Casa Universitaria del Libro cumple 30 años
¬ AAPAUNAM jueves 19, Ene 2017AAPAUNAM INFORMA
Jorge Delfín Pando
Con el propósito de difundir las bondades de ese extraordinario invento de cultura que es el libro, fue creada hace tres décadas la Casa Universitaria del Libro (Casul). Desde 1986 ha impulsado actividades de extensión académica como presentaciones de libros, diplomados, cursos, talleres, conferencias y foros de discusión abiertos a todo público, lo que la ha convertido en referente dentro y fuera de la comunidad universitaria.
En fecha reciente en el festejo por su aniversario, el académico Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades, señaló que con base en la extensión especializada que ahí se desarrolla, se estableció la meta de crear una maestría en estudios editoriales. Tras agradecer la confianza del Centro Asturiano de México por mantener el acuerdo de comodato por el cual el inmueble sigue bajo resguardo de la UNAM, indicó que entre los proyectos en puerta está el de renovar e impulsar la librería de la Casul, a fin de consolidar la presencia de la Universidad en donde se ubica, en las calles de Orizaba y Puebla, en la Colonia Roma de la Ciudad de México.
Alberto Vital, junto con el escritor Juan Domingo Argüelles y la coordinadora de Divulgación y Publicaciones de la Coordinación de Humanidades, Malena Mijares Bracho –quien fungió como moderadora–, reflexionó en torno al eje de la Casul. Por su parte, Malena Mijares mencionó la pérdida del placer por la lectura en los tiempos actuales, en particular por las nuevas condiciones de las tecnologías. Resaltó, además, que el vaticinio sobre la muerte del texto impreso no se cumplió. En este panorama, ¿cuál es el futuro del libro?, cuestionó.
Se piensa que la existencia del impreso está garantizada, respondió Vital Díaz, así parecen sustentarlo algunas investigaciones en neurociencias. Su porvenir está estrechamente ligado a una necesidad que no desaparecerá en los seres humanos: la de expresarse, que no está muy lejana de las necesidades básicas, como respirar, comer o abrigarse.
Ante los dispositivos electrónicos, el libro tiene la virtud de no requerir pilas, apuntó Juan Domingo Argüelles, retomando palabras de Gabriel Zaid, pero tiene una mayor virtud: es producto de una larga evolución, ya no puede perfeccionarse.
El mercado de los textos electrónicos no ha logrado la supremacía, porque los auténticos lectores aún prefieren el papel, aunque también consuman libros digitales. El verdadero problema, prosiguió, es que “se está extinguiendo la especie lectora en las nuevas generaciones”. De cualquier manera, el futuro del impreso está garantizado porque cubre no solamente un gusto, sino algo existencial.
Remontándonos a la historia y en otro contexto, el edificio que ocupa la Casul fue construido en los años 20 del siglo pasado, con influencia porfiriana, para ser hogar del matrimonio de Joaquín Baranda MacGregor y Dolores Luján Zuloaga, quien tras la muerte de su esposo vendió esa propiedad al Centro Asturiano de México, en 1945.
Con el tiempo, el centro tuvo que mudarse a una sede más grande y para aprovechar el inmueble los directivos determinaron otorgarlo a una institución con fines culturales y fue así como en 1986, en el rectorado de Jorge Carpizo MacGregor, se estableció un acuerdo para poner en marcha la Casa Universitaria del Libro.
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