La métrica de la pobreza
¬ Alejo Sánchez Cano miércoles 12, Abr 2017Como veo, doy
Alejo Sánchez Cano
En los últimos días, tal vez semanas o meses, la austeridad es un tema obligado en las conversaciones, lo mismo hablan de ella en la administración pública, en los partidos políticos, en las cantinas, restaurantes, cafés, sea en el desayuno, comida o cena, en el trabajo, en casi todo tipo de reuniones de interacción social, en los centros deportivos o religiosos, en todos lados.
El tema da cuenta de una situación de crisis mundial y de que ésta ya alcanzó a la economía mexicana, situación local que aunque los expertos hablan de estabilidad financiera, la realidad nos dice que las expectativas de crecimiento están detenidas y lo peor, entre la clase trabajadora hay nerviosismo por los despidos que esto pudiera provocar.
La austeridad, recortes o ajustes al gasto público, son el reflejo inequívoco de que en materia económica las cosas en nuestro país no están del todo bien o por lo menos que el panorama es nada halagüeño. Y es que por un lado el gobierno federal habla de un presupuesto base cero para 2016; en la administración capitalina de una ahorro considerable en sus gastos como parte de un plan de austeridad; los legisladores se pronuncian por la renuncia a diversas prestaciones como medida de amortiguamiento a la contingencia económica; en los partidos políticos adelantan que sus prerrogativas sufrirán recortes como medida de prevención y apoyo a los planes de ahorro. Es decir, todos piensan en la fórmula de gasta mejor y hacer más con menos, que es la misma que anunció el presidente Enrique Peña Nieto para el funcionamiento y operación de la segunda mitad de su sexenio.
Indicadores de este escenario de crisis, austeridad y nerviosismo sobran, baste con asomarse a las oficinas donde se ejercen recursos públicos. Y sí, hay propuestas de recortes, de austeridad, pero lo que los trabajadores no quieren es que haya recorte de personal, de ahí el nerviosismo, sobre todo porque ya de por sí los sueldos de las mayorías no alcanzan para cubrir sus necesidades básica y luego todavía pensar en quedarse sin trabajo, pues no más no les cuadra el tema de la austeridad y tienen razón.
MANO ALTA.- El proyecto base cero, que impulsa la Administración Pública Federal para 2016, entre otros, tiene como objetivo, gastar menos y mejor, priorizar los apoyos a los programas sociales y continuar con el impulso a la inversión, lo cual implica una revisión de la estructura del presupuesto con un enfoque de eficiencia y austeridad en programas presupuestarios, estructuras orgánicas y proyectos de inversión.
El presupuesto base cero plantea diversos escenarios a trabajar: eliminación o modificación de programas con bajo impacto y de programas con bajo desempeño de acuerdo con el Sistema de Evaluación del Desempeño; fusión de programas complementarios o duplicados; re-sectorización de programas para una mejor vinculación institucional y administrativa; fortalecimiento de programas prioritarios para el desarrollo nacional e identificación del gasto estrictamente ineludible.
En el mismo sentido, se propone la eliminación o fusión de estructuras orgánicas con funciones duplicadas o complementarias y se re sectorizarán Unidades Responsables o plazas cuyas funciones sean más eficientes en otras dependencias de la Administración Pública Centralizada. Es precisamente este último punto el que los empleados de la administración pública federal no dejan de observar y la pura lectura de la medida los pone nerviosos.
CARTAS MARCADAS.- El coordinador parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, Marko Cortés, dice que su partido ya presentó una iniciativa para reducir de 65 a 35 el porcentaje de salario mínimo que se contempla en la fórmula de distribución de recursos a los partidos. Pero dicha propuesta aún espera su turno a comisiones, ya que éstas aún no se integran, y -por lo tiempos que requiere para su dictamen, discusión y aprobación- difícilmente entraría en vigor el año entrante por tratarse de una reforma constitucional que requiere la aprobación de la mayoría de los congresos locales. O sea.
PASO SIN VER.- El gobierno de la ciudad de México, que encabeza Miguel Ángel Mancera, también se ha sumado a los planes para afrontar la contingencia económica, dice que su administración ha adoptado un Plan de Austeridad para el año 2016, mediante el cual prevén ahorrar hasta mil 300 millones de pesos. Entre sus acciones plantea reducir gastos en materiales de oficina y fotocopiado, papelería; economía en diversos servicios como la telefonía y consumo de agua y energía eléctrica. Aunque la medida no contempla la reducción de salarios ni el despido de personal, pero sí el congelamiento de las plazas vacantes, el nerviosismo entre los trabajadores del gobierno capitalino sigue latente.
VA MI RESTO.- Así las cosas, en verdad es deseable que el tema se aborde con mucha seriedad, que no sea pasajero o responda a una moda coyuntural, porque de que hay necesidad de hacer ajustes al gasto público nadie lo duda, como tampoco nadie duda que esta medida deba alcanzar a los tres poderes del Estado o, en otras palabras, a todos quienes manejan recursos públicos, pero que eso genere desempleo en lugar de fomentarlo ni con los ojos cerrados. Y hasta ahí porque como veo, doy.