El muro y los constructores
¬ Augusto Corro jueves 23, Mar 2017Punto por punto
Augusto Corro
Una vez realizada la convocatoria para los constructores del muro fronterizo de Estados Unidos (EU), más de una empresa dijo ya que no le interesa la obra, porque no quiere meterse en problemas.
Por ejemplo, el presidente de la multinacional francesa de la construcción Vinci, Xavier Huillard, manifestó que no participará en el proyecto de levantar la barda kilométrica.
“No queremos tocar ese tema. Es mejor evitar hacer algo que sea susceptible de chocar a la mayoría de nuestros empleados”, dijo Huillard.
Congruente con su modo de pensar, el funcionario señaló que es preciso tomar en cuenta la realidad de “mi empresa, mi cultura, mi manera de actuar y la sensibilidad, no solamente de mis colaboradores estadounidenses, sino también a nivel mundial”.
Esa constructora tiene más de 185 mil empleados en todo el mundo.
Las consideraciones y decisión de Huillard sobre su manera de pensar son positivas en un mundo materialista, donde importan más las ganancias económicas, como ocurre con el presidente Donald Trump, con una ambición desmedida por los negocios.
El tema viene a cuento porque algunas empresas mexicanas buscan participar en la obra fronteriza, como constructores y proveedores de materiales. El proyecto es ambicioso, sin duda alguna, pero aquellos que participen en la construcción de la barda difícilmente escaparán de la reprobación social.
Porque se trata de una cortina que será un monumento a la discriminación, el racismo y a la xenofobia. ¿Qué gana Trump con su política aislacionista? Nada. Porque si se trata de cerrar el paso a los trabajadores indocumentados, ¿quien se encargará de realizar las múltiples labores que se niegan a realizar los propios estadounidenses?
Necesariamente se contratará a mexicanos con papeles o sin ellos, una mano de obra barata aunque con mayores problemas, porque las autoridades realizan campañas de persecución para deportar a cuanto extranjero encuentren en su camino.
Y precisamente, Eric Trump busca a 29 trabajadores extranjeros, a través del programa visas H-24, que vayan a laborar a sus viñedos, en Virginia. Resulta que los estadounidenses no quieren cosechar uvas. Claro, los mensajes electrónicos empezaron a circular para criticar a los Trump: al padre por su política de deportaciones de mexicanos y al hijo por solicitar mano de obra en labores que rechazan sus paisanos. ¿Quién los entiende?
Sobre el tema de quienes participaran en la obra fronteriza, las autoridades de México señalaron lo siguiente: “Cualquier empresa mexicana que valore su imagen, su prestigio y su marca, deberá cuidar el equilibrio entre lo que representa estar en buenos términos con los mexicanos o participar en la construcción de un muro que en el país se considera (que) no es la mejor manera de construir relaciones”. Es decir, que cualquier empresa constructora se encuentra en la libertad de participar en la construcción de la barda fronteriza, pero que mida las consecuencias de sus actos.
Por otra parte, un grupo de 24 senadores demócratas presentó un proyecto de ley para suspender la orden ejecutiva de Trump relacionada con la construcción del muro con México.
En fin, el magnate Trump todavía tendrá que enfrentar un sinnúmero de problemas para cumplir con su absurda promesa de levantar una valla divisoria que no detendrá el flujo migratorio. No mientras en los países latinoamericanos, incluido México, escaseen las fuentes de empleo y la violencia obligue a las personas a dejar sus lugares de origen temerosos de ser alcanzados por la ola de violencia.
Desde la fecha (20 de enero) en que Trump tomó posesión como presidente de EU, México se dedicó a asumir una actitud defensiva. Los mexicanos somos el costal de entrenamiento del magnate. Como que nos gusta la humillación.
La protesta mexicana casi no existe. Algún patriota se manifestó contra el millonario frente a la embajada y nada más. Está ausente una política que manifieste la inconformidad de todo México contra la conducta discriminatoria del presidente estadounidense, al que el escritor Enrique Krauze calificó como un “ignorante abismal”.
El intelectual Krauze dijo que Trump es un fascista enemigo de México, “es un hombre que predica el odio y que ha hecho un daño gigantesco al pueblo mexicano, tanto al que vive aquí como el que vive allá (en EU)”.