El tema de las remesas
¬ Augusto Corro jueves 16, Feb 2017Punto por punto
Augusto Corro
A corto plazo no se contempla ningún gesto de justicia hacia los indocumentados mexicanos en Estados Unidos.
El presidente Donald Trump sigue empecinado en cumplir sus compromisos de campaña que le funcionaron para llegar al poder:
Deportar a millones de mexicanos, terminar con la construcción del muro fronterizo de la ignominia que se pagaría con los aranceles de las exportaciones mexicanas, o con impuestos a las remesas, así como la revisión o cancelación del Tratado de Libre Comercio.
La deportación de los sin papeles o con ellos ya se efectúa con todo el abuso generado con la violencia incontrolable. Las policías de Migración no sólo se conforman con detener a los ilegales, sino que también son perseguidos hasta el interior de sus casas.
A la fecha, la ayuda de las autoridades mexicanas a los compatriotas no fue suficiente. Sólo sirvió para detener los fallos de algunos jueces que tienen en sus manos los expedientes de los amenazados, para estudiarlos y emitir sus fallos.
En el tema de las deportaciones de “criminales” Trump no quita el dedo del renglón y sus seguidores, que tarde o temprano resentirán los efectos negativos de la mala administración, y ya se envanece de sus decretos ejecutivos.
La construcción de la barda fronteriza ya camina, aunque serán muchos los problemas que tendrá que enfrentar el troglodita republicano para consumar su idea, pues no será fácil conseguir el dinero para llevarla a cabo.
Además, en las zonas donde cruzará la barda no todos aceptarán de buena gana que resulte dañada su ecología. En el asunto del TLC será difícil llegar a acuerdos equitativos, generalmente el más fuerte es que el pone las condiciones del juego y ganará la voracidad empresarial de Trump. Sin duda.
El conflicto real que tiene en ascuas a propios y extraños es el renglón de las remesas que envían los mexicanos, fruto de su trabajo, a sus familiares, pues hablamos de uno de los principales ingresos de divisas en México.
Su importancia es vital para la economía, pues ese dinero va directamente a los parientes de los emigrados, que la mayoría es gente de escasos recursos económicos y que sobreviven con innumerables dificultades.
Con la simple amenaza de que las remesas podrían ser tocadas en las pláticas comerciales o con el propósito de destinar algún porcentaje para la construcción del muro, es suficiente para quitarles el sueño a nuestras autoridades, y de aumentar el terror de quienes envían la divisa extranjera y de aquellos que la reciben.
Hasta donde puede interpretar la compleja revisión del TLC, de los tres socios, México es el más débil y con menos posibilidades de obtener resultados positivos.
Ya Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, se entrevistó con Trump y es de suponer que sus relaciones van sobre rieles, a pesar de que el primero no acepta la política migratoria del estadounidense; pero en el tratado comercial que les interesa sí están de acuerdo.
El odio que siente el troglodita contra los mexicanos será determinante en sus acciones políticas. Vienen, pues más días difíciles para México, principalmente si se toca el complejísimo renglón de las remesas.
¿UNA RENUNCIA MÁS?
El desmoronamiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD) empezó hace muchos años.
La llamada izquierda mexicana empezó a padecer el divisionismo casi desde el inició de la fundación de sus partidos.
Empiezan a crecer esas organizaciones políticas apoyadas en su ideología progresista y acaban divididos. Sus principios son olvidados para darles paso a sus ambiciones personales.
Se alejan de la sociedad que los impulsó y terminan alejados del electorado.
Un ejemplo palpable se encuentra en el PRD que nació con fuerza que poco a poco perdió. Sus luchas intestinas lo llevaron a perder las últimas elecciones.
Y lo triste de la situación es que tiene que apoyarse en otros partidos políticos para mantenerse con vida, como es el caso de las alianzas con Acción Nacional, en Veracruz y en otras entidades. Coaliciones que resultan vencedoras, pero los beneficiados son otros, no los perredistas.
Tratamos el tema, porque el 14 Día del Amor y la Amistad, el senador Armando Ríos Piter, a quien le dicen “El Jaguar” renunció al PRD, organización en la que estuvo activo durante diez años.
Fue una renuncia anunciada, porque desde las elecciones recientes para cambio de gobernador en Guerrero, Ríos Piter rechazó la oportunidad de representar a su partido. Claro, no era fácil ir como candidato de una organización política que vivía tiempos difíciles, tras la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Anunció el legislador ex amarillo que fundará su propia organización para trabajar a nivel nacional. Lo interesante sería que empezara su lucha política en su propio estado, Guerrero, donde el actual gobernador Héctor Astudillo Flores no ata ni desata.
En fin, “El Jaguar” dejó al PRD y su salida es una raya más al tigre en decadencia.