Lecciones para el 5 de junio
Ramón Zurita Sahagún jueves 25, May 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los comicios del Estado de México son los que atraen la atención de quienes se interesan en política, en resultados electorales y esperan encontrar en el resultado y comportamiento de los votantes señales para los comicios del año próximo.
El proceso electoral mexiquense es visto como un gran laboratorio, donde la alquimia y la composición de los elementos proporcionarán la información requerida para encontrar el ADN de lo que se espera para el año próximo.
Es cierto que las grandes alianzas pronosticadas no se produjeron, mucho menos se alcanzaron las declinaciones esperadas, con todo y los llamados a las mismas, por lo que del resultado dependerán acciones futuras de los partidos y candidatos.
Los analistas, ensayistas, pitonisos, estrategas y encantadores de los políticos, realizan sus movimientos y escenarios previendo lo que se viene en el futuro.
Advierten los que todo el mundo ve, que la elección presidencial del 2018 será sumamente disputada y no solamente entre un par de candidatos, sino que se aprecia la participación de muchos elementos adicionales.
De ganar el PRI en el Estado de México, con su candidato Alfredo del Mazo Maza, el partido tricolor recuperaría el empuje necesario para competir por una renovación de mandato durante el proceso electoral del año próximo.
Los priístas saben que si pierden este emblemático territorio, estarán casi despedidos de un eventual triunfo presidencial.
Requieren del triunfo mexiquense, sin importar lo que suceda en Coahuila y Nayarit, entidades que también renovarán su Ejecutivo estatal.
En caso contrario, ganar las otras dos entidades y perder el Estado de México no sería tan representativo para el partido tricolor y aumentarían sus dudas sobre el 2018.
Los pronósticos para el Partido Acción Nacional no son nada halagüeños, ya que se les pronostica que su candidata Josefina Vázquez Mota se ubicaría en tercero o hasta cuarto lugar de las preferencias de los votantes.
De suceder alguna de las dos situaciones, sin importar cuál de ellas, las aspiraciones de este partido por recuperar la Presidencia de la República ya no serían tan altas.
Claro que para ellos valdrá la pena evaluar el haber desperdiciado la posibilidad de alianza con el PRD e iniciar las negociaciones para dar el paso ya anunciado por los dirigentes nacionales de ambos partidos, Ricardo Anaya Cortés del PAN y Alejandra Barrales Magdaleno, de ir juntos, conformando una gran alianza.
Los panistas se sintieron en los cuernos de la luna, luego de la victoria del año pasado en siete de los doce estados que fueron a las urnas y que revaluaron a este partido que en 2012 fue desalojado de la Presidencia de la República, mandando a su candidato(a) al tercer lugar.
Resulta curioso que el candidato presentado en la elección presidencial y enviado al tercer lugar sea la misma que en el estado de México se le sitúa en tercero o cuarto lugar de las preferencias electorales, Josefina Vázquez Mota.
Para el perredismo, los comicios mexiquenses resultan una revaluación del organismo político, al que se le daba por muerto y hasta en riesgo de perder su registro en 2018.
El descubrimiento de Juan Zepeda como un candidato fresco, atractivo, resultó sumamente motivador para quienes exploraban la idea de irse del PRD y dar el salto a Morena, como la verdadera opción de izquierda.
El maltrecho PRD, sabe que no ganará la elección mexiquense, pero si puede alcanzar una buena cantidad de votos que lo lleve, incluso a trepar hasta el tercer lugar de los sufragios.
Para el PRD el horizonte es sumamente promisorio, ya que saldrá de la elección del Estado de México, sin triunfo en las urnas, pero con dos novios que buscan sus favores.
Son los casos del PAN, con quien se iniciaron los acercamientos hacia la elección presidencial y donde podrían concretarse una alianza, en la que el candidato presidencial sea el del PAN y el de la CDMX provenga del PRD, lo que parece sencillo, si es que Miguel Ángel Mancera mantiene su idea de ser candidato independiente.
Sin embargo, el partido que saldrá más fortalecido de los comicios mexiquenses será Morena, sin importar si gana o no el gobierno estatal, aunque las diferencias son muchas.
De ganar Delfina Gómez Álvarez se convertiría en la gran revelación política, por encima del sorpresivo triunfo de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco.
Delfina era una total desconocida hace seis meses y su popularidad creció en forma desmesurada.
La victoria de Delfina pondría a Andrés Manuel López Obrador como el probable ganador de la Presidencia de la República, sin importar los nombres de los otros candidatos y solamente expuesto a una situación grave de salud o de otro tipo, una chicana o un gran fraude electoral.
Correspondería a Delfina hacer un buen gobierno durante seis meses para afianzar las posibilidades de AMLO.
Si pierde Delfina, la cosa no sería tan grave, pero si obligaría al dirigente nacional de ese partido, AMLO, a ser más flexible en sus decisiones y tender puentes con los otros partidos de izquierda a los que requerirá en la elección presidencial.
Podría iniciar los acercamientos con algunos de los grupos dentro del PRD que si quieren la alianza con la izquierda y darse cuenta que solo no le alcanza para la victoria en 2018.
De no existir pruebas contundentes sobre fraude deberá ser más mesurado en sus reclamos y establecer nuevos mecanismos que eviten las fallas de siempre que se producen por no alcanzar el total de las casillas.
Los comicios del Estado de México, especialmente, son la gran lección hacia el 2018.