El “tío incómodo”
Francisco Rodríguez viernes 12, May 2017Índice político
Francisco Rodríguez
El delicado asunto de la seguridad pública en el sexenio se ha convertido en dos cosas, un negocio redondo y una pantomima cruel. Desde que se empoderaron, sin licitación alguna a las empresas de Ariel Zeev Picker Schatz, el dueño de Seguritech, como el monopolio indiscutible de la tranquilidad nacional en 22 estados de la República, esto ha sido el acabose.
Los funcionarios, que levantaron una cantidad de votos nada despreciable pregonando que la seguridad era lo suyo, que iban a arreglar el tiradero de Calderón Hinojosa en cien días, demostraron que tampoco sabían lo que ofrecían y es la fecha en que todo sigue peor. Con el añadido que comentamos:
La Conagua del defenestrado David Korenfeld forró al imberbe Picker Schatz más que de contratos, de auténticas concesiones ad libitum, donde el chico egresado de la Ibero, Ariel, no sólo se encargó de toda la seguridad de las instalaciones nacionales, sino hasta llegó a montar estaciones meteorológicas y cámaras carísimas para todo tipo de monitoreos.
Incluso, se le concesionó en el Estado de México la atribución de montar más de 15 mil camaritas de seguridad, ¡de 700 mil pesos cada una!, más el consabido mantenimiento, ofreciendo a la población que se iba a frenar la delincuencia.
Seguritech ha declarado en todos los foros y tonos que su eje es la salvaguarda del patrimonio individual, familiar y corporativo de personas y organizaciones privadas, pero la realidad es que durante la pesadilla ha sido principalmente beneficiario de Conagua y del DIF.
Desafortunadamente, la catástrofe desatada por Ernesto Zedillo al desaparecer Brigadas Blancas, DIPD, Judicial Federal y Dirección de Seguridad Nacional, como una venganza personal contra esos policías a quienes culpaba de haber detenido a su hijín en una redada por conducta atípica, hizo florecer a todo tipo de charlatanes.
Desde los militares jubilados que fueron encargados de las nuevas e inservibles corporaciones oficiales en todo el país, hasta los mercachifles de la seguridad privada, orientados sólo por su ambición, que al día de hoy acumulan mayor fuerza letal que las organizaciones represoras que dependen del gobierno.
Casi todos los policías e investigadores despedidos del sistema estatal de seguridad pasaron a engrosar los cuerpos directivos y operativos de las empresas llamadas de seguridad privada. Fue el nuevo filón de oro. Como todos sabemos, en la física como en la política, todos los vacíos se llenan más rápido que de inmediato.
Altos teóricos de la seguridad privada, como el español Manuel Sánchez Gómez-Merelo, se cansaron de advertir a los zedillistas sobre la necesidad de reglamentar el crecimiento desordenado y explosivo de esta modalidad de seguridad privada, que ya amenazaba con arrasar la fuerza de los estados.
Les dijeron que, en Europa, los ministerios del Interior, al percibir que de ser un tema complementario, los grupos de marras se habían convertido en una área estratégica dentro de las naciones en las últimas décadas, se apuraron a implementar organismos de control, del tamaño del monstruo al que se enfrentaban, a un milímetro de rebasar a las monarquías parlamentarias y todos los gobiernos constituidos.
Como nadie les hizo caso en México, actualmente las fuerzas armadas al servicio del enorme negocio de la seguridad privada en el país, rebasan el número de todos los elementos de los cuerpos preventivos de cualquier entidad federativa, e incluso del Ejército.
Sólo que bajo estrictas órdenes de obediencia, disciplina, sentido de la proporción y jerarquía, ausentes de los cuerpos oficiales de soldados y guaruras, donde todos hacen lo que quieren, y hasta se dan el lujo de desertar por cientos de miles para mudarse a los cárteles de la droga y de la delincuencia organizada. Al cabo, hacen lo que ven que hacen sus patrones del gobierno.
Las estructuras de alta tecnología, la capacitación, los mapas delincuenciales y la formación que reciben en información e inteligencia en las empresas de seguridad privada, superan muchas veces a los raquíticos protocolos de actuación y disuasión que se estilan en varias cuevas de represores institucionales.
Sobre todo, si tomamos en cuenta que los carísimos aparatos burocráticos de la tan mentada seguridad nacional, consumen el cinco por ciento del Producto Interno Bruto, cerca de 5 mil millones de pesos, a cargo de nuestros exprimidos bolsillos, y se encuentran sometidos a la penetración imperialista, a los moches, las mermas de los mandamases y a agigantar las vergüenzas nacionales.
