Moche de British Petroleum
Francisco Rodríguez miércoles 8, Mar 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Legos y expertos coinciden en afirmar que la tragedia ecológica causada por British Petroleum el 20 de abril del 2010 en el Golfo de México, es una de las más grandes de la historia. Doscientos mil galones de crudo, derramados diariamente sobre el mar, causaron destrozos ambientales jamás vistos en este lado del mundo. Una mancha petrolera del tamaño de Jamaica, arrasó los mares y costas nacionales, su flora y su fauna.
La recuperación del hábitat marino tardará décadas, pero en opinión de especialistas, el ecosistema no se recuperará nunca, menos después de que las autoridades panistas mexicanas permitieron que la compañía BP, causante de la tragedia por la corrupción en el mantenimiento de las plataformas estadounidenses, usara el dispersante Coretix 9500 que, combinado con las altas temperaturas de las aguas del Golfo, se convierte en lluvia tóxica hasta el fin de los tiempos.
La sanción a British Petroleum fue de antología. El calderonato consintió en que “se le prohibieran actividades petroleras en aguas profundas, sólo por año y medio”, a pesar de que los tribunales internacionales habían apreciado los daños ecológicos y económicos en cerca de 700 mil millones de dólares, una cifra escandalosa que el país debía exigir como compensación.
Cifra cercana a los mil millones de dólares
El gobierno de ese entonces fue demasiado tibio en la reclamación. A pesar de que el gobierno de Calderón era demasiado fuerte, pues el barril de crudo se cotizaba arriba de los cien dólares, los mecanismos institucionales no habían pasado por una prueba de ese tamaño y los juristas veían como normal la procedencia del litigio internacional.
Pero sucedió lo de siempre. De repente, los medios distrajeron el interés de la opinión pública, y se abrió el espacio conveniente para que Margarita Zavala y su familia cercana torcieran el brazo débil Felipe… y lo convencieran de aceptar el moche, una cifra cercana a los mil millones de dólares para sus bolsillos, supieron los expertos consultados, ingenieros calificados de plataformas petroleras.
Esa es una de las mayores infamias que se recuerdan de quienes hoy se muerden el rebozo en lugar de rendir cuentas sobre sus atropellos y traiciones al país, de los que quieren tapar el ojo al macho cediendo menos del uno por ciento de sus ingresos oficiales, a cargo de nuestros impuestos a una empresa filantrópica, ubicada a cien metros de su domicilio.
A esta hora, una de las preocupaciones de Genaro García Luna, jefe virtual de la campaña de la dama del rebozo mordido, debe girar alrededor de la mejor manera de lavar todos los flujos de dinero de la desastrada gestión de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y su consorte Margarita, con objeto de dejarlos rechinando de limpios, listos para esos fines políticos. Debe tener mucho qué hacer.
Maletas, para acallar escándalos internacionales
Los políticos mexicanos de la mayor investidura, a lo largo de la historia, han acostumbrado a los Imperios, a todos, a resolver los diferendos, litigios y agravios de cualquier tipo, a través de la sana solución del embute. Las bocas de los representantes nacionales se sellan a cal y canto sólo con los moche$ y maleta$. Res iudicata pro veritate accipitur, decían los juristas romanos: la cosa juzgada debe aceptarse como verdad.
Hasta ahí, todo normal, así son, aunque esté de por medio la sobrevivencia de la nación. El problema se presenta cuando los próceres mexicanos quieren tomar decisiones que los rebasan, ingresar a la trascendencia por la puerta falsa. Crear tormentas donde sólo hay aguaceros y charcos, a través de masiosarescas intrepideces de último momento.
Indicadores económicos, actos de prestidigitación
Los indicadores económicos fundamentales de este país, usted lo sabe, se manejan de manera especulativa, como los de cualquier colonia africana. No obedecen a palancas de productividad, de competencia, de esfuerzos productivos en los sectores que producen valores agregados, de grandes cosechas, de rendimientos agropecuarios, sino de la habilidad de los especuladores para ubicar los parámetros y las utilidades de sus nichos.
La inflación, los niveles de devaluación, el costo del dinero, los valores del dólar y del peso, el nivel del crecimiento del producto nacional bruto, el precio de los salarios obreros, las comisiones bancarias, los intereses de los servicios de ventanilla, no responden a cifras que determine el poder público o el Banco de México, sino a prestidigitaciones y manejos en lo oscurito de personajes ocultos para la opinión pública.
A los gabachos no les conviene que el peso esté débil
El problema de no haber salido nunca, reside en el excesivo provincianismo que rodea las decisiones emblemáticas del gobierno. Siguen creyendo que la luna es de queso, y lo peor es que Videgaray sigue convenciéndolos de que se la pueden comer de una sola dentellada. Aunque tenga años que salieron del rancho, el rancho no ha salido de ellos.
Es la realidad, aunque duela. El mejor ejemplo de lo anterior lo acaba de dar el hecho de que una ligera declaración de Wilbur Ross, secretario de Comercio de Trump: “llegaremos a un acuerdo sensato sobre el futuro del TLC”, determinara contundentemente la recuperación del valor del peso frente al billete verde.
Aquí en el rancho grande, los burócratas del publirrelacionismo sólo se encargan, como usted sabe, de pagar los cabezales, tirar línea sobre el contenido de las emisiones radioeléctricas, convencer a los cuates de la prensa, chayotear a los analistas económicos para que digan que eso se debe al esfuerzo de sus inteligentes jefes financieros. De risa loca. Y no es que sea un asunto de samaritanos gabachos. La realidad es que a ellos no les conviene un peso tan débil, que pueda ser el gancho para jalar a México mayores inversiones de empresas asiáticas de exportación que acaben comiéndose el mercado gringo. Tampoco les conviene que se siga incendiando su traspatio sur, por las decisiones exageradamente entreguistass.
Debilidad de acción de los consulados mexicanos en EU
Bastante han tenido con la parálisis del comercio fronterizo, que ya alcanza niveles de escándalo, combinada con la psicosis migrante atizada por la furiosa batida de la border patrol, por el desamparo al que se enfrentan los desplazados, por la debilidad de acción de los consulados mexicanos, por la falta de apoyo de algún funcionario mexicano que se atreva a desafiar la posición anexionista de Videgaray. En este contexto se enmarca la pequeña guerra contra Televisa y Telmex. Todo es un asunto de medir las proporciones, de saber hasta dónde llega el brazo de un gobernante, no por el empeño de hacer que una de las pomposas ideas de las fracasadas reformas estructurales, el Ifetel, funcione, demostrando que lo demás puede funcionar.
El Ifetel fue concebido como arma para destrozar las economías de los “agentes económicos preponderantes” y con este retintín huizachero quemarle las patas a los poderosos, para someterlos al poder creciente e inabarcable de la administración, que venía por todo. Ellos tenían que ser, al término del sexenio, más ricos. Una obsesión producto de traumas infantiles.
El asunto es que ese tiempo ya tiene mucho que pasó. Han caído, otra vez, en la tierra de nadie. El impacto económico que tienen las empresas de América Móvil, Televisa y Univision, la nueva asociada, además del que representan las similares Femsa, Cemex, Bachoco, Grumsa que cotizan en la Bolsa de Nueva York, sobre todas las cadenas de especuladores en ese mercado, no puede pasarse por alto, ni estar sujeto al caprichato de gobiernos.
Eso no lo comprenden. Es un enemigo demasiado grande. No se trata de defender intereses monopólicos, no. Se trata de gradaciones, de sentido de la proporción, de momentos adecuados para actuar. Es una decisión indómita que más temprano que tarde regresará como un tsunami económico que devastara y exhibirá nuevamente al país. No tienen permiso. Y en esta colonia del Imperio estadounidense, no tenerlo equivale a no tener razón ni destino. A menos que resulte que sólo van por el moche, como siempre. No podrán acceder a la maleta grande. Repetirán la historia de todas las infamias, como todo el sexenio ha ocurrido. El problema es que ya nadie se va con esas fintas. Siguen siendo estigmas del rancho, petates del muerto, diseñados para cautivos, para las huestes que se van con cualquier trapo.
Ya se dijo: el PRI no pacta para perder. ¡Claro! Siempre lo hemos sabido. Pero la ambición se les volteó: si atacan a Televisa y a Telmex, sus inventores, ¿en quién se apoyarán para resolver el caso de la sucesión presidencial?, ¿O usted qué hubiera hecho?
Índice Flamígero: Claudia Ruiz Massieu Salinas de Gortari, la #LadyCortinas como le llaman por su peculiar forma de vestir, es criticada por los propios priístas, quienes recuerdan que su padre, el asesinado José Francisco Ruiz Massieu, ocupó el mismo cargo de secretario general del CEN del PRI, cuando cayó baleado por los propios priístas. ¿Por qué aceptó?, se preguntan. Tal vez, responden algunos, porque la agarraron “cruda”, debido a que cada vez es más conocido que la sobrina del Innombrable, tiene un severo problema de adicciones. + + + La aspiración presidencial del michoacano Silvano Aureoles es tan viable como la del guerrerense Héctor Astudillo, en caso de que éste también tuviese esos sueños guajiros. Las entidades a cargo de ambos viven la más absoluta ingobernabilidad, pues los grupos delincuenciales son quienes de verdad tienen las riendas en sus ensangrentadas manos. + + + Sobre la ceremonia del 88 aniversario de la fundación del partido que fuera Revolucionario y que hoy ya ni siquiera es Institucional, celebrada en el Teatro de la Democracia del propio instituto político, recuerda don Alfredo Álvarez Barrón: “Enrique Peña Nieto aseguró que el PRI ganará las elecciones para gobernador en 2017 y las presidenciales del 2018, al mismo tiempo alertó sobre la amenaza que representan la parálisis de la derecha o el salto al vacío de la izquierda demagógica…” El Poeta del Nopal, su alter ego, dispara:
Al afirmar, con tal brío,
que el PRI será ganador,
es otro punto a favor
¡para saltar al vacío!
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