El diablo y el Estado
Alberto Vieyra G. viernes 14, Abr 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Dónde comienza el Estado y donde terminan las mafias, o dónde comienzan las mafias y donde termina el Estado? ¿Son el Estado y las mafias, la misma cosa? ¿Quienes tienen la obligación de proteger nuestras vidas y nuestros bienes, son nuestros verdugos?
Y es que mire usted, a Carlos Salinas de Gortari, los halcones de Washington lo doblegaron para que firmará el TLCAN.
Lo amenazaron con exhibir a su hermano Raúl como socio e interlocutor entre el gobierno salinista y los jefes de los cárteles de Cali y Ciudad Juárez, Gilberto Rodríguez Orejuela y Amado Carrillo, mejor conocido como “El Señor de los Cielos”. Se sabría incluso que en la hacienda Las Mendocinas se realizaban unas millonarias entregas en dólares, y que los jueves de cada semana, el semáforo estaba en verde a lo largo y ancho del país para todos los cárteles de la droga.
Además, los gringos revelarían que en los archivos de Washington, estaban los datos sobre la corrupción que ahogaba al régimen salinista. Amenazaban también con desconocerlo como presidente, a razón de haber surgido de una elección fraudulenta en 1988. Le habían encontrado a Carlos Salinas su talón de Aquiles. Dobló las manos, firmo el TLCAN y como por arte de magia los gringos esconderían las pruebas.
Para los habitantes quedaba muy claro desde entonces que el Estado y las mafias eran lo mismo. El narcotráfico era política, la política era narcotráfico, la Iglesia era narco, el narco estaba incrustado en la Iglesia, exactamente como mandan los cánones de la “Camorra” italiana. ¿Por qué hago historia? Nuevamente sale la corrupción. El 30 de marzo pasado, el ex fiscal de Nayarit, Edgar Veytia “El Diablo”, fue detenido en EU bajo los cargos de introducir drogas y formar parte de los cárteles de los Beltrán Leyva, “Los Zetas” y el “Cártel Jalisco Nueva Generación”.
“El Diablo” fue propuesto para el cargo de fiscal en el estado de Nayarit por el gobernador, Roberto Sandoval, a quien cuando “El Diablo” se le apareció, estuvo a punto de provocarle un infarto. ¿El gobernador sabía que su empleado, representante del estado, era miembro dell crimen organizado?
Si lo sabía, malo. Porque entonces, Roberto Sandoval es cómplice de Veytia y de las mafias. Pero si no lo sabía, aún peor porque ello nos dice que el estado de Nayarit es “gobernado” por un ingenuo que no sabe quiénes son los funcionarios de su gobierno e ilusamente cree que son unos santos.
El asunto es grave, otra vez estamos ante el estado coludido con el crimen organizado. ¿Por qué grave? Porque ambas mafias, con todo el poder han contribuido a una tenebrosa malformación social. Los crímenes y las fosas comunes son el pan nuestro de cada día.
Por ello, para los periodistas nos es cada vez más peligroso escribir. Pero el asunto de “El Diablo” de Nayarit, no sólo se le apareció al gobernador, sino también al PRI.