Un recuerdo por el Bicentenario
¬ Humberto Matalí Hernández lunes 25, Oct 2010Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
Después de más de un mes aún no hay cura para la cruda del desencanto por el bochinche y espectáculo de mediocre carnaval, montado por el gobierno de Felipe Calderón el pasado 15 de septiembre, como festejo por los 200 años del inicio de la lucha de Independencia. Para cerrar el día 16 con un amenazante desfile del Ejército mexicano, mutado en ejército policíaco, al combatir delincuentes civiles. Por eso es importante el hallazgo de un documento certero donde se analiza el devenir nacional en los aspectos históricos, sociales y culturales de los mexicanos.
El Instituto de Investigaciones Históricas Dr. José María Luis Mora, presentó en el reciente mes de octubre el número nueve de la Revista BiCentenario 1810-1910-2010, un asombroso y maravilloso tomo y documento de estudios, análisis y reportajes sobre la vida, lucha y sufrir en la Independencia iniciada por el cura Miguel Hidalgo y los insurgentes que le acompañaron y siguieron. Para los historiados del Instituto Luis Mora, no importa si Hidalgo tenía hijas, si se acostaba con muchas mujeres, si doña Josefa Ortiz de Domínguez era amante de éste o aquél insurgente, ni todos esos chismes que prenden convertir a los próceres patrios en “chismes de famosos” como sucede con las artistillas, malos actores y aún los peores cantantes en revistas y medios especializados.
Lo importante es que los insurrectos aparecieron y actuaron en el momento histórico y tomaron las acciones vitales para lograr la Independencia. Eso fue hacer historia real, no la de los futbolistas, artistas vacíos y mediocres o farsantes políticos como presumen los comentaristas de espectáculos, deportes y política, a los que afirman actúan para hacer historia. Cualquier estupidez es un “hecho histórico”.
En Bicentenario, la historiadora Enriqueta Quiroz recuerda y explica la comida mexicana en 1800, lo contrastante de la dieta de los indígenas con los criollos y los españoles. La miseria para los primeros, a veces hambruna, y la ofensiva mesa de los opulentos con varios tipos de carne y panes, vinos y postres soberbios.
La moda, el vestir y el lujo fueron otro elemento de división entre los grupos sociales, como muestra la historiadora Atzín Julieta Pérez Monroy. Mientras el miembro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Rodrigo Méndez, presenta el resultado de una excelsa investigación: la historia de los bandoleros durante la Guerra de Independencia, y como los propios insurgentes, con Hidalgo al frente, los desconocieron de las filas rebeldes.
Hay joyas literarias como el artículo de Ana Suárez, que presenta un cuento histórico titulado Responda niño Lucas, responda sobre el genio Lucas Alamán, y su comportamiento durante la toma de Guanajuato por las tropas de Hidalgo. En este texto se une la historia y la literatura para crear un enorme y valioso documento de estudio y enseñanza para esos historiadores de juguetes, chismosos e ignorantes con apellidos villalpandenses y pegados a la derecha, hipócritas y buenos para saquear los recursos nacionales -más de 3 mil millones de pesos en fantochadas, donde un desfile de circo es más serio, emocionante y lógico, que el burdo y torpe del presentado para solaz de Calderón y su corte panista. Pero a costa de un país que sobrevive entre crisis, robos gubernamentales y torpezas. La más reciente, que no la última porque inventiva para la transa les sobra, fue ese elitista espectáculo de eventos deportivos en una parodia olímpica, que de no haber sido tan costosa, valdría la pena reírse. Y no poco. Dolorosa e inútil humillación para los deportistas y atletas, víctimas de la mediocridad gubernamental. Su esfuerzo no merecía tal ofensa.
Reseñar todo el ejemplar de octubre es imposible, pero asombra la capacidad, seriedad y emoción con que un grupo de maestros, historiadores e investigadores crearon BiCentenario, además es negar a los lectores la oportunidad de la sorpresa. En librerías de prestigio o en el mismo Instituto Luis Mora, se pueden adquirir ejemplares. El Instituto se encuentra en la hermosa plaza Valentín Gómez Farías número 12 en San Juan Mixcoac, a unas cuadras de la Plaza México y atrás del Parque Hundido. El ejemplar no es caro y sí muy valioso en su contenido. Incluso se pueden hacer solicitudes de ejemplares para recibirlo por correo.
Inconcebible, pero es otra forma de exhibir la mediocridad oficial, el ejemplar de una revista de un centro de estudios, con apenas los recursos para sobrevivir entre la mediocridad panista, sin los caudales entregados a Villalpando y sus secuaces, el Instituto Luis Mora rinde el mejor homenaje a los héroes patrios, sin necesidad de desfiles y fatuos discursos oficiales, estudios de mentiras y chismes con películas intrascendentes. O la ofensa y ridícula transformación de los insurgentes en dibujos animados con la mentalidad y estilo de Disney.
Y lo peor es que aún falta el Centenario de la Revolución de 1910, que promete ser humillada y cargada con desprestigio por sus enemigos naturales, los hombres de la derecha, los herederos históricos de los hacendados, industriales depredadores y acaparadores del dinero, de los latifundistas y concesionarios de minas que se encargaron de encender las mechas para el estallido. Son los nuevos porfiristas que pretenden exaltar al dictador Porfirio Díaz y traer sus restos a México, para presentarlo como el paradigma del gobernante. Quieren olvidar matanzas y despojos, crímenes y asesinatos bestiales, porque quieren repetirlos. No hay que olvidar el deshumanizado maténlos en caliente… ordenado por Díaz.
Y el repetido ejemplo de los ataques patronales en contra de Cananea y otras zonas mineras. Todo al más puro estilo porfirista, pero con aires de modernidad, de tecnología del siglo XXI o de las aberraciones de entrega al extranjero de recursos nacionales. El equivalente al ataque a Río Blanco es la desaparición y represión económica, aún sin tiros y ataques miliares en contra de la extinta Luz y Fuerza del Centro. Pero todo es cuestión de darles la oportunidad necesaria para actuar al estilo de principios del siglo XX. Total, gobiernan los herederos económicos y falsa moralidad cristiana del régimen de 30 años de Porfirio Díaz. Y si los dejan se siguen de largo.