Faltan líderes
¬ Salvador Estrada jueves 20, Abr 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
El Congreso del Trabajo tiene nuevo presidente que no sabía que había sido electo, porque no conoció la convocatoria, según lo expresó el día de su toma de posesión ante el Presidente de la República.
En efecto, Carlos Aceves del Olmo, el sustituto de Joaquín Gamboa Pascoe, en la Confederación de Trabajadores de México, es “el mero papas fritas” del Congreso del Trabajo, el organismo de todos los trabajadores organizados y de la lucha del proletariado. Los sindicatos afiliados, al parecer representan 10 millones de trabajadores, según presumía Fidel Velázquez, fundador de la Confederación de Trabajadores de México, CTM, que dirigió durante más de cincuenta años.
Velázquez, que presumía su origen de “trabajador lechero”, en la Hacienda El Rosario, y que por influencia de Vicente Lombardo Toledano, se cultivó en los libros y leyó “El Capital, de Carlos Marx, fue también fundador del Congreso del Trabajo, del cual se sentía orgulloso, porque desde ahí el movimiento obrero organizado luchaba por sus conquistas sindicales. Pero ahora, tras la muerte de los dirigentes cetemistas, que sustituyeron a don Fidel, Leonardo Rodríguez Alcaine y de Joaquín Gamboa Pascoe, el nuevo líder de la Confederación de Trabajadores no sabe qué hacer, ni con la CTM ni con el Congreso del Trabajo.
En la CTM “ya no se paran ni las moscas” cuando en los tiempos de Fidel Velázquez la antesala de la oficina del dirigente estaba saturada de políticos. El edificio de la Confederación “es un elefante blanco”. Y el inmueble del Congreso del Trabajo está deteriorado y sus baños carecen de agua y lucen sucios. Y los trabajadores o sus líderes por ahí no asoman ni la cabeza. Este organismo vive de milagro y no de las cuotas de los sindicatos afiliados.
Carlos Aceves del Olmo, sin lucha que librar en defensa de la clase obrera, y sin nada que informar a los medios, “se acabaron las conferencias de prensa”, para no aburrirse, ha cesado a algunos trabajadores de la CTM, que con años de prestar sus servicios, se fueron de la noche a la mañana por orden del secretario general. Pero eso sí, Del Olmo está apoyando a sus familiares y amigos y les ha conseguido coloc aciones en algunas instituciones del gobierno federal.
Y ahora que se requiere del apoyo solidario de la clase obrera para que nuestro país salga adelante del marasmo en que los problemas sociales lo han llevado, los sindicatos y sus trabajadores no se ven por ningún lado, por carecer éstos de un liderazgo.
El movimiento obrero, que el primero de mayo demostraba en el desfile todo su poderío y en mantas demandaba, mejores prestaciones y más salarios y hacía reclamos al gobierno, vive ahora “el sueño de los justos”.
Del Olmo tiene ahora la misión histórica de revitalizar y de levantar al movimiento obrero a través del Congreso del Trabajo y convocar a sus integrantes a reuniones de trabajo político y tomar decisiones para la lucha social y mejorar con ellas las condiciones de los trabajadores y sus familias y apoyar al gobierno federal para que Estados Unidos suspenda su política antimigrantes y se olvide del muro de la ignominia. Pero hasta ahora nada de nada.
Claro que en este caso “no se le puede pedir peras al Olmo” y solamente queda esperar que surjan líderes en el movimiento obrero y en los partidos políticos, que tanta falta le hacen a este país.
El pueblo quiere y desea líderes, porque ya no cree ni en los partidos, ni en los políticos y mucho menos en sus sindicatos y sus dirigentes, que sólo cobran cuotas pero no hacen nada para defender sus derechos. Se enriquecen y se hacen viejos.