A rescatar nuestro nacionalismo
Francisco Rodríguez jueves 2, Mar 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Ninguna ideología tiene más sólido fundamento constitucional en algún país que el nacionalismo en México. Su aceptación es mayoritaria entre la mayoría de la clase política y entre los líderes de opinión del colectivo. Además, ha sido la única defensa histórica contra los explotadores y los agresores extranjeros.
No cabe la menor duda: hoy estamos más cerca de los países donde emergen posicionamientos nacionalistas en Europa, Asia, África y América Latina, que ubicándonos confiados en imaginarios bloques de socios occidentales, como el TLCAN, cuyos miembros están al borde del colapso.
Para nuestra tradición jurídica, la ideología nacionalista es un sistema de vida. Resume, como ninguna otra, en el texto constitucional y en sus leyes reglamentarias, las luchas históricas por defender la riqueza pública.
Rechaza las que hoy son llamadas sibilinamente “gestiones económicas prudentes” —lo dijo Videgaray, todavía al frente de la SHCP, al Financial Times— que no son sino guiños de entreguismo y claudicación ante los poderosos, quienes nos ven más como fardos, que como compañeros del camino.
Nacionalismo, alerta en contra de leyes conservadoras
Las reformas emprendidas desde la restauración alemanista de los privilegios de la derecha, hasta nuestros días, para quitarle al texto constitucional el perfil de benefactor y protector de las clases desprotegidas, no prendieron, porque han topado con una realidad que exige multiplicar su aplicación y su vigencia.
Los frenos a la inclusión de las masas populares en el proyecto nacional han sido desprestigiados por el accionar político que sus mismos promotores encabezaron al impulsar, al mismo tiempo, regresivas enmiendas fiscales, industriales, financieras, agrarias, laborales y culturales, que son contrarias a la formación histórica del pueblo.
El nacionalismo mexicano es anterior, por décadas, al de los movimientos de descolonización africana o asiática que luchó por la independencia de comunidades monoexportadoras —igual que la nuestra— frente a las prácticas abusivas de las compañías depredadoras.
En muchos casos influyó en el credo de las luchas contra élites políticas africanas que adoraban cultos sincréticos y habían sido educadas para prolongar las agonías de las colonias, en centros culturales y universidades de Europa.
El nacionalismo ha sido conciencia para alertar a la población sobre el interesado retorno de las leyes conservadoras que sustentan la concentración de recursos, menguan el ahorro colectivo y entronizan a un pequeño y descastado grupúsculo social.
Fracasaron neoliberalismo y globalización
Hoy que nos vemos amenazados por una pandilla de ignorantes que tienen como objetivo deliberado sacrificar los procesos de desarrollo del mercado interno, la salud, la seguridad, la educación, la vivienda y el empleo retoma su justa dimensión la ideología nacionalista del desarrollo social.
Estamos convocados a atender, “sin hostilidades ni exclusivismos”, el aprovechamiento integral de nuestros recursos humanos, naturales, financieros y tecnológicos, para preservar la soberanía y la independencia nacional.
Debemos poner sobre el tapete e impulsar con responsabilidad un programa que disminuya los índices de pobreza, delincuencia, desempleo, desigualdad material y logre un reparto equitativo de la riqueza pública, con orientación nacionalista.
No tenemos pretextos. Los teóricos y defensores de la globalización, el neoliberalismo y el desmantelamiento del Estado reconocieron, desde hace tiempo, su fracaso, en todos los frentes y ante todos los auditorios.
En los instrumentos de políticas públicas de las potencias se desandan con premura los pasos de los Willamson, Greenspan, Rubin, Soros, Summers, Clinton, Bush, Obama, Trump que desde el FMI, Banco Mundial, Casa Blanca y todos los centros de poder alimentaron esos mitos y hoy reconocen su fracaso.
Adoradores de la globalización todavía creen en ella
Pero como nosotros, acá en el rancho grande, somos lentos y nos enteramos despacio, seguimos creyendo que si aplicamos paso a paso las recetas del Imperio, nos darán más espejitos en el reparto de las cuentas y nos llenarán la frente de estrellitas a la hora del examen.
Nada más alejado de la realidad. También ellos saben que los que se resistieron a aplicar las políticas desregulatorias y conservaron su identidad independentista, tuvieron mejores resultados que los que queríamos ser más papistas que el Papa.
Sólo quedan sus adoradores icónicos. Los paniaguados que se aprendieron de memoria los estribillos que hacen el eco en las escuelas de administración pública para jóvenes retrasados. Todavía creen en la globalización samaritana y en el Estado asténico, ¡así como en la “poderosa” mano invisible de los mercados!
Están tan desorientados, que creen que porque el mundo se hizo más pequeño por el efecto de los alcances modernos de la información, las naciones deben perder su espíritu nacionalista o los símbolos que convocan a la identidad combativa.
Pero, ¿para qué es el nacionalismo?
El nacionalismo mexicano del presente está llamado a encontrar los perfiles de un Estado moderno y emergente que responda a la nueva realidad social. Hoy como ayer, el mejor maestro del futuro es el pasado.
Que subsane todos los defectos del rebasado paternalismo, desalentador de la participación comunitaria. Que acabe con los excesos del fracasado neoliberalismo y retome los bríos de la conducción económica y social del país.
Que contribuya al desarrollo social, impulse el proceso democrático y garantice el bienestar, para no terminar como patios traseros de potencias y para no ser desplazados por nuestra propia mediocridad.
