Nuevo escándalo en Morelos
¬ Augusto Corro jueves 20, Abr 2017Punto por punto
Augusto Corro
En medio de un ambiente político enrarecido, ocurrió el asesinato de Juan Manuel García Bejarano, empresario organizador de la Feria de Cuernavaca 2017.
El presunto homicida, José Fierro Escobar, fue detenido momentos después de matar a balazos a su víctima, quien participaba en una cabalgata previa a la inauguración del citado evento.
Ante las autoridades, Fierro Escobar declaró que le pagaron por cometer el crimen y señaló al presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, como el autor intelectual de ese delito.
También mencionó a “un güero con acento español”, supuestamente brazo derecho del ex futbolista e identificado como José Manuel Sanz.
A ese señalamiento, el ex jugador dijo que lo acusan de cosas graves.
“No huyo de la justicia, me voy a defender”, recalcó. Explicó que las imputaciones fueron originadas por el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, para que lo destituyan del cargo público.
En esas condiciones, la pugna gobernador-alcalde se recrudeció al extremo. Blanco y representantes de diferentes sectores sociales se oponen a la política de Graco, quien no cumplió sus promesas de campaña.
En Morelos, la ola de violencia colocó a esa entidad, como una de las más violentas de México.
En fin, el caso de la muerte de García Bejarano se encuentra en manos de las autoridades en una época en que el gobernador, de extracción perredista, tiene todo en contra. A pesar de su ineptitud como funcionario busca la Presidencia de la República.
TRUMP Y SUS ABUSOS
Como se sabe, en Estados Unidos (EU) su presidente republicano, Donald Trump, continúa con la detención y deportación de los indocumentados mexicanos.
Sin contemplación alguna, los agentes migratorios aprehenden a los sin papeles o ilegales e inmediatamente los expulsan.
En algunos casos aparece la tragedia inmediatamente: la inmigrante Maribel Trujillo Díaz, madre de cuatro ciudadanos estadounidenses, fue deportada a México.
A pesar de que agotó todos los recursos para permanecer en aquel país, las autoridades se mostraron enérgicas y sordas.
Trujillo Díaz llegó a EU hace diez años y pidió asilo. Ella huía de la violencia desatada por la delincuencia organizada en Michoacán. Con la mencionada deportación quedó demostrado que Donald Trump no deporta a los “criminales”, sino que sus expulsiones alcanzan también a las madres de familia, que abandonan a sus hijos.
LA RENDICIÓN DE CUENTAS
Mientras no se aplique alguna ley para controlar la voracidad y ambición de los gobernadores, estos continuarán con los saqueos al erario.
En cuanto un mandatario estatal deja el poder, automáticamente se piensa en la situación en que dejó a su estado. Es casi una tradición que los gobernadores salgan con las bolsas llenas de dinero, ilegal, tras seis años en el poder.
Y nos referimos a los mandatarios de todos los partidos políticos. Parece que en materia de organizaciones políticas y sus representantes saqueadores no tienen diferencias.
El tema viene a cuento porque está de moda la persecución y captura de gobernadores enriquecidos inexplicablemente.
El último detenido de una larga lista de delincuentes fue Javier Duarte de Ochoa, quien se encargó de dejar vacías las arcas públicas veracruzanas.
Cuando aún gobernaba, las voces de denuncian señalaban la difícil situación que se vivía en Veracruz, que era gobernado por un inepto como Duarte de Ochoa.
En los casi seis al frente de la administración, la delincuencia organizada alcanzó índices muy elevados. La seguridad desapareció y el terror llegó y ahí sigue. El sábado pasado, Duarte de Ochoa fue detenido en Guatemala, luego de varios meses de andar a salto de mata.
Todas las policías sabían dónde se encontraba escondido el veracruzano, menos los investigadores mexicanos.
Al final de cuentas, se decidió por la captura, que resultó un juego de niños. Tan fácil fue el hecho de la detención, que Duarte de Ochoa, no dejó de aprovechar la situación para soltar unas sonrisas. A toro pasado, el ex gobernador veracruzano será juzgado y posiblemente enviado a la cárcel por varios años.
El ex mandatario estuvo hasta un sexenio con un sinnúmero de privilegios y abusos que le permitieron enriquecerse inexplicablemente. Como casas, abrió decenas de cuentas bancarias y desvió recursos públicos que suman miles de millones de pesos.
Se trató de saquear el tesoro público todos los días, ante los gobernados que sabían del manejo ilegal del dinero, pero sin posibilidades de exigir cuentas al gobernador. Ni ellos ni nadie que lo llamara a la legalidad.
Como señalamos arriba, no es Duarte de Ochoa el único mandatario que mete la mano en el erario para enriquecerse, son muchos los empeñados en el saqueo de los recursos públicos, sabedores de que sus acciones ilícitas difícilmente serán castigadas. Sobran los ejemplos de la rapiña sin castigo de esos funcionarios públicos.