Un debate con dados cargados
Francisco Rodríguez martes 4, Abr 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Cada vez se afianza más la convicción de que, mientras México no castigue ejemplarmente a sus gobernantes corruptos, no tendrá autoridad moral para exigir un trato justo en el extranjero. Son recurrentes las expresiones de asombro allá afuera cuando oyen que alguien empoderado se queja de la injusticia, y deben revirarle diciéndole que no tiene derecho a pedir lo que en casa no tiene. Es hasta vergonzoso oírlo.
Hasta un corrupto como Trump se ha dado el lujo de hacerlo. Aunque Margarita Zavala, la dama panista del rebozo, le hubiera suplicado su intervención para que calificara las próximas elecciones del 2018.
Todavía no se sabe si fue más afrentoso que esta persona lo rogara o que aquél se jactara de ese ruego inconsulto.
Todos sabemos que esa señora no tiene ni la cara, ni el argumento, ni la razón para andar arrastrando nuestras miserias en el extranjero, pero lo hizo. Sería razón suficiente para revisar sus expedientes y juzgarla primero a ella, por todos los atropellos y prevaricatos perpetrados desde Los Pinos, en complicidad con su pareja, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
El atrevimiento de Margarita, aparte de las violaciones legales que conlleva, debería ser motivo suficiente para que los panistas le cancelaran toda posibilidad de participación en cualquier justa política. No puede ser que las ambiciones presidenciales estén mal enquistando al país y exponiendo la dignidad de la población.
Paradójicamente, es más sensata la afrentosa posición de un lacayo de segundo talón de demócratas y republicanos, como Colin Powell, el payaso de las cachetadas en sus fallidas invasiones guerreras, quien se avienta a espetarnos que no nos dejemos pisotear por las alharacas del muro fronterizo de Trump.
O la apreciación del Premio Nobel Paul Krugman, quien diagnostica desde The New York Times que es más fácil una Tercera Guerra Mundial que el fin del Tratado de Libre Comercio con EU y Canadá, mientras los funcionarios se desbaratan y compiten entre sí para atender los caprichos y las exigencias de Orange Trump, el enfermo energúmeno.
Para colmo de la vergüenza, los afanes demenciales de los programas sanitarios para echar abajo el Obamacare, son cancelados por el grupo más reaccionario de la extrema derecha, los neo-republicanos del Tea Party, y ubican en la escena internacional a los de Zacazonapan como la derecha de los más conservadores del gabacho. ¡Ufff!
Los gobernantes de los últimos años deben ser juzgados ejemplarmente. Con mayor razón los de los últimos cinco que han arrasado materialmente con el país. Esa es una premisa que no admite dilación y casi ni trámite. Es una cosa juzgada por el tribunal de la conciencia pública. Recibe la aprobación general cada vez que se somete a cualquier consulta.
Sin embargo, aunque se trata de una cuestión de la más alta prioridad, importancia y urgencia, no debe ser exaltada demasiado. Debe formar parte de un proceso más amplio y efectivo. Agotar la solución en la constitución de un comité de salud pública al estilo Robespierre, tendría el riesgo de enfrentar facciones e intereses en una reyerta civil, como ha ocurrido en otros países.
La historia reciente ha demostrado en otras latitudes que debe matarse al perro al mismo tiempo que se suprime la causa de la rabia. Hacerlo de otra forma es ingenuo y contraproducente. Es un asunto demasiado serio que no se agota en una ejecución carcelaria, destierro o paredón. Debe ser una medida estratégica, en toda la extensión de la palabra.
El oprobio de las “estructurales” violan soberanía e independencia
La batalla contra la corrupción debe tener un sólido fundamento para poder atacar raíz y frutos. Debe empezarse por abolir toda la legislación que nos irrita, que nos confunde. Para empezar, debe barrerse el oprobio de las reformas que se hicieron desconociendo y violentando principios constitucionales de soberanía e independencia.
Obvio, cancelar los efectos de las adjudicaciones nylon en las materias petrolera y de telecomunicaciones, que ya se ha visto, fueron entregadas por zedillistas y salinistas, sin miramiento alguno, para arrasar con patrimonios y reservas geográficas esenciales para la viabilidad del país.
En los casos en que la naturaleza de las tareas requieran forzosamente de aplicar tecnologías ajenas y desconocidas, obligar a las empresas que ganen las licitaciones formales, participen de sus beneficios a las empresas locales para que éstas y nuestros trabajadores vayan adquiriendo la experiencia debida en este tipo de operaciones, como se estila en todo país que se respete.
Simultáneamente, legislar adecuadamente el consumo de drogas al interior del país, para retirarse estratégicamente de esa inmunda guerra contra el narcotráfico, impuesta por los gringos, que acabó convirtiéndonos en un país en guerra civil auténtica que acabó justificando que fuéramos ya un territorio de consumo, no de tránsito hacia los mercados gabachos controlados por el FBI, DEA, CIA, AFT, Pentágono y Departamento de Estado.
