Chichén Itzá y Valladolid en Xichén (I)
¬ José Antonio López Sosa lunes 25, Oct 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Hay otra parte por descubrir en la Riviera Maya, se trata del pasado prehispánico y colonial que dio origen al sureste mexicano y que forma parte del colorido caribeño de nuestro país.
Salimos muy temprano desde Playa del Carmen hacia el centro de la península de Yucatán. Ciento cuarenta y ocho kilómetros nos llevaron hacia el este a través de la selva maya, pasamos por Cobá, Chemax, Xalau, Tikuch, Valladolid y Pisté, durante las 2 horas de trayecto desayunamos a bordo una baguette, jugo, café, pan de elote y fruta.
Hablar de los mayas es entrar en un mundo misterioso, la historia oficial habla escuetamente de ellos, en distintos lugares se nos ha dicho de todo, desde que eran extraterrestres hasta que desaparecieron mágicamente, nada de esto es cierto. Pablo, nuestro guía es maya, conoce a la perfección el pasado de sus ancestros y así lo avala el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Los mayas son considerados la civilización más importante de América por encima de los incas y los mexicas en materia de organización, investigación y descubrimientos. Descubrieron el uso del cero, establecieron mediante la observación un calendario aún más exacto que el gregoriano, basaban la vida en los ciclos y entendían con mucha profundidad el movimiento celeste. Veían el pasado y el futuro de forma cíclica y su conocimiento era por mucho, mayor que el de los europeos del siglo XIV.
Sin historias fantásticas o mitos falsos, Pablo -nuestro guía- nos narra parte de la historia de su tierra, los mayas en sus dos períodos, sus guerras, sus triunfos y sus derrotas. La conjunción con los toltecas y los dos finales de su esplendor, primero la sequía y después la llegada de los españoles a la América continental.
Llegamos a Chichén Itzá, la pirámide de Kukulcán -la nueva maravilla del mundo-nos impresiona a todos. Fue erigida en honor del dios Kukulcán, su construcción representa al calendario maya, cada escalón es un día del año y en suma son los 365 del año solar. Se edificó sobre otra pirámide menor que aún se conserva en su interior.
Recorrimos el gran juego de pelota, la plataforma de águilas-jaguares, la plataforma de Venus, el templo de los guerreros y el grupo de las mil columnas. El juego de pelota era una representación del movimiento de los astros, la eterna batalla entre el día y la noche. Durante el camino, Pablo nos explica detenidamente los significados, las fechas y la importancia que cada edificio tuvo para sus antepasados mayas. En poco más de dos horas recorrimos la zona arqueológica de Chichén Itzá.
Para Pablo lo más importante de la pirámide desde su opinión, es la capacidad de observación y el trabajo arquitectónico que los mayas hicieron, para que en los equinoccios la sombra de la serpiente pudiera verse en uno de los costados
La ciudad de Chichén Itzá vivió desde el esplendor hasta el saqueo. Fue abandonada por los mismos mayas y recuperada por la nueva cultura maya-tolteca. Pablo no obvia recordarnos el terrible saqueo que sufrió a manos de Edward Thompson, quien a principios del siglo XX compró la hacienda que tenía en sus terrenos la ciudad maya de Chichen Itzá. Robó y destruyó al amparo del gobierno mexicano, incluso en 1944 la Suprema Corte falló a su favor y conservaron sus herederos la propiedad, costando millones de pesos a nuestro país y sobre todo, la pérdida de centenares de obras históricas.
Llegamos después a la etapa colonial, la siguiente en la historia de la península de Yucatán como parte de la nación mexicana. En pocos minutos viajamos de Chichén Itzá a Valladolid.
n La ciudad de Valladolid, Yucatán, desde su fundación en 1543, ha sido ejemplo y pilar para el resto del país hablando de movimientos de justicia social y libertad. El bello rostro de su arquitectura colonial, de sus casonas, plazas e iglesias se ilumina con la sangre viva de los vallisoletanos, dándole a esta ciudad el balance justo, el toque mágico de una ciudad hecha para caminarla y descubrirla.
Nuestro recorrido a pie inicia en el ex convento de San Bernardino de Siena, antiguo monasterio franciscano edificado en 1552. La iglesia tiene un asombroso parecido arquitectónico con la de Santiago Tlatelolco en la ciudad de México, construida también por misioneros franciscanos.
Los muros y pasillos del ex convento nos reflejan un pasado doloroso, la imposición del catolicismo a los mayas y el forjamiento de nuestra cultura actual. El ex convento fue testigo de una de las batallas más largas y sangrientas en la historia de nuestro país, la guerra de castas, el último levantamiento de los mayas sometidos parcialmente al dominio español y su legado mestizo. El cenote que se encuentra en este sitio, además de haber proveído de agua durante siglos, fue también parte de esta guerra.
Salimos del ex convento y caminamos por la Calzada de los Frailes, una calle pintoresca rodeada de casas al estilo yucateco, hermosas fachadas, ventanas y puertas abiertas que comparten al visitante un poco de lo que cada familia yucateca tiene en esta sultana de oriente, Valladolid.
Llegamos a La Casona, una joya arquitectónica colonial, grupo Experiencias Xcaret la adquirió para formar parte del recorrido Xichén, aquí además de admirar sus balcones y patios, se comparte una de las delicias del sureste mexicano, la cocina yucateca.
Durante muchos años, la península de Yucatán fue tierra alejada del resto del país, de difícil acceso por la abrupta geografía era más fácil el acceso desde Europa, Nueva Orleáns y Cuba. El mestizaje culinario dio como resultado la cocina yucateca actual. En la casona probamos desde la deliciosa cochinita pibil, hasta el frijol con puerco, el poc-chuc, los papadzules, los huevos motuleños, la sopa de lima con chile habanero fresco y tortillas tradicionales hechas a mano. Una de las tortillerías más antiguas de Valladolid, en la Calle 43 y la Calzada de los Frailes, muele el maíz a la vieja usanza, teniendo tortillas como antaño. Además de vender al público en general, hacen ahí todas las tortillas usadas en la casona, siendo esto una muestra de la gastronomía local y una forma de preservar las raíces culinarias yucatecas.
Terminamos el recorrido en el cenote Zací, en el centro de la ciudad y a cielo abierto regalándonos distintos matices y colores. En sus paredes se pueden ver fósiles, miles de años de historia nos llevan cuando la península de Yucatán era fondo del lecho marino. Ya al final de la tarde, regresamos a la costa de Quintana Roo, después de compartir un día con el pasado de la península de Yucatán. Toda la información de esta travesía está en la página www.xichen.com.mx , es una verdadera forma distinta de penetrar en el pasado de nuestro país en medio de un paraíso natural forjado a través de los siglos.
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