, es ineludible analizar el problema con visión de derechos humanos con perspectiva de género, agregó.
La UNICEF destaca que la explotación infantil se divide en doméstica, no doméstica, monetaria, servidumbre, trabajo remunerado y actividades económicas marginales.
Aquí, en México, el proceso para mejorar la información estadística regional es muy reciente y no existen suficientes datos duros y confiables sobre el trabajo infantil, de adolescentes y de niñas. Se considera que esta carencia obedece a la falta de una política firme que admita que se trata de un problema social relevante.
Explotados, más de 2 millones
Por otra parte, sobre el tema, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, registra que el Módulo Trabajo Infantil indicó que la población de niños y adolescentes en trabajo infantil asciende a 2 millones 475 mil 989 de menores, cifra aún significativa, pues representa 8.4% de la Población de Niños y Adolescentes , equivalente a dos por ciento de la población total en México, estimada en 121 millones 488 mil 405 habitantes.
El estudio cita que por cada 25 infantes, hay una niña o adolescente en el trabajo infantil; son miles de niños que realizan diversos tipos de trabajo, cuyo derecho a la educación, salud y esparcimiento está suspendido por estar incorporados a distintas labores.
A nivel mundial, los menores trabajan en minas peligrosas, actividades agrícolas y fábricas, en horarios que les impiden asistir a la escuela. Tan sólo en Latinoamérica y el Caribe, laboran aproximadamente 17.4 millones de infantes.
Desde luego, añade el estudio, es relevante mencionar que dentro de la explotación sexual comercial infantil se encuentra el turismo sexual infantil, que consiste en el traslado de personas a países pobres para tener encuentros sexuales con niños y adolescentes, en edades que van desde los 13 años, aunque hay casos que se presentan desde los ocho años.
Por ejemplo, el Sudeste Asiático (Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia, Timor Oriental y Vietnam), Centroamérica y América Latina, son lugares más afectados por este tipo de turismo.
Entre los principales factores que desencadenan la ocupación infantil, están la pobreza, maltrato, desintegración familiar y un sistema educativo no satisfactorio, facilitando que la niñez se involucre en el trabajo productivo en calidad de subempleado o en “trabajos clandestinos”. Al respecto, según el Centro de Estudios, la Organización Internacional del Trabajo define el “trabajo infantil” como “todo trabajo que priva a los niños de su niñez, potencial y dignidad, y es perjudicial para su salud, desarrollo físico y psicológico”; por eso, todos los niveles de gobierno tienen la obligación constitucional de implementar políticas públicas que incidan en la calidad de vida de la infancia.
Y lo que ya se ha dicho tantas veces, considera que garantizar el derecho a la educación es la base para el desarrollo integral de la niñez, además de que permitirá romper con el ciclo intergeneracional de la pobreza.
La legislación vigente contempla la prohibición del trabajo infantil; sin embargo, esto continúa, por lo que es necesario enfocarse en garantizar su protección frente a la explotación, estableciendo políticas más eficaces que permitan observar las condiciones en las que desempeñan actividades remuneradas y no remuneradas.
En peligro extremo
Datos de UNICEF de 2016 indican que existen en el mundo, 158 millones de niños entre 5 y 14 años que trabajan, y por cada 100 infantes, 16 son explotados, mientras que millones lo hacen en condiciones de peligro extremo; además, los menores que viven en hogares pobres de zonas urbanas tienen más probabilidad de ser víctimas de trabajo infantil, mientras que los de zonas rurales de trabajo doméstico.
Finalmente, el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género recordó que en 1966 se aprobó el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, ambos promueven la protección de los niños contra la explotación y el derecho a la educación.