Los penales salen caros
¬ Salvador Estrada jueves 19, Ene 2017Folclor urbano
Salvador Estrada
Los reclusorios Norte y Oriente de la Ciudad de México están sobrepoblados y se han convertido en escuelas de la delincuencia, por lo cual el diputado Carlos Candelaria, coordinador de la bancada de Encuentro Social de la Asamblea Legislativa, exigió ante el pleno de la VII Legislatura la comparecencia del subsecretario del Sistema Penitenciario, Antonio Hazel, para que explique el porqué se cometen delitos en esos centros penitenciarios.
El Reclusorio Oriente tiene una población de 12 mil 793 presos y su capacidad es de 5 mil 631. El Reclusorio Norte alberga a 10 mil 511 cuando debe tener 5 mil.
El diputado Candelaria explicó que Antonio Hazel debe acudir a la Asamblea Legislativa a explicar por qué se comercializa la droga en los reclusorios y se hacen extorsiones telefónicas y se tiene que pagar para visitar a los presos, entre otros delitos detectados. Y, al parecer, se llevan a cabo con la complicidad de las autoridades penitenciarias.
Ante el pleno de la Asamblea Legislativa, el diputado Candelaria pidió que se pusiera atención a este grave problema que viven los reclusorios porque en los últimos años el Sistema Penitenciario ha ejercido por año un monto total de 2 mil millones 500 mil pesos. Cada interno cuesta en su manutención 67 mil 638 pesos al año. Es más caro, en comparación con lo que se invierte en un estudiante de la UNAM, que cuesta 42 mil 249 pesos anuales, según dijo.
Candelaria indicó que el asunto es grave, pero los centros penitenciarios son parte de los asuntos no relevantes para el actual gobierno, porque él desde febrero del año pasado ya había demandado la atención de las autoridades, pero no hicieron caso.
El coordinador de la bancada de Encuentro Social terminó su exposición, pero le faltó denunciar “más anomalías” que se viven en los centros penitenciarios Norte y Oriente de la Ciudad de México, de las cuales señalamos algunas.
En los reclusorios las celdas están sobrepobladas y los presos tienen que dormir amarrados de los barrotes porque ni en el suelo hay lugar para ellos, sobre todo los de nuevo ingreso. Si los internos reciben dinero de sus familiares la vida será más cómoda, pero si no es así “sufrirán la verdadera cárcel”. El dinero es el que manda en los penales. Y las mafias los controlan.
En ambos centros penitenciarios existen alrededor de 400 reos que están presos por “robarse un gansito, un panqué o una lata de sardinas,” que tienen más de un año recluidos porque todavía no son juzgados.
Los defensores de oficio designados por el gobierno capitalino no existen para los “pobres ladrones”, pero ojalá y en la comparecencia de Antonio Hazel se obtengan resultados positivos y prevalezca en los penales la ley y la justicia. ¿Será posible?