Puñaladas al pueblo
Freddy Sánchez jueves 16, Feb 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Una nota para los que todavía creen en las encuestas: el proceso electoral para el relevo en el gobierno del Estado de México se encuentra en este momento en un virtual empate técnico entre los aspirantes a suceder a Eruviel Ávila.
Tres fuerzas partidistas van a la cabeza en las preferencias electorales disputándose el poder (casi hombro con hombro), de acuerdo a los sondeos de opinión.
Se trata del Partido Revolucionario Institucional, Morena y Acción Nacional, siempre y cuando este último partido político postule como su candidata al gobierno mexiquense a Josefina Vázquez Mota.
Porque de no ocurrir esto último (a suponer de ciertos analistas de las encuestas), el duelo para el Edomex se reducirá a dos contrincantes.
Por una parte, el abanderado del priísmo de Eruviel y Peña Nieto, y por el otro, Morena con la candidata de López Obrador y sus huestes.
Entre quienes se han dedicado a difundir y analizar las encuestas hechas hasta el momento sobre el tema de la sucesión en el Estado de México, predomina el criterio de que en las tendencias electorales para el futuro gobierno de la entidad mexiquense, las posibilidades de triunfo del PRI cada vez van más a la baja y las de Morena siguen creciendo.
Los números recabados en las encuestas mencionadas, parecen avalar la idea de que el priísmo se derrumba en el ánimo electoral en tanto aumenta el afán electoral de apoyar a Morena.
Claro que los sobradamente conocidos desaciertos de los encuestadores (que de plano no dieron pie con bola en sus vaticinios más recientes en elecciones pasadas), obligan a no creerse ciegamente lo que digan las encuestas adelantando vísperas de lo que sucederá en el Estado de México.
Dar por hecho que el priísmo llegará derrotado a la más importante elección de este año en territorio nacional sería un augurio muy aventurado y más aún que después de perder en el Edomex se lo volverá a echar de Los Pinos por decisión de la mayoría electoral en el país.
La razón de ello es muy simple: si el PRI logró recuperar la presidencia sin los vastos recursos que ahora tiene, inequívocamente hará hasta lo indecible para no perderla en el 2018, aunque pierda la gubernatura del Estado de México. Cosa que además está por verse.
Pensar entonces que las encuestas que describen un panorama fatídico para el priísmo que no tiene vuelta de hoja, podría llevarnos a la ligereza de suponer que lo que venden los encuestadores es un diagnóstico infalible sobre el futuro electoral en México, siendo que su reputación anda por los suelos y casi todo lo que predicen resulta al revés.
Entre otros motivos, porque se ha comprobado en elecciones anteriores que un número importante de electores potenciales, pueden cambiar su voluntad electoral en el último momento y no gustan de revelar sus intenciones de voto ni son parte de las clientelas electorales de los partidos políticos. Eso hace pues que los encuestadores fácilmente se equivoquen.
Así que el priísmo no tendría que preocuparse de los agoreros de su desastre. Siempre que, naturalmente, se ocupe en lo que resta de la presente administración para enmendar cuantas cosas han causado desaliento en la sociedad con una tremenda crisis económica familiar por las ofertas incumplidas de bienestar con las reformas estructurales y las fatales secuelas del gasolinazo, lo que quiera o no aceptarse equivale a darle de puñaladas al pueblo.
Y es que no se puede esperar otra cosa con acciones de gobierno que parecen estar dedicadas a dar de puñaladas al pueblo.