PRD y su dilema
Ramón Zurita Sahagún martes 21, Mar 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El Partido de la Revolución Democrática fue visto durante la década de los noventa y la primera del siglo XXI como la opción de izquierda, con la que esta tendencia ideológica podría avanzar en la conquista del electorado.
Ya en el pasado lo habían intentado el Partido Popular Socialista y el Partido Socialista Unificado de México y el mismo Partido Mexicano Socialista, derivados estos dos últimos del Partido Comunista Mexicano, que nunca recibió el registro legal.
Ninguno de esos partidos conquistó a los ciudadanos, por lo que tendieron a desaparecer y el PMS sirvió como base para la fundación del PRD, con el que la izquierda mexicana avanzó muchas casillas, con sus primeras victorias electorales de importancia.
Es cierto que el mayor triunfo del PPS fue ganar una senaduría, convirtiéndose en el primer partido ajeno al PRI en conseguirlo, pero lo hizo en una alianza con el tricolor, mediante una “chicanada” que llevó al apoyo de los priístas a Jorge Cruickshank García, como candidato de unidad.
La historia de la senaduría es sumamente conocida, ya que los dirigentes de los dos partidos (PRI y PPS), maniobraron para no reconocer la victoria de Alejandro Gascón Mercado como candidato ganador al gobierno de Nayarit, quien según los números había derrotado al general Rogelio Flores Curiel, abanderado del PRI.
El pacto permitió el arribo del dirigente nacional del PPS al Senado de la República.
En el caso se los herederos del Partido Comunista, poco lograron en las urnas, más allá de algunos pequeños ayuntamientos, los más importantes Juchitán, Oaxaca, donde aliados con la COCEI llevaron a la victoria a Leopoldo de Gyves y en Alcozauca, Guerrero, con la familia Salazar, primero fue Abel Salazar y después el legendario Othón Salazar como ganadores de los comicios.
Pocos candidatos presidenciales propios tuvieron esos partidos de izquierda, ya que el PPS en su debut tuvo a Vicente Lombardo Toledano, su fundador y el PSUM a Arnoldo Martínez Verdugo, aunque Valentín Campa fue un candidato testimonial del PCM, ya que no contaba con registro legal parta competir por el cargo.
Con la conformación del PRD, la izquierda mexicana parecía revitalizarse, ya que a ella se unieron de inmediato muchos de los militantes de los partidos que conformaron el llamado Frente Democrático Nacional que tuvo en Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a su único candidato presidencial.
Desde su formación, el PRD cosechó triunfos, ya que en los comicios de 1989 en Michoacán, dos meses después de fundado el partido ganaron 6 de 18 diputaciones locales en disputa, aunque se consideraba que podrían conseguir un mayor número de victorias, por ser bastión de su dirigente nacional.
Poco a poco, el perredismo entró en el gusto de los ciudadanos y bajo la dirigencia nacional de Andrés Manuel López Obrador consiguió triunfos de mayor importancia.
Así ganó solo o en alianza con otros organismos políticos los gobiernos de Zacatecas, Tlaxcala y Baja California Sur, además de Nayarit y Chiapas, entre otros, además de crecer su presencia en la Cámara de Diputados cada tres años, con triunfos o posiciones plurinominales.
El PRD se convirtió en opción electoral y de esa forma ganaba alcaldías, diputaciones locales, federales, senadurías y hasta gobiernos estatales y se situó con su candidato presidencial hasta dos veces en segundo lugar de la votación para Presidente de la República en 2006 y 2012, con Andrés Manuel López Obrador.
Hasta la primera década del siglo XXI el PRD seguía siendo visto como opción, con todos y las acusaciones que se hacían sobre algunos de sus dirigentes y de sus corrientes, las que eran señaladas, en algunos casos, por su acercamiento al gobierno.
En el curso de esa década las disputas internas se hicieron presentes y varias elecciones para decidir sobre su nuevo dirigente nacional terminaron en conflicto.
Con todo y ello, la gente los seguía considerando una opción, hasta que el triunfo de uno de los dirigentes de la corriente Nueva Izquierda, mejor conocida como de “Los Chuchos” se hizo de la presidencia del partido.
Jesús Ortega Martínez se convirtió, después de muchos años de aspirar, en presidente nacional del PRD, lo que fortaleció a su corriente, por la que pasaron por la presidencia nacional Guadalupe Acosta Naranjo, Jesús Zambrano y Carlos Navarrete, entre otros.
Los señalamientos hacia “Los Chuchos” fue uno de los motivos para que Andrés Manuel López Obrador decidiera migrar de ese partido, previa la fundación de otro, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Algunos aliados de ese grupo, como Graco Luis Ramírez Garrido (gobernador de Morelos) y Luis Miguel Barbosa (entonces coordinador de los senadores perredistas) se deslindaron de ese grupo.
Hoy el PRD vive las consecuencias de sus actos y en Nayarit y Veracruz, donde compite en alianza con el PAN por el gobierno estatal de Nayarit y los principales ayuntamientos del estado en Veracruz, aunque pocas opciones de victoria tienen en el resto de los estados en competencia.
En Nayarit, como en 1999 va en alianza con el PAN con el hijo de quien les dio la victoria en aquel entonces, primero fue Antonio Echevarría Domínguez y hoy lo es Antonio Echevarría García.
En el Estado de México, donde solamente estará en disputa el gobierno estatal, no se le concede posibilidad alguna de triunfo a Juan Zepeda, su candidato a gobernador.
Tampoco en Coahuila, en que Mary Telma Guajardo, cercana al afecto de los hermanos Moreira (Humberto y Rubén) es su candidata a gobernadora.
La historia del PRD da cuenta de que como partido político va a la baja y el establecimiento de alianzas con la derecha es su único sostén.