Una guerra civil que ha arrojado 120 mil civiles muertos del calderonato más 100 mil de este gobierno, en números redondos. Los dos presidentes doblegándose ante el poder del dinero, ante las recompensas que fluyen de esa infausta complicidad entre autoridades, sicarios y traficantes. Como ha quedado demostrado con lujo de profesionalismo y detalles en un reciente reportaje del periodista español David Beriain.
El reportero se infiltró en una gavilla de narcotraficantes sinaloenses, y en el curso de toda la investigación produjo el testimonio irrefutable de la complicidad de las autoridades, el surtido de armas de grueso calibre al entregar el producto del otro lado de la frontera, la participación de autoridades estadounidenses y la absoluta inmunidad de los capos.
En la Bolsa de Valores, la mafia de Joseph Marie Córdoba Montoya
Del mismo modo, atacar los frentes de la corrupción fiscal. Deben suprimirse de inmediato las excesivas permisividades del SAT de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a las empresas favoritas del sistema, absueltas de pagar impuestos. Desde luego, cancelar de inmediato las devoluciones de nuestro dinero en forma de regalo que las autoridades regresan a sus bolsillos. Castigar ese prevaricato hacendario.
Terminar definitivamente con el manejo en lo oscuro de las transacciones de capital en los sótanos salinistas y zedillistas de la Bolsa de Valores, que han convertido la economía del país y sus indicadores fundamentales en pasto de toda especulación de precios, costos y ganancias ilícitas, a costillas de los mexicanos. La economía ficción debe pasar a la báscula.
No es posible que el nefasto Joseph Marie Córdoba Montoya, que tanto daño hizo a los mexicanos, siga ahora habilitado por el gobierno al frente de una pandilla de descastados que desde la Bolsa de Valores fijan a diario la cotización del peso, el tráfico de los valores y especulan con el reciclamiento artificial de las ganancias en mercados del exterior.
Como todos sabemos, ese grupo está facultado por las autoridades a expedir títulos accionarios de la mayor opacidad a los funcionarios y empresarios que cobijen a su arbitrio para hacerlos multimillonarios en dólares, de la noche a la mañana, y obviamente inimputables, porque no se les puede comprobar un solo delito. Todo está sólo en las pantallas de la Bolsa de Valores, en lo oscurito, a espaldas de quienes con nuestro trabajo solventamos los valores de la economía nacional.
De igual manera debe castigarse ejemplarmente la labor de los coyotes financieros que con los dólares en la mano se acercan a los funcionarios y gobernadores para ofrecerles contratar deudas impagables, que sólo agigantan nuestras obligaciones, a cambio de comisiones y moche$ injustificables y atentatorios contra el tesoro mexicano.
Deben ser expuestas ante la opinión pública las razones que han tenido los mayores prestanombres mexicanos para prestarse en complicidad con los vendepatrias de las comisiones de hidrocarburos a ser patiños de los consorcios extranjeros de la depredación nacional.
Los funcionarios y grupos de poder y de interés se desgañitan gritando contra el populismo, aunque sea de buenas intenciones. Pero no convencen sus argumentos, porque jamás han sido avalados por su conducta. Urge la limpieza en todos los frentes nacionales, más que atender pruritos hipócritas y comprometidos con los intereses ajenos al país, como los que representan estos caifases de huarache.
Los poderosos traen los dados muy cargados y las colas muy sucias.
¿O usted qué hubiera hecho?, pregunta el que manda en Los Pinos.
Índice Flamígero: Escribe don Rubén Mújica Vélez: “Siguiendo las pautas del Librito de la Dependencia, Carstens elevó las tasas de interés. Las consecuencias: astringencia crediticia, a todos los potenciales inversionistas nacionales, reducción de la oferta, inflación que despoja más a los mexicanos más amolados. Pero todo sea, diría El Catarroso doctorcito, por controlar la inflación. La realidad es siniestra: es para mantener el ingreso de ‘capitales golondrinos’, la catarata de especuladores internacionales que exprimen al país que les paga más que los EUA. Los “sabihondos” del Banco de México y Hacienda ya podrían pensar en otras medidas que no signifiquen endeudar más a México con los especuladores. Éstos sólo les ayudan a fingir que se mantiene la solidez de los fundamentos económicos del país… antes del derrumbe que se avizora para ¿antes o después de las elecciones de 2018? Porque hay que reconocer que estos aplican cínicamente la frase ‘después de nosotros, el diluvio’… ¡Total, con carretadas de votos comprados tendremos la continuidad del saqueo nacional…! ¡Y que siga la borrachera de los amigotes de un régimen destructivo! + + + Bajo el título “Se ve, se siente”, don Alfredo Álvarez Barrón y El Poeta del Nopal escriben:
“Las porras de la Sedena
en honor a Peña Nieto,
digo con todo respeto
en vez de risa dan pena”
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