¿Marta no, “Cocoa” sí?
¬ Gustavo Mora martes 26, Oct 2010Nostálgicos y acelerados
Gustavo Mora
Kilos de papel y miles de litros de tinta se gastaron en la pretendida obsesión de Marta Sahagún de Fox por llegar a una candidatura presidencial heredada. ¿Cuánto dedicarán las computadoras y los modernos aparatos que traen locos a los chavos en la imposible candidatura de Luisa María Calderón Hinojosa para ser gobernadora de Michoacán?
El presidente Felipe Calderón Hinojosa debe pensarlo muy a fondo para convencer a su hermana mayor de que en primer lugar, Michoacán es territorio del Partido de la Revolución Democrática que lleva tres gobernadores. Y después… ¿es conveniente repetir los ataques a la familia presidencial por lo que pudo haber sido y no fue?
Luisa María Calderón Hinojosa tiene algo de trayectoria política y Marta Sahagún de Fox no tenía ninguna, más que una derrota a nivel municipal en Celaya. Pero no se vale que mediocridades de la talla de los gobernadores Juan Manuel Oliva (Guanajuato) y Marco Antonio Adame (Morelos) y colaboradores del equipo presidencial, como Bruno Ferrari pongan en riesgo aparición de libros como el de Olga Wornat.
Ella misma debe desbaratar estos absurdos y no poner en predicamentos a la familia. ¿Se imaginan que la candidatura se diera (como dicen los clásicos: sin conceder) y “Cocoa” sufriera una escandalosa derrota electoral? Ya su hermano Felipe intentó ser gobernador y le ganó el priísta Víctor Manuel Tinoco Rubí.
El mejor consejo que le podemos dar es: a gobernadores y colaboradores necios, oídos sordos.
¡Y punto!
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Javier Lozano Alarcón es de cabeza dura y no da su brazo a torcer. Después de la paliza que Ricardo García Cervantes le dio a su colaborador Álvaro Castro en el Senado de la República, lo quitó de subsecretario, pero lo premió con el nombramiento de jefe de asesores del secretario del Trabajo y Previsión Social. Tal para cual… El incidente en que se vio involucrado Jesús Silva Herzog no tuvo la repercusión que algunos esperaban, porque se trata de un ciudadano serio y un ex funcionario público ejemplar que dio una lección al aceptar que lo entrevistaran y reconocer que había violado una ley… Dice Manuel Espino que la propuesta para su expulsión de las filas panistas “vino desde alguien muy alto que despacha en Los Pinos”, aunque no se atrevió a dar el nombre, como Luis Echeverría Álvarez hizo cuando Jesús Puente Leyva le pidió públicamente que explicara el lema de su campaña presidencial: “¿qué tan alto es arriba y qué tan lejos es adelante?”… Y es que algunos políticos se dejan seducir por algo que suena muy apantallador, pero no saben explicarlo en la práctica… Primero, convierten el salón de sesiones del Palacio Legislativo de San Lázaro en algo peor que un herradero y después, los diputados perredistas salen con el clásico: se nos chispoteó. Si el secretario de Economía, Bruno Ferrari, de verdad quiere que no se prolongue más la agonía económica de México, lo que debería hacer es presentar su renuncia por no dar el kilo… Tan está partidizada y devaluada la medalla senatorial “Belisario Domínguez”, que Luis H. Álvarez, quien compartirá la distinción con uno que la merecía de a de veras: Javier Barros Sierra, era padrino del hijo del Maquio (Manuel J. Clouthier) del mismo nombre que su padre, junto con el que fue mediano dirigente panista Luis Felipe Bravo Mena, para que el diputado entrara al Consejo de Acción Nacional y César Nava Vázquez se dio el gustazo de mandar a la goma a los tres (Clouthier y sus padrinos Luis H. Álvarez y Bravo Mena), antes de dejar la dirigencia nacional del PAN… Parece que les está yendo mejor a los que fueron funcionarios del primer equipo presidencial y lo han dejado (“los yuppies”), porque a unos les dieron cargos partidistas y oficinas en Polanco montadas a todo lujo y con el personal necesario, aparte de su dotación de automóviles, para que se promuevan como aspirante a la presidencia de Acción Nacional (Cecilia Romero) o que pongan oficinas que manejarán los recursos y las campañas de cuanto candidato panista a gobernador salga de aquí al 2012. Como quien dice, hicieron negocio redondo… El secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, ya no se quita el apodo de el nini que le etiquetaron los maestros disidentes, porque… ni pitchea, ni cacha, ni deja batear.