Bellas Artes, enamorado del talento de David Garrett
Espectáculos viernes 10, Feb 2017- El artista alemán hizo gala de su romanticismo, su finura y delicadeza, así como de su velocidad, al tocar “El vuelo del abejorro”, de Rimski-Korsakov, una obra con la que dejó claro por qué ostenta el Récord Guinness del violinista más rápido del mundo, desde 2008
Arturo Arellano
La noche del martes se llevó a cabo el primero de los cuatro recitales clásicos que David Garrett ofrecerá en el Palacio de Bellas Artes con un repertorio basado en lo que él mismo señaló cono el soundtrack de su vida. El recinto estuvo casi lleno en su totalidad y el artista agradeció poder presentarse en un espacio como éste, asegurando incluso que se sentía muy pequeño para semejante y majestuoso lugar. Las fechas restantes de este concierto se celebrarán los días 10, 11 y 13 de febrero del año en curso.
El apuesto artista con violín en mano se posicionó en el majestuoso escenario, acompañado siempre del talentoso pianista Julien Quentin, quien demostró un virtuosismo excepcional en cada pieza. El concierto arrancó con la interpretación de la sonata para violín y piano en La Mayor de Cesar Franck, seguida de Leyenda en Sol Bemol de Antonin Dvorak.
Posteriormente Garrett tomó el micrófono y agradeció la presencia del público que llenó el recinto. “Es una noche muy especial, vamos a escuchar melodías que me han formado en estos 30 años de carrera que tengo, melodías que me han marcado, técnicamente es el soundtrack de mi vida, desde los 4 años de edad cuando tomé por primera vez un violín. Están todos esos autores que han sido héroes para mí”. Continuó entonces con Romanza Andaluza de Pablo de Sarasate, para ir a un intermedio.
En su regreso al escenario, aseguró que si bien admira a compositores como Brahms, Mozart y Bach, en realidad en su formación tuvo más influencia de gente como Prokofiev, Kreisler y Monti, por lo que interpretó Humoresque en Sol Bemol, La Marcha de la Ópera (el amor por las tres naranjas) y un rondino sobre un tema de Beethoven, que sirvió para que la gente se le entregara en aplausos y gritos de “Bravo, bravo”.
La siguiente en el repertorio es digna de cualquier virtuoso, una pieza perfecta para que cualquier intérprete se luzca sobre el escenario y Garrett no iba a desaprovechar su paso por Bellas Artes para interpretarla, se trata de Csárdás, de Vittorio Monti, en la que Garrett demostró por qué es uno de los mejores violinistas del mundo, en apenas cuatro minutos logró cautivar y sorprender a todos los presentes con la velocidad de sus manos al instrumento.
En este punto ya con mayor confianza sobre el escenario, David Garrett se permitió dejar un poco la formalidad y bromear con el público, incluso invitándoles a aplaudir a la mitad de algunas piezas. En tanto reconoció que para él es un gran privilegio poder tocar en el Palacio de Bellas Artes de México. “He estado en todo tipo de escenarios, pero hoy quise hacer algo conservador, tocar lo clásico, no obstante en un escenario como éste me siento muy pequeño. He tocado pop, rock, todo tipo de música, pero para ello todos deberían siempre ir atrás a lo clásico que es lo más hermoso, eso estoy haciendo hoy y gracias, es un privilegio que me dejen pisar este escenario”, comentó.
Continuó con La Capricieuse, Polonesa en Re Mayor, El vuelo del abejorro y finalmente La Ronde des Lutins. Al final el público le brindó un aplauso de pie, y tanto Garrett como Quentin correspondieron parándose al filo del escenario para hacer una reverencia.