“El odio jarocho”
¬ Salvador Estrada martes 24, Ene 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
Las acusaciones de Miguel Ángel Yunes contra César Duarte y Fidel Herrera, ambos ex gobernadores de Veracruz, que durante sus administraciones, a los enfermos de cáncer se les trataba con ”agua destilada”, obligó a Herrera a renunciar a su cargo de cónsul en Barcelona para venir a México, aclarar y defenderse.
El moreno de pelo encrespado calificó la acusación de “abominable y algo monstruosa” y dijo que era “una estrategia para desprestigiarme en víspera de las elecciones para renovar las 212 presidencias municipales de Veracruz”.
Por su parte, Yunes no quita el dedo del renglón y dice que Herrera es un pillo y le echó la culpa del desastre en que se encuentra el estado.
Yunes llegó a gobernador alimentado “por el odio jarocho” contra César Duarte, “por robarse el dinero de las arcas” y a quien ahora convertido en prófugo, busca la policía.
El actual gobernador de Veracruz declaró que Fidel Herrera tendrá declarar por las denuncias que tiene por la aplicación de medicamentos falsificados y que deberían servir para enfermedades oncológicas.
Y su “odio jarocho” también va contra Fidel y afirma que “los secretarios de Salud acuerdan con el gobernador del estado y es evidente que Herrera participó en la compra de medicamentos falsos para apoderarse de millones de pesos, sin importar que se afectara la vida de muchos veracruzanos”.
Las acusaciones contra los ex gobernadores son graves y se va a requerir de una profunda investigación porque, enriquecerse atentando contra la vida de sus gobernados, es ser un auténtico “jijo de la jijurria”.
El robo, la pillería y el peculado es una forma de vida de los políticos que llegan al poder y que al ser descubiertos pagan con la cárcel, pero apoderarse del dinero destinado a salvar la vida de los seres humanos y engañarlos con “medicinas falsas” es casi mandarlos a la muerte, y el castigo debe ser eterno para los autores intelectuales y para los laboratorios que se prestaron a “ese negocio mortal”.
César Duarte ya tiene muchas acusaciones y ahora se le acusa de una más, por ello urge que se le aprehenda y pague muy caro sus delitos, pero sobre todo que regrese los millones de pesos que desvío para su beneficio y que deben ser invertidos en obras sociales para los veracruzanos, que viven con “el Jesús en la boca”, como dijeran las abuelitas, porque Veracruz no tiene dinero en las arcas, la inseguridad continúa, los cárteles se pelean el territorio, la muerte ronda en la noche “tibia y callada” y el gasolinazo les quitó el poder adquisitivo.
Y ante esta situación los veracruzanos sienten lo mismo que su gobernador ¡odian con odio jarocho!