Conspiraciones electorales • I
Alberto Vieyra G. miércoles 11, Ene 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“El que a hierro mata, a hierro muere”, y esa máxima del refranero popular mexicano les queda como anillo al dedo a dos potencias del mundo históricamente antagónicas: Rusia y EU.
Recordaré que en 1996, el “Tío Sam” metió descaradamente las manos en las elecciones presidenciales rusas, llevando al poder a Boris Yeltsin, cerrándoles el paso a los comunistas. Y, ahora, ha sido Rusia la que espió y maniobró en las elecciones presidenciales de EU para que ganara el magnate Donald Trump.
En eso de las conspiraciones electorales ambas potencias están empatadas.
A fines del año pasado, los demócratas norteamericanos revelaron que Vladimir Putin, con un ejército de espías y contraespías manipularon las elecciones norteamericanas, motivo suficiente para que el antidemocrático Colegio Electoral gringo no hubiese ratificado a Donald Trump, quien negó el hecho, pero hoy ante el cúmulo de información que se ha regado por todo el mundo sobre la perversa intervención rusa en EU, al magnate no le ha quedado otra que reconocer que efectivamente su querido y nunca bien ponderado Vladimir Putin le echó una manita.
Allá por 1789, el entonces secretario del Tesoro norteamericano y lúcido abogado, Alexander Hamilton, quien por cierto nos robó el thaler mexicano, que después convirtió en dólar, aconsejaba a Los Padres Fundadores de EU, mantener a toda costa al antidemocrático Colegio Electoral gringo, pues un propósito esencial de dicho ente era servir de resguardo constitucional para prevenir que candidatos no calificados o que aquellas personas bajo la influencia de potencias extranjeras se convirtieran en presidentes.
Sin embargo, el Colegio Electoral sólo favoreció a Donald Trump, a pesar de que hoy se confirma la descarada intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales norteamericanas.
En todo momento, Donald Trump intentó tapar el sol con un dedo y minimizar la intromisión rusa en los asuntos internos que sólo competen a los norteamericanos, pero ya ve usted que cae más fácil un hablador que un cojo, y ante el cúmulo de evidencias denunciadas por el presidente Obama sobre el hakeo ordenado por Vladimir Putin a las instalaciones y comunicaciones cibernéticas de la campaña de la demócrata Hillary Clinton, cuyos correos electrónicos fueron vulnerados con el fin de favorecer a Donald Trump, éste y su equipo han tenido que reconocer que las elecciones norteamericanas sí estuvieron en ruso.
Y casi en vísperas de que Donald Trump llegue a la presidencia de la nación más poderosa de la Tierra, el 20 de enero, Obama ha denunciado sin ambages que Rusia no sólo hizo de las suyas en el proceso electoral norteamericano, sino que permanentemente mantiene conspiraciones electorales en contra de países satélites en Europa, pero de manera creciente en las democracias occidentales.
¿Cómo son las perversas conspiraciones electorales que EU ejerce en México, Latinoamérica, Europa, Asia y anexas para poner en el poder a gobernantes peleles? Aquí se los diré mañana.