El cuarto en la lista
Ramón Zurita Sahagún viernes 17, Mar 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Después de una fuerte disputa interna, Juan Zepeda resultó el favorecido con la candidatura del Partido de la Revolución Democrática al gobierno del Estado de México, en la auténtica rifa del tigre.
Su partido y él mismo saben que la contienda se presenta difícil y que los otros tres aspirantes postulados por partidos le llevan un gran trecho de avance en la búsqueda de los respaldos necesarios para ganar en las urnas.
Pero no es solamente la distancia en los porcentajes iníciales difundidos por las casas encuestadoras, sino que también le será difícil remontar o recuperar las preferencias que migran hacia el partido de izquierda que está logrando la atención ciudadana.
Y es que el nicho de Zepeda se encuentra en el Oriente del Estado de México, donde ya fue alcalde de Netzahualcóyotl y ahora representa la zona en el Congreso local, pero ahora está en franca competencia con otra oriunda del área, Delfina Gómez Álvarez, la candidata de Morena, quien ya fue también alcaldesa, aunque ella de Texcoco.
Delfina y Juan han sido alcaldes de dos ayuntamientos que han mostrado vocación ideológica de izquierda desde hace varios lustros y que se encuentran convencidos de seguir votando por esas opciones, aunque ahora ese voto para la gubernatura habrá de dividirse.
El candidato del PRD tiene su espacio y la corriente que representa dentro del PRD se encuentra sumamente afianzada en esa zona del Estado de México, pero resulta insuficiente para darle la posibilidad de triunfo.
Su posicionamiento es nulo en las otras dos áreas de importancia en la entidad: el llamado corredor azul y el Valle de Toluca.
Por el contrario, la candidatura de Delfina se ha asentado en algunos de esos municipios, aunque en menor medida, ya que en muchos de ellos el afinamiento del partido de la derecha es real.
La disputa entre los tres candidatos de los partidos de izquierda no parece impactar demasiado, ya que el tercero en discordia, Óscar González Yáñez, simplemente no despunta. El abanderado del PT es un eterno aspirante al gobierno mexiquense, luego de que logró ganar, hace varios años, el ayuntamiento de Metepec y nuevamente busca competir.
Sin embargo, el principal problema que enfrenta el PRD son los mensajes enviados a los ciudadanos en los meses previos al día de la elección.
El retraso en la nominación de su candidato. Los intentos por aliarse con el PAN. El amago de renuncia y las críticas al sistema interno de competencia, por parte de uno de los aspirantes.
La revuelta en el Senado de la República para elegir un nuevo coordinador. La apuesta de legisladores por apoyar al candidato presidencial de otro partido.
Pero lo peor de todo es que la señal que se interpreta de todos esos factores, es que el PRD es un barco a la deriva, sin rumbo, ni ruta definida.
De todo eso está consciente Juan Zepeda y aunque en su paso por el ayuntamiento de Neza obtuvo buenos resultados, eso no le bastará para recomponer la imagen de un partido que se encuentra a la baja y al que no pocos le auguran fracaso.
En poco tiempo, el PRD pasó de ser un competidor a ubicarse como un partido bisagra que podría inclinar la balanza en favor de uno de los tres grandes competidores que disputarán el gobierno mexiquense.
No se advierte cómo Zepeda y el PRD podrían integrarse a este grupo, pero sí cómo podrían afectar a uno de ellos, concentrando su poca fuerza en arrebatarle votos a alguno de ellos, especialmente a los catalogados de oposición.
Con todo y que Juan Zepeda era el favorito para encabezar los esfuerzos del PRD, su tardía nominación impactará en los resultados que podría obtener el partido del sol azteca.
Yunes contra Yunes
Sin duda que la política afecta fuertemente en las familias, cuando los integrantes de ellas militan en distintos partidos.
Los primos Yunes, Miguel Ángel y Héctor, fueron muy unidos durante largas décadas, hasta que llegó el momento de enfrentarse en las urnas por el voto ciudadano, para satisfacer la ambición de uno de ellos de convertirse en gobernador de Veracruz.
Miguel Ángel, el mayor de los dos, siempre fue un ejemplo para Héctor. Los dos fueron buenos estudiantes y decidieron intervenir en política.
Héctor sacó ventaja primero, ya que consiguió ser diputado federal tres años antes de que Miguel Ángel fuese candidato y perdiera en la debacle priísta de 1988.
Los primos militaban en el mismo partido, donde Miguel Ángel pronto avanzó más rápido que su primo y al fin consiguió ser diputado federal, luego de su primer fracaso.
Ambos, Miguel Ángel y Héctor son pasionales y esforzados, dedicados de lleno a la actividad política.
Uno amasó una considerable fortuna, el otro no. El chico superó al grande en la carrera legislativa y el grande al chico en la administrativa.
Cercanos por los lazos familiares y respetuosos uno del otro, finalmente el afecto hizo crisis durante la campaña por el gobierno estatal, donde uno se mantuvo fiel al partido de siempre y el otro ya había cambiado de siglas.
Durante la campaña, las primeras semanas mantuvieron el respeto, pero conforme avanzó la misma se perdió y entonces sacaron la ropa sucia y los ataques de uno y otro fueron verdaderos dardos.
Hoy, uno, Miguel Ángel gobierna, el otro, Héctor, quedó dolido por perder la elección y reanudan los ataques.
Desde la esfera del poder, Miguel Ángel trata de cobrar los agravios recibidos por su primo que cataloga su gobierno como peor que el de Javier Duarte de Ochoa. Habrá que ver hasta dónde llega esta disputa de los primos hermanos.