Josefina, irreconocible
Ramón Zurita Sahagún lunes 10, Abr 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si de algo careció Josefina Vázquez Mota como candidata presidencial, fue de enjundia, su figura no transmitía nada.
Se veía opacada, sin discurso, sin estrategia y hasta sin equipo.
De figura menuda, de voz mesurada, sin graves y agudos que le den énfasis a sus palabras, Josefina no transmitía nada en aquella etapa, por lo que fue cayendo en las preferencias electorales y relegada al final de la contienda hasta el tercer lugar de las preferencias ciudadanas, muy alejada de los números del candidato ganador, Enrique Peña Nieto.
Josefina está lejana de ser una figura política que atraiga multitudes. Ella se encuentra muy distante de eso, procuraba jalar la atención con propuestas, a las que nadie hacía caso.
Sin embargo, eso fue en el pasado. En la actualidad Josefina cambió su perfil político, se volvió pendenciera, rijosa, confrontadora y asesta el primer golpe, recordando el viejo adagio de que quien pega primero, pega dos veces.
Le gusta debatir, polemizar y discutir, aunque no sean temas de propuesta o proyecto de gobierno, sino de corrupción, hartazgo, molestia y rechazo, sobre y quién tiene la peor fama entre los partidos políticos y los candidatos.
A Josefina le cambiaron el chip, para entrar en una contienda electoral que muchos anticipan se dará entre dos candidatos y ninguno de ellos es Josefina.
De acuerdo con encuestas, sondeos, análisis y opiniones de los supuestamente expertos, en el Estado de México, el elector decidirá entre dos grandes candidatos o partidos: Alfredo del Mazo y la vieja tendencia priísta y Delfina Gómez, del nuevo partido, Morena.
A Josefina la excluyen de esta contienda, después de que en un principio encabezaba las preferencias ciudadanas y el propósito de la panista es reinsertarse en una contienda de tercios, para definir el resultado en forma cerrada.
Josefina ataca todos los días en sus discursos y videos la corrupción priísta y recurre al llamado del hartazgo ciudadano, ante un partido que ha gobernado por 88 años la entidad y que, asegura, no ha respondido a las necesidades de una población rezagada.
Pero Morena y su candidata no quedan al margen de este golpeteo sistemático asumido por la candidata panista, ya que Delfina Gómez es cuestionada por una supuesta mala administración como alcaldesa de Texcoco.
Josefina le critica a Delfina la liquidación de casi 500 mil pesos que recibió del ayuntamiento de Texcoco, al separarse del cargo, una cifra irrisoria si se consideran los más de 900 millones de pesos destinados a su fundación por parte del gobierno federal y que no han sido transparentados lo suficiente.
Habla de corrupción de los gobiernos priístas, mientras que sus hermanos y su padre son investigados por la PGR por un eventual delito de lavado de dinero.
Va hasta Atlacomulco la tierra del mítico grupo del mismo nombre y oriundez de los ancestros del candidato priísta, Alfredo del Mazo, para atizarles, bajo la argumentación del apellido dinástico y de que este grupo continuará engañando a la población mexiquense.
La panista sabe que no hay demasiado tiempo para recuperar el terreno perdido y eligió la táctica de la confrontación, el enfrentamiento, la diatriba, la riña, para intentar recuperar el tiempo perdido en lo que deshojó la margarita y se decidió a participar como candidata de su partido al gobierno mexiquense.
Inicia la segunda semana de campaña con una estrategia nueva y busca que esta impacte y se olvide la imagen que proyectó en 2012 y que lejos de convencer al electorado, la marginó de la competencia real.
Al parecer en esta ocasión dejará atrás la pasividad que le caracterizó en el pasado reciente y aunque su voz continúa sin grandes inflexiones que la modulen e intenta gesticular, su rostro se mantiene rígido, con una mueca de sonrisa que no motiva mucho.
La campaña sigue su ritmo y mientras Josefina endurece su discurso y sus ataques son frontales, del Mazo prosigue con su discurso rosa y sus propuestas dirigidas a las mujeres, en un esfuerzo por minimizar los feminicidios que en el Estado de México encontraron su mayor proyección, con el mayor número de ellos ocurridos anualmente. Ofrece plazas, bonos y todo lo que pueda jalar votos a su favor, aunque se desconoce si el presupuesto le alcanzará para ello.
Delfina continúa a la búsqueda de mayores apoyos que le otorguen el respaldo necesario para alcanzar la victoria y a la espera de que se le sumen nuevos adeptos y contingentes de indecisos y de militantes de otros partidos y hasta uno que otro candidato que no alcanzará la fuerza suficiente para entrar en la contienda por los votos.
Por lo pronto, la mayor novedad de estas recién iniciadas campañas es la nueva estrategia de Josefina y los mandobles que tira, para salpicar a todos y sepultar los comicios del Estado de México en un lodazal, donde nadie pueda salir limpio.
EL MÚSCULO PERREDISTA
Está plenamente confirmado que en el Zócalo de la Ciudad de México no caben arriba de cien mil personas, al mismo tiempo, aunque los partidos políticos manejan cifras por encima de ese número.
Apenas el sábado pasado, el perredismo mostró que cuenta, todavía, con su músculo de fuerza que puede reunir grandes contingentes para dar muestras de unidad. En los perores momentos de su existencia y próximo a cumplir 28 años, los perredistas se reunieron a convocatoria de su dirigente nacional, Alejandra Barrales y manejaron cifras de asistencia de doscientos mil personas, aunque son muchos los que dudan que con todo y los situados en calles aledañas se hubiese podido reunir ese número de simpatizantes.