El Príncipe y Cenicienta
Ramón Zurita Sahagún martes 28, Mar 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La analogía parece simplista, pero en realidad no lo es y es que los contrastes entre los principales aspirantes al gobierno del estado de México así lo reflejan.
En el Estado de México se anticipa un encontronazo en los comicios del cuatro de junio, entre el Príncipe y Cenicienta, el que, contrario a los cuentos, puede no tener un final feliz, ni mucho menos un colorín colorado.
De preverse una contienda de tres candidatos fuertes, competitivos y respaldados por partidos sólidos, una de las tres vertientes se desploma, tanto en lo anímico como en el gusto de los electores.
La imagen de Josefina Vázquez Mota se desvanece, al tiempo que la de Delfina Gómez se consolida y la de Alfredo del Mazo se mantiene.
Lo principesco de la figura de Alfredo del Mazo Maza, nacido y criado en el seno de una familia política al ciento por ciento, con abuelo y padre gobernador, contrasta con la presencia de la abanderada de Morena, Delfina Gómez Álvarez, maestra, nacida en el seno de una familia formada por un albañil y una ama de casa.
Contrastes grandes entre uno y otra, como lo son también los de sus partidos. El PRI cuenta con recursos superiores a los cien millones de pesos, provenientes del erario, como financiamiento público, Morena con 30 millones por la misma vía, aunque ambos pueden gastar cerca de 300 millones en sus campañas, recurriendo a donaciones y financiamiento de sus simpatizantes.
Del Mazo Maza es primo del Presidente de la República, Delfina conoció al presidente de su partido, cuando fue nominada a una diputación federal.
Uno vive con lujos, la otra en una unidad habitacional, siendo que sus carreras políticas son muy similares. Delfina se viste con ropa sencilla, como cualquier usaría del transporte público o maestra de escuela. Alfredo lo hace con ropa de marca, de los mejores diseñadores de la moda.
Del Mazo Maza fue presidente municipal (Huixquilucan) y diputado federal, ambos cargos de mayoría. Gómez Álvarez también fue alcaldesa (Texcoco) y diputada federal, por la misma vía del voto directo.
Una tiene como propiedad vehicular un modesto Tsuru del 2009 y el otro cuenta con vehículos de lujo, como se acostumbra en su ámbito.
Los dos saben que lo que está en juego no es solamente el gobierno del Estado de México, sino el proyecto de sus respectivos partidos hacia el 2018, donde se elegirá al nuevo Presidente de la República.
El priísta se quedó a un paso de la candidatura de su partido hace seis años, la abanderada de Morena fungía como directora de una escuela en ese tiempo.
Del Mazo Maza nació siendo priísta como su abuelo y su padre, Gómez Álvarez ni siquiera milita en Morena, es una candidata ciudadana.
Los priístas confían en el voto duro de su partido y en la hegemonía que han tenido desde siempre en la sede del grupo Atlacomulco.
Los de Morena en convencer a los jóvenes para que acudan a votar y mover consciencias para tener una votación abundante. En lo que están de acuerdo ambos partidos es que se necesitan cerca de tres millones de sufragios para garantizar el triunfo.
El PRI es un partido que dominó la Presidencia de la República y los gobiernos estatales desde 1929 hasta 1989, todos los que pasaron por esas posiciones fueron militantes de ese organismo político. Morena apenas va a su primera contienda presidencial y no ha ganado una sola gubernatura.
Con todo y ello, los pronósticos son reservados y algunos sondeos y encuestas hablan de un empate técnico entre PRI y Morena y otras dan, por un margen pequeño, la ventaja a priístas o morenos.
Lo que si queda claro es que el partido ganador podrá tener su recompensa en 2018. Si gana el PRI Eruviel Ávila Villegas revalúa su posicionamiento como aspirante presidencial de su partido. De triunfar Morena, Andrés Manuel López Obrador da un salto hacia la ruta presidencial del año próximo, que algunos ven bien trazada a su favor.
Los apuros de Josefina
Tardaron en convencer a Josefina Vázquez Mota de participar como candidata del PAN al gobierno del Estado de México y hoy la figura de la ex candidata presidencial es fuertemente cuestionada, en algunos casos por ella misma y en otros por señalamientos hacia familiares cercanos.
Primero fue ella misma la señalada, desde antes de aceptar la nominación, ahora lo son seis de sus hermanos y su padre, por presunto lavado de dinero.
Ricardo Anaya, presidente del PAN, manifiesta que esas filtraciones se deben al miedo que les da que el PAN gane los comicios del cuatro de junio.
Josefina cuenta con el apoyo y respaldo de su partido y no le van a encontrar nada, ya que ella es transparente, asegura el dirigente de Acción Nacional.
La propia candidata del PAN desestima esos ataques, que considera, son parte del juego sucio, el PRI quiere intimidar con el uso faccioso de las instituciones de justicia.
Y estos señalamientos en contra de la abanderada de Acción Nacional hace recordar que esas mismas filtraciones fueron usadas en los gobiernos panistas en contra de abanderados del PRI que se encaminaban al triunfo, como fue el sonado caso de Arturo Zamora, candidato en 2006 al gobierno de Jalisco, quien fue señalado por sus presuntos nexos con la delincuencia organizada, desde su notaría.
Las autoridades guardaron silencio y desmintieron la acusación, cuando el priísta ya estaba abajo en las encuestas y perdió, finalmente la elección.
¿Se repetirá la historia?