Crimen organizado encabeza a “huachicoleros”
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 8, May 2017Como veo, doy
Jorg Palacios
- Pobladores piden investigar posible complicidad de policías y empleados de Pemex
- Puebla, la entidad con mayor número de tomas clandestinas para robo de combustible
Para quienes nada sabían de los ordeñadores de ductos de petróleos mexicanos (Pemex) o ladrones de combustible, mejor conocidos como huachicoleros, el tema estuvo en la prensa nacional y fue nota principal de casi todos los noticieros de radio y televisión a raíz de un violento enfrentamiento que tuvo el Ejército Mexicano con un grupo de pobladores de la comunidad de Palmarito, Puebla, donde hay fundadas sospechas de que en este poblado operan los llamados huachicoleros y detrás de ellos está el crimen organizado.
El surgimiento de los huachicoleros no es de ahora, tienen años robando a Pemex en diversas comunidades por donde atraviesan las líneas de conducción del combustible y lo mismo existen denuncias contra ellos en Puebla, que en Veracruz, Hidalgo, Guanajuato, Tabasco, Oaxaca y Tamaulipas, con la agravante de que este fenómeno social ha ido creciendo y hoy se sabe que al frente se han instalado fuertes grupos de la delincuencia organizada.
Luego de recibir una denuncia de una ordeña que se estaba realizando en la zona, elementos del ejército y la policía federal acudieron al lugar por lo que la presencia de los uniformados provocó una batalla campal donde los pobladores fueron azuzados por líderes criminales para repeler la intervención de las fuerzas de seguridad pública.
El saldo de este enfrentamiento fue de 10 personas fallecidas, cuatro militares y seis civiles que supuestamente eran parte de los llamados huachicoleros o por lo menos se identifican con ellos.
El violento enfrentamiento que se dio en Palmarito, Puebla, en la zona conocida como “El Triángulo Rojo”’, no deja lugar a dudas, en el robo de combustible la delincuencia organizada ha extendido sus redes para hacer negocio con dinero fácil y además de distribución de drogas, trata y tráfico de personas, esclavitud sexual y secuestros, han agregado a su lista de delitos la ordeña de los ductos de Pemex, y por lo que se vio en el transcurso de la semana pasada, estos grupos están dispuestos a todo en la defensa de un territorio en el que han sentado sus reales para delinquir.
Lo grave de este asunto es que, sea por necesidad, por amenazas o porque no tienen otra opción en materia laboral, los pobladores del lugar se han puesto de parte de los grupos delincuenciales que lucran con el combustible que le roban a Pemex.
Reiteramos que el problema del robo no es nuevo, pero lo que sí es un hecho es que las autoridades estatales no han hecho su trabajo para combatir este tipo de delitos, sea por omisión o por complicidad, porque de que es un jugoso negocio de eso no hay duda y al parecer los huachicoleros no son los únicos que tienen las manos sucias.
Y cuando señalamos que las autoridades estatales no están haciendo bien su trabajo, es porque la vox populi lo mismo señala a las policías estatales y municipales por hacerse como que la virgen les habla en este tipo de delitos o porque se rumora que son las autoridades y trabajadores técnicos de Pemex las que han hecho equipo con los delincuentes, y en esto último los indicios surgen porque para hacer una correcta toma clandestina, para sustraer el combustible, se requieren conocimientos altamente calificados e información exacta de los lugares por donde pasan los ductos.
Según reportes oficiales de Pemex, en los dos últimos años, tan solo en Puebla, los “huachicoleros” incrementaron sus ingresos por más de 2 millones de pesos al día, y de obtener unos 150 mil pesos diarios entre 2011 y 2014, los ordeñadores captaron mil 233 por ciento más entre 2015 y 2016. Por otro lado, el número de tomas clandestinas escaló en Puebla en los últimos dos años al pasar de 748 en 2015 a mil 533 en 2016.
Es precisamente en ese contexto delictivo, como la semana pasada se dio la intervención de las fuerzas armadas federales y derivó en el enfrentamiento en Palmarito y por ende el resultado de diez personas fallecidas, situación que tal vez se hubiera evitado si los encargados de la seguridad en la localidad hubieran actuado a tiempo y no se hubiera dejado crecer el referido robo clandestino de combustible.
Cabe precisar que hay datos que hablan del robo de combustible como uno de los delitos más redituables para el crimen organizado y esto se puede confirmar en la férrea defensa que los delincuentes hicieron al jugoso pero ilícito negocio en Palmarito, Puebla.
¿Y las autoridades?, se preguntan en Puebla y demás entidades donde los huachicoleros hacen de la suyas con total impunidad.
VA MI RESTO.- Reportes militares señalan que en los últimos 6 meses los huachicoleros que operan en el estado de Puebla han realizado 15 ataques contra militares en el llamado Triángulo Rojo. Esos mismos reportes revelan que los grupos delictivos tienen como estrategia provocar a los elementos del Ejército con el fin de generar actos violentos que hagan ver como víctimas a los delincuentes.
Por lo que entonces lo de Palmarito no debe verse como un enfrentamiento coyuntural con los llamados huachicoleros, no, y por el contrario el asunto se debe ver como un reto que el crimen organizado está haciendo a las instituciones, y en ese marco contextual las autoridades federales deben actuar para restablecer el orden en la zona, para acabar con el robo de combustible a ductos de Pemex y, lo más importante, devolverle la tranquilidad a los habitantes que padecen esta problemática, y hasta ahí porque como veo, doy.