¿Serán nueve?
Ramón Zurita Sahagún viernes 31, Mar 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los procesos electorales en México están llenos de historias y leyendas, algunas de ellas forjadas alrededor de la verdad, pero otras provenientes de mitos.
Dos de ellas sirven como base para adelantar pronósticos en el Estado de México y las dos se relacionan con el Partido Revolucionario Institucional: la primera refiere que entre más pulverizado está el voto, más favorece al PRI, y la otra, señala que entre más votantes acudan a las urnas, más posibilidades de derrota hay para el partido tricolor.
En el primero de los casos, vale la pena decir que en el registro de candidatos, nueve personas acudieron en busca del registro para competir por el gobierno mexiquense: Alfredo del Mazo, candidato del PRI y otros partidos pequeños; Delfina Gómez, representando a Morena; Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN; Juan Zepeda, abanderado del PRD y Óscar González, del PT: otras cuatro personas acudieron en busca de registro como candidatos independientes.
Serán las autoridades electorales las que determinen cuáles de esos nueve aspirantes pueden iniciar campaña el próximo lunes.
La fuerte competencia entre tres de los candidatos; la panista Josefina, la morena Delfina y el priísta Alfredo, adelanta una contienda sumamente cerrada, donde los resultados pueden ser de tercios, aunque los otros abanderados tendrán una parte proporcional de los votos emitidos.
Con este escenario, todo sería favorable para el tricolor, siguiendo esta idea, por lo que los partidos en pugna con el PRI buscan el mayor número de electores en las urnas.
Y es que prevaleciendo la otra hipótesis, una concurrencia numerosa y una copiosa votación hundirían al candidato del PRI.
Sin embargo, en el Estado de México quedó en predicamento una de las teorías en los pasados comicios estatales, ya que compitieron tres candidatos por la gubernatura, un panista, un priísta y un perredista.
El resultado fue favorable, por mucho, al actual gobernador, Eruviel Ávila Villegas, quien obtuvo una cifra histórica de sufragios, superior a los 3 millones de votos.
Lo que sí se mostró es el poco entusiasmo de los ciudadanos para votar, ya que los que cumplieron con su deber cívico de votar fueron poco más del 47 por ciento.
Pero en el Estado de México, los ciudadanos son flojos para depositar su voto a favor de los candidatos a gobernador.
En 2005, con el triunfo de Enrique Peña Nieto, los votantes fueron del orden del 42 por ciento, de un total de 8 millones 869 mil ciudadanos inscritos en el padrón electoral.
Durante el proceso comicial que llevó al triunfo al también priísta Arturo Montiel Rojas, los electores no llegaron al 50 por ciento, ya que un total del 46. 9 por ciento de votos fueron emitidos del total de 7 millones 114 mil empadronados.
Emilio Chuayffet Chemor, ganador del proceso electoral de 1993, lo hizo con una participación ciudadana del 53 por ciento del total de 5 millones 258 mil sufragantes inscritos en el listado ciudadano.
En ninguno de los tres procesos electorales estatales ocurrió la pulverización del voto, ya que los candidatos priístas ganaron con suficiente ventaja, aunque sí sucedió que los ciudadanos en las urnas se quedaran alrededor del 50 por ciento de participación.
Ahora, el próximo 2 de abril se decidirá quiénes de los nueve inscritos tendrán derecho a participar y cuáles se quedarán con las ganas, especialmente en lo referente a candidatos ciudadanos, ya que se considera que los representantes de los partidos (cinco en total) sí cumplen con todos los requisitos para participar con sus ofertas de campaña.
Las campañas en el Estado de México inician, formalmente el lunes próximo y culminan el 31 de mayo y habrán de desarrollarse bajo impugnaciones de todo tipo, denuncias al por mayor, una gran tensión y la búsqueda del convencimiento de los electores.
Escándalos
Los escándalos no se terminan en torno a figuras públicas.
Es cierto que en algunos estados, los gobernantes y sus allegados abusaron de sus funciones y se enriquecieron al amparo del erario, por lo que hoy son requeridos por las autoridades y, en algunos casos, hasta perseguidos.
De Javier y César Duarte, ex gobernadores de Veracruz y Chihuahua, respectivamente, las denuncias abundaron durante sus gestiones, sin que nadie hiciera caso de ello.
Hoy ambos son prófugos de la justicia mexicana y se busca el auxilio internacional para ubicarlos.
Pero si los dos ex gobernadores de apellido Duarte son prófugos, algunos de sus colaboradores han sido detenidos, con son los casos del ex gobernador interino de Veracruz, Flavino Ríos; el ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, y el ex secretario de Finanzas, Mauricio Martín Audirac. En el caso de Chihuahua, Antonio Tarín García, ex director de Adquisiciones libró ser detenido, mediante una suspensión provisional.
Otros más continúan sin denuncia formal que los lleve a ser requerido por las autoridades.
Eso sí, se habla de desvío de recursos, enriquecimiento de él y varios de sus familiares y colaboradores, así como otros excesos, pero formalmente nada.
Otro caso es el que engloba al ex fiscal de Nayarit, Edgar Veytia Camberos, quien fue detenido en Estados Unidos, acusado de delitos vinculados al narcotráfico.
Ahora se sabe que desde hace tiempo, el funcionario nayarita había sido señalado en diversas publicaciones en México, sin que nadie hiciese caso de esas acusaciones.
En esos señalamientos nacionales se le vinculaba a los cárteles de los “Z” o “Nueva Generación”, aunque ahora tendrá que responder al expediente con que se le detuvo en Estados Unidos.
Veytia Camberos estaba considerado como uno de los principales operadores del gobernador Roberto Sandoval.