Villa Tugendhat, ocho años de modernidad
¬ José Antonio López Sosa viernes 3, Feb 2017Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Brno, República Chica.- Entre las colinas de Brno, la segunda ciudad más poblada de la República Checa, se ubica una casa que pareciera normal en nuestros días, muy grande con enormes ventanales. A simple vista pareciera no valer la pena como sitio de visita y menos aún, como un patrimonio arquitectónico para la humanidad.
Como suele suceder en la República Checa, la historia y sus vestigios vivos nos cambian la perspectiva de las cosas. Fritz Tugendhat y su esposa Greta, judíos checo- alemanes, dispusieron la construcción de una gran casa con un presupuesto casi ilimitado, regalado por el padre de Greta. Así pidieron al arquitecto alemán Ludwig Mies van der Rohe que creara algo innovador con el sentido de libertad que caracterizaba sus obras.
Usó la técnica de la estructura de acero, tal como lo hizo para presentar el pabellón alemán en la exposición universal de Barcelona en 1929. Entre ese mismo año y 1930 concluye la casa, le llaman funcionalismo a su corriente.
Cuando la época dictaba casas muy ostentosas con adornos exagerados por momentos, así como una ostentación de lujos y riqueza en las familias pudientes, esta casa innovó creando espacios abiertos, paredes limpias y grandes ventanales con un sistema automatizado para la época, de calefacción y enfriamiento de la casa, así como una optimización de los espacios con columnas casi imperceptibles de acero.
Al caminar por la casa, escuchar las explicaciones de cada muro y cada sistema, pareciera ser algo normal en la década de los setenta u ochenta del siglo pasado, pero al ubicarnos en el tiempo y el espacio en los años treinta se concibe la transcendencia histórica para un elemento básico en la vida del ser humano: la casa. Solemos pensar en monumentos, palacios y obras arquitectónicas colosales que marcan la historia de una ciudad, una monarquía o una República, pero rara vez nos detenemos a descubrir la evolución de las viviendas, ese lugar de confianza donde nacen familias, ideas, miedos, mitos y leyendas de cada hombre o mujer.
Luego de recorrer los distintos niveles, desde la entrada principal hasta los cuartos subterráneos de lavado, calentamiento y enfriamiento de aire, se logra entender un poco la visión que Mies van der Rohe tuvo con relación a la vida, no sólo a su oficio, la arquitectura.
La parte incomprensible es que, la familia Tugendhat sólo vivió ocho años en la casa, tras la invasión Nazi en 1938 por su origen judío, tuvieron que emigrar primero a Suiza y finalmente a Caracas, Venezuela.
La casa fue de todo después, cuartel militar de los nazis, lugar de almacenamiento de armas, caballerizas, en fin, prácticamente destrozaron el lugar. El gobierno comunista checoslovaco lo usó como espacio para la administración pública y finalmente, luego de la revolución de terciopelo, pudo proyectarse su reconstrucción y estar como hasta hoy, con las puertas abiertas para que quienes visitan Brno puedan recorrerla y ser testigos de la historia evolutiva de algo tan simple y tan complejo como una vivienda.
Sólo ocho años de modernidad vivió la familia Tugendhat, los otros 79 años nos siguen enseñando al resto del mundo la visión funcionalista de la arquitectura.
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