Salinas, el demócrata
Roberto Vizcaíno jueves 14, Oct 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Bajo el esquema del concepto socialista de Solidaridad, Salinas fue quien también creó la Secretaría de Desarrollo Social, y echó a andar todos los programas de apoyo social que ahora rinden tan buenos dividendos electorales a los panistas en el poder
En política, como todo en la vida, los hechos son los hechos… y éstos indican que el verdadero acceso a la democratización del país lo inició Carlos Salinas al promover y lograr la creación del IFE, del Tribunal Electoral y del Padrón Federal Electoral.
Todas las demás reformas y ajustes político-electorales han girado alrededor de estas instituciones creadas por el entonces Presidente de la República.
Junto con el rescate de este hecho, cabe recordar que el ahora “villano favorito”, el personaje más odiado por los mexicanos y el que sirve a Andrés Manuel López Obrador para lanzar todas sus campañas, fue en su momento uno de los gobernantes mejor calificados en el mundo y que se llegó incluso a promoverlo para secretario general de la ONU y fue el puntero para ser el dirigente de la Organización Mundial del Comercio.
Bajo el esquema del concepto socialista de Solidaridad, Salinas fue quien también creó la Secretaría de Desarrollo Social, y echó a andar todos los programas de apoyo social que ahora rinden tan buenos dividendos electorales a los panistas en el poder.
Por todo eso y mucho más, es interesante rescatar ya con cierta calma y detalle lo central de su intervención de anteayer en Minería, durante la celebración de los 20 años del IFE.
Para el entripado de sus enemigos, Salinas recordó que convenía señalar que “la creación del IFE fue la respuesta a la elección en México de 1988 (esa donde les ganó dudosamente a Cuauhtémoc Cárdenas y a Manuel J. Clouthier). Fue esa la elección más competida del ciclo de partido prácticamente único