Seguritech, a la cabeza indiscutible de todo este andamiaje
Y un añadido, las empresas de traslado de valores del sistema de seguridad privada se han convertido en útiles instrumentos para trasladar cualquier tipo de sustancias, como se lee en el texto de sus concesiones, toda vez que sus camionetas blindadas no pueden ser molestadas ni detenidas por ninguna autoridad federal o local en cualquier carretera o ramal del país.
Y p’acabarla de manchar, Seguritech se ha puesto a la cabeza indiscutible de todo este andamiaje, exponencial y explícitamente peligroso para la tranquilidad del país y de sus habitantes indefensos, que de por sí viven en la zozobra cotidiana de la falta de mando y de autoridad.
Los jefes de la droga, los gabachos, superiores jerárquicos de todos los grupos regionales de matacuaces, no tienen pendiente alguno: ellos también están protegidos por las concesiones gubernamentales a los grupos de seguridad privada. ¡Faltaba más, somos un país corrupto, pero de respeto!
¡Ah!, casi se me olvidaba mencionar el colmo de esta historia: al dejar la presidencia de la Fundación Isidro Fabela, Arturo Peña del Mazo —¿le suenan los dos apellidos?— un setentón de camisas chillantes que desde ahí manejó la compra de votos de la elección presidencial de su sobrino, señalado por…
… una vida de lujos, excentricidades y excesos de todo tipo, con yates, aviones particulares y muñequitas de carne y hueso —que sepa la bruja cómo atenderá—, se convirtió en el enlace entre los gobiernos estatales priístas y la empresa de negocios de proveeduría y construcción Gil and Eagle, y ahí fue donde se catapultó hacia el abarrote de la seguridad privada. Su destino era el coyotaje, nada sabe hacer.
A partir del favoritismo nacional volcado hacia las empresas de Ariel Zeev Picker Schatz, Arturo el setentón se convirtió en el hombre fuerte atrás de Seguritech para facilitarle todo tipo de relaciones gubernamentales, federales y locales al chamaco de la Ibero. Y ambos han llegado a extremos delicados.
Firman convenios con los gobiernos estatales de toda ideología para montar todas las estructuras de los C4 -Comandos de Control, Cómputo y Comunicaciones- responsables de monitorear desde protección civil hasta emergencias y desastres, conectados con patrullas y cuerpos de seguridad. Hasta ahí, más o menos bien.
El problema es que una vez que los gobiernos pagan, ellos desaparecen, jamás se vuelve a saber de los equipos y construcciones pactadas. El sello de la inmunidad de Los Pinos opera para cubrirlos como la famosa cabellera de Berenice protegía a los ejércitos espartanos del Asia Menor.
Lo dicho. Nada es serio, lo que tocan se convierte en mierda. “El tío incómodo” es el enemigo número uno de la seguridad pública. Un anciano rabo verde y hemorroidal que se ha forrado con nuestro dinero y que ha convertido la seguridad en un negocio fabuloso… y en su pantomima.
¿Y los secuestros, los asesinatos, la guerra contra el narcotráfico, el estado de Derecho, la convivencia pacífica, el respeto a los vulnerables?
¿Usted qué haría?, pregunta el Comandante de las Fuerzas Armadas.
Índice Flamígero: Asesinan a activista en Tamaulipas… Suma Guerrero 15 asesinatos en 24 horas… Matan a cinco en Boca del Río… Tales, los titulares, en un solo diario, del panorama criminal en el país. ¿Alguien se acuerda, todavía, de que el encargado de la seguridad es Miguel Ángel Osorio Chong? Y luego, Gobernación y Relaciones Exteriores desmienten al británico International Institute for Strategic Studies (IISS), que esta semana dio a conocer que México es el segundo país donde se registraron más muertes en conflictos armados en el 2016, sólo después de Siria. Para 2017, seguramente, nuestro país ocupará el nada honroso primer lugar. Da pena el gobierno ineficiente y corrupto, ¿a poco no? + + + Y en corrupción, por cierto, no cantan mal las rancheras. Este próximo lunes, cuando el titular del ISSSTE acuda a visitar el hospital “20 de Noviembre”, se encontrará con caras largas, debido a la podredumbre endémica. Un médico que ahí hacía su internado en anestesiología, se suicidó tras de que la “maestra” le negara calificaciones; un dizque doctor en medicina deportiva, canalizando a los pacientes de alta especialidad a las áreas en las que Dios le da a entender -y no entiende mucho-, y la muerte de media docena de pacientes trasplantados, por la falta de un reactivo que el jefe de compras -pariente del director del nosocomio- se negó a adquirir, porque la empresa alemana que lo surte se negó a pagar el moche de 10% más 20% que se le solicitaba. Si alguien le saca la lengua al chihuahuense Reyes Baeza, le irá bien. Pero hay más y de ello le seguiré informando.
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