El renovado y vigoroso PT
Ramón Zurita Sahagún viernes 7, Abr 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Del ayer al hoy del Partido del Trabajo hay grandes diferencias benéficas para el organismo político, del que es dueño Alberto Anaya Gutiérrez.
Hace unos cuantos meses, el Partido del Trabajo sufría una espantosa agonía. Sus números no cuadraban y estaban a punto de perder su registro como partido político, luego de una desastrosa elección federal en 2015. El oportuno auxilio del PRD y del PRI le permitió mantener el registro, cuando el primero de ellos no postuló candidato a la elección extraordinaria de diputado en un distrito de Aguascalientes, permitiendo al PT captar los votos de la izquierda y el PRI lo arropó en los siguientes comicios en una extraña alianza en varios estados del país.
Hoy, el PT paga aquellos favores del PRD, recibiendo en su fracción a los nueve senadores que renunciaron al sol azteca, con lo que milagrosamente se convierte en la fuerza representada en la llamada Cámara alta.
Cuestión de reglamentos, aunque los petistas saben que el tránsito es temporal, ya que los nueve senadores y otros más que conforman su fracción se irán pronto a Morena.
Mencionamos que es cuestión de reglamento, ya que por ser un partido de reciente creación y no haber participado en los comicios de 2012, el Movimiento de Regeneración Nacional que encabeza Andrés Manuel López Obrador, no tiene derecho a formar su propia fracción, aunque sean numerosos los legisladores que la pueden conformar.
Entonces se refugian en el PT y relegan al PRD como cuarta fuerza representada en el Senado de la República.
Los retruécanos y bondades del sistema político mexicano permiten hacer cosas extrañas y que los legisladores salten de una fracción hacia otra, con tal de beneficiarse del dinero público.
La representatividad del PT en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados es simple espejismo. En la fracción del PT original, formada en 2012 hay cinco personajes que en el momento adecuado se pasarán a la filas de Morena: Layda Sansores, Martha Palafox, David Monreal, Manuel Bartlett y Ana Gabriela Guevara. Los cinco se integraron al PT para este partido pudiera formar su fracción legislativa (se requiere de cuando menos cinco) y tanto él como sus integrantes tuvieran acceso a dinero extra.
Igual había sucedido en 2006, cuando el PRD prestó a varios de sus integrantes para que conjuntamente con Ricardo Monreal fueran parte de ese grupo.
Así ha sobrevivido el PT, durante largos años, con escasos triunfos electorales (pero con muchos amarres por todos lados) siendo los más representativos los obtenidos dos ocasiones en que gobernó la capital de Durango.
El PT siempre se formó como un lastre que arrastró el PRD en sus alianzas en favor de sus candidatos presidenciales.
Con todo y ello, los resultados no los favorecían en las urnas.
Es cierto que dieron la sorpresa en su primera incursión presidencial, con candidato propio. Cecilia Soto, una ex parmista registró cerca de un millón de sufragios y ventiló la posibilidad de un futuro promisorio.
Desde aquel entonces, el lema de campaña de Cecilia fue “el partido de las mujeres”, algo que refrenda hoy el PT, siendo la única fracción en el Senado de la República que mantiene la equidad de género.
Después de su primera participación en una elección presidencial, el eterno dirigente del PT, Alberto Anaya, decidió sumarse al PRD y apoyar a sus distintos candidatos presidenciales que han sido solamente dos en tres comicios distintos: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador.
En aquel entonces los votos se contabilizaban en conjunto, basados en las alianzas y era en forma interina que cada partido realizaba sus acuerdos y repartían dentro de las plurinominales cuántas correspondí a cada uno.
De esa manera, el PT pudo siempre mantener sus fracciones en la Cámara de Diputados.
En 2006, el PT formó parte de la alianza del PRD con ellos y Convergencia, de donde emergió su primera bancada en el Senado, de la que formaron parte su presidente vitalicio, Alberto Anaya Gutiérrez y algunos préstamos perredistas como Ricardo Monreal Ávila, quien la coordinó.
Por escaso margen, el PT se quedó a menos de medio punto porcentual de ser parte del triunfo de su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.
En 2012 nuevamente fueron en la alianza con AMLO, alcanzando una nueva cuota de curules y escaños que mantuvieron en la LXII Legislatura y ahora en la Cámara de Diputados en la LXIII.
Claro que en esta última puso en riesgo su vigencia como partido político con registro, al no alcanzar los votos suficientes que le mantuvieran el registro y esperar hasta la realización de los comicios extraordinarios en un distrito electoral federal de Aguascalientes y respirar aliviado con esos votos de último momento.
Fueron meses angustiantes en que los petistas sentían que se les iba la vida y el negocio del partido político, aunque llegaron los salvadores perredistas, a los que ahora les arrancaron la mitad de sus integrantes para sumarlos a su antes escuálida fracción legislativa senatorial.
Y es que por esta ocasión, los votos contabilizados fueron por partido, a pesar de las alianzas establecidas y el PT estuvo a punto de quedarse fuera, por la escasa respuesta de los electores.
Qué le depara el destino al PT en 2018, poco, porque seguirán contando los votos por partido, a pesar de las alianzas y sus candidatos no representan nada para los ciudadanos, aunque queda la esperanza de que Morena le preste a algunos de los personajes que cobijó en el Senado de la República y eso le aumente la cuota de sufragios, cuando menos para mantener el registro.