La confesión de Trump
¬ Augusto Corro martes 2, May 2017Punto por punto
Augusto Corro
Para ser sinceros, ni el mismo Donald Trump pensaba que ganaría la presidencia de Estados Unidos , el país más poderoso del mundo. Y tampoco tenía la menor idea de que gobernar fuera tan difícil.
En sus cien días al frente del gobierno el mandatario y sus principales promesas de campaña se encuentran estancadas.
Solo le funcionaron sus bravatas contra México relacionadas con la construcción del muro fronterizo y el Tratado de Libre Comercio.
Los demás problemas de Trump se encuentran en lista de espera de una solución. Uno de esos conflictos, de pronóstico reservado, es su enfrentamiento con Corea del Norte. Un problema mayúsculo porque se habla de una guerra nuclear.
El espíritu rijoso del republicano lo llevó a implantar una política nacional e internacional impredecible. Un día ataca a medio mundo, al otro día se desdice. En el uso del tuit se notó su frivolidad para tratar los temas de trascendencia, y en las madrugadas envía sus mensajes.
En sus cien días de gobierno, el magnate ya reconoció que gobernar no es como creía. “Pensé que sería más fácil. Es diferente a llevar una empresa, aquí se necesita corazón, en los negocios no”, dijo el mandatario.
O sea que el flamante presidente estadounidense llegó con una idea equivocada a gobernar, apoyado en su experiencia empresarial que es muy diferente al manejo de un país. Esta fue el gran error del magnate.
En resumen, la inexperiencia de Trump lo llevó a pelear contra el islam, provocar incertidumbre en el mercado mundial, agudizar el mal trato en las deportaciones de indocumentados, etc.
Con ese espíritu bélico ¿cómo podría fácil gobernar? En fin, Trump seguirá firme en sus promesas de campaña, que tan buenos resultados le dieron para llegar al poder. El electorado estadounidense, como el de otras partes del mundo, también se dejó llevar por las falsas esperanzas.
En la realización de sus proyectos políticos, el presidente desde el inicio del mandato enfrentó obstáculos, no así en sus actividades sociales, en las que gasta un dineral de los estadounidenses. Trump gastó más en viajes en 100 días, que Obama en dos años.
Un asunto que tarde o temprano afectará al multimillonario, es el conflicto de interés, de él y su familia. ¿Cómo separar la política de los negocios que enriquecieron a los Trump? Imposible. Esta historia aún no termina.
Anaya y su buena estrella
El dirigente del Partido de Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, entró a la política con el pie derecho. Su trayectoria lo llevó muy rápido a la presidencia de ese organismo político. Nada fácil. Logró triunfar sobre los calderonistas y otros grupos.
En las últimas elecciones estatales le fue bien. El blanquiazul le arrebató siete gubernaturas al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ese resultado colocó a Anaya en los cuernos de la luna.
Esa condición favorable le permitió la suficiente autoridad para sentirse uno de los candidatos panistas con más posibilidades para participar en la candidatura presidencial en el 2018. En la lucha electoral se encuentran la ex primera dama Margarita Zavala de Calderón, esposa de Felipe Calderón; y el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
El dirigente panista fue interrogado, hace varios meses, si tenía pensado buscar la candidatura para representarlo el año próximo. Dijo que la respuesta la tendría después de las elecciones del mes de junio, una vez que se conozcan los resultados del blanquiazul en el Estado de México (Edomex).
Y aquí es precisamente, donde a Anaya se le complicará su situación política, porque no se ve por ningún lado que la blanquiazul Josefina Vázquez Mota pudiera ser la ganadora en la citada entidad. Su campaña no levanta y ya son pocos días los que tiene para convencer a los electores que voten por ella.
Si Acción Nacional no gana, los bonos del líder panista bajarán.
No tendrá el suficiente brillo de ganador, como en las elecciones estatales recientes, para oponerse a Margarita Zavala y a Rafel Moreno Valle. Su proyecto político será alterado, quizás hasta desaparecerlo.
Los adversarios políticos de Anaya esperan el momento de definición para que alguno de ellos reciba la bendición del partido para entrar de lleno a la campaña política. En el presente, la lucha interna se sobrelleva, algo que no ocurrirá tras las elecciones del Edomex. ¿Seguirá viva la buena estrella de Anaya? ¿Usted qué opina amable lector?