Que ayude a construir una comunidad de pensamiento, adonde nunca más se vuelva a creer que la grandeza de un país deba ser producto de la copia y tomar nuestros arrestos de los propios episodios nacionales.
Que nuestro catálogo de principios se base en la acepción generalizada de nunca más permitir que los saltos espectaculares de los demagogos triunfen sobre el equilibrio y atenten contra el respeto que nos debemos como pueblo.
Estamos conscientes que el mexicano ha sido sometido en las últimas décadas a un tratamiento intolerable de injusticia y miseria para pagar caprichos de mandarinatos ajenos al alcance de la ley. Grandes franjas de la población quedaron extenuadas, aturdidas y confundidas por el imperio de la violencia, coludida con la fuerza pública, que desgarró su autoestima, dignidad y seguridad. Que los convirtió en errantes en su propia tierra y sin proyecto de futuro.
Lastres, la corrupción y los subejercicios
En materia de combate a la corrupción: sigue el cuento del “perseguidito” Javier Duarte, así como el caso de Ángel Aguirre y su exoneración “tope adonde tope”, a pesar de que el gobierno tiene todos los indicios materiales y jurídicos para echarle el guante. Todo por colusión o falta de respaldo, que no es lo mismo, pero es igual.
En materia de política social: el subejercicio aceptado por las autoridades de los diversos ramos locales y federales, en materia de salud, vivienda, educación, pensiones, jubilaciones, empleo, seguridad pública. Todo, para después, cuando nos lleguen los beneficios de las reformas entreguistas… o cuando Donald Trump deje de fustigarlos.
Pero eso sí, existen fideicomisos opacos del sector público manejando carteras por 400 mil millones de pesos, autorizados por todos los miembros del gabinete que se precian de serlo. ¿A qué se destinan esos recursos? Nadie lo sabe.
Ellos dicen que el nacionalismo es populista; que no cree en la globalización, ni en las manos invisibles del mercado, ni en el desmantelamiento estatal, ni en la generosidad de los mercados y de los imperios. ¡Nunca han sabido qué es, ni con qué se come! Sí supieran, no abrirían la boca.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: La seguridad interior del país es una tarea que, de acuerdo a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, compete a la Secretaría de Gobernación y no a la Defensa Nacional, tampoco a la Armada de México, a las que la misma legislación confiere tareas de resguardo y salvaguardia de la soberanía ante amenazas externas. Conceptualmente, ahí es donde está atorada la aprobación de la mal llamada Ley de Seguridad Interior que promueven las fuerzas armadas cual condición sine qua non para regresar a los cuarteles. Lo curioso del asunto es que ayer mismo Miguel Ángel Osorio Chong acudió a explicar a los diputados la iniciativa que le quitaría funciones a la dependencia que encabeza. + + + A propósito de fuerzas armadas, ya circula en los corrillos gubernamentales que el desgarramiento del lábaro patrio, en la ceremonia presidencial del 24 de febrero, obedece a la mala calidad de los materiales que se emplean para la elaboración de las banderas. Y que también ya se sabe que el contratista es, para no variar “El Teniente”, yerno de Salvador Cienfuegos, quien despacha al frente de la Sedena. + + + Dice don Miguel Ramírez, desde Torreón, Coahuila: “Los textoservidores que pululan en los medios de comunicación mexicanos, desde hace más de una década han tenido como encomienda principal zancadillear a quien los grupos de poder consideran un estorbo. Si el golpeteo no se le puede hacer directamente, entonces se apoya a quienes se cree opuestos a él. Dos ejemplos: la Reina del Cuchi-Cuchi, que lo mismo sirve para un trapeado que para un fregado, ahora competirá por la gubernatura del Estado de México y ya muchos textoservidores la dan como segura ganadora. Conforme vaya avanzando su campaña, los múltiples errores que comete le darán la ubicación que realmente le corresponde. Por otro lado, la Dama del Rebozo sigue neceando que ella es la única que podría vencer a AMLO en las elecciones presidenciales del próximo año. Cuando se le empezó a inflar como muñeca de plástico, se presentó una encuesta que provocó sonoras carcajadas en quien la leía. Aventajaba por muchos puntos al segundo lugar. Fue tal el ridículo que se hizo, que después se tuvo que aceptar el gran rezago que tiene ante quien puntea en la preferencia del elector. Recientemente, apareció su esposo, Felipe Calderón para apoyarla. Se presentó de compras en un súper, dando la impresión de que es tal el aprecio que recibe de la gente, que puede ir a un lugar público sólo acompañado de un guarura. Luego anunció que renunciaría a la pensión que tiene asignada, lo cual, si se le analiza concienzudamente, se encontrará que tiene muchos asegunes.” + + + Del colega Gustavo Escudero: “El apoyo de Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado al Peje, ha de haber dolido al PRI, el propio PRD y hasta al PAN. Pocos diarios lo destacaron en primera, pero es evidente que todo se va ‘apejando’. Tengo entendido que hay en el Congreso más chapulines que ya calientan alas, algunos temerosos y calladitos. Barbosa está contra el amasiato PAN-PRD, pero confía que este último todavía “pintará” (tal vez su calavera). Seguro que los Chuchos se le echarán encima, aunque se verían mejor irse a la cargada… Sí, dije a la cargada…
“La cosa se pone buena,
se cuece la barbacoa,
mas falta que Enrique Ochoa,
también dé su apoyo al Peje…”
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