Trump en el poder
¬ Augusto Corro martes 10, Ene 2017Punto por punto
Augusto Corro
¿En México ya estamos preparados para enfrentar a Donald Trump? Es posible que no. Los días transcurren y no se ve que las autoridades mexicanas tengan un plan para contrarrestar las acciones de un presidente electo apoyadas en su instinto empresarial y no en su capacidad política. ¿Tendrá resultados manejar a un país como empresa? ¿Valdrá la pena pelear contra todos, para justificar la demagogia y la prepotencia derivadas del poder del dinero?
Estamos a unos cuantos días de que Trump sea ungido, oficialmente, como presidente en Estados Unidos (EU) el país más poderoso del mundo. Durante su gobierno, el republicano tendrá que luchar contra un número de conflictos que van desde la guerra, el cambio climático, las migraciones ilegales, hasta los problemas de la economía nacional. En este renglón las soluciones no serán tan fáciles.
Con la idea de incrementar las fuentes de empleo y mejorar los salarios de sus paisanos, el republicano lanzó una cruzada nacionalista para que las multinacionales estadounidenses creen empleo “por y para los norteamericanos”. Empresas como la Ford respondió positivamente al republicano y los 1,600 millones de dólares que en un principio estaban destinados para México, tuvieron otro fin, pues serán invertidos en EU.
Esa guerra con las trasnacionales se intensificará con el paso de los días y las empresas fuertes, como la Toyota, también fabricante de automóviles, no se dejarán intimidar por la política proteccionista de Trump. En este tema, así como la armadora japonesa discrepó de la política del nuevo presidente estadounidense, otras empresas no aceptarán ni seguirán los mandatos del republicano.
México es el primer país afectado por la política proteccionista de magnate de las inmobiliarias, que a la fecha sigue sin recibir una respuesta contundente de sus adversarios, no solamente políticos, sino de aquellos que tarde o temprano serán afectados en sus intereses, como los indocumentados que radican en EU y que están temerosos de ser deportados, como señaló reiteradamente el presidente electo.
Según dijo el propio Trump, empezará la deportación de 3 millones de indocumentados que tengan antecedentes penales. Echar de EU a esa elevada cifra de ilegales provocará problemas sociales de pronóstico reservado. Aquellos que dejaron sus lugares de origen temerosos, debido a los altos índices de violencia, volverán al infierno. La delincuencia en los países latinoamericanos no cede.
En el caso de los ilegales en busca de empleo también será un calvario su deportación, pues a los países que regresarán no hay trabajo. Además, los sueldos son muy bajos. El retorno a casa será muy doloroso. Pero a Trump y su arrogancia poco o nada le interesan los indocumentados. La demagogia le funcionó en la campaña política y ahora tendrá que cumplirle a los electores.
En el asunto del muro fronterizo con México, el republicano no quita el dedo del renglón. Sólo que ya no es con el interés del inicio. Ya supo que para continuar con la construcción de la barda tendrá que buscar el apoyo del Congreso estadounidense, principalmente con la idea de que le autoricen 20 mil o 25 mil de millones de dólares para seguir con el proyecto.
En el Congreso los republicanos y los demócratas tendrán el tiempo suficiente para discutirlo. ¿Serán los contribuyentes estadounidenses quienes pagarán el muro? Porque a la fecha, Trump no sabe de dónde obtener esa cantidad de dólares para cumplir con su promesa de campaña. ¿Conseguirá el dinero con los aranceles más altos a las importaciones mexicanas? ¿Le meterá mano a los remesas?
El nuevo presidente de EU se encuentra en la encrucijada. Desde el anuncio de su triunfo electoral, Trump lleva la ofensiva. Su manera de hacer política le permite pelearse con todos, sin importarle raza ni credos, menos la condición física de los desvalidos. Así pues, lo que presentamos líneas arriba es parte de la política irreflexiva del hombre que mandará en el país más poderoso del mundo, que tiene a México para experimentar su odio.
Ante las amenazas del republicano, las autoridades mexicanas no alcanzan a responderle. Parece como si estuvieran de acuerdo en el proceder y actuar de Trump, que casi todo lo que dice es contra nuestro país, sin importarle las consecuencias. Tarde o temprano los mexicanos empezarán a protestar contra la ambiciosa política de Trump, basada en el atropello y en el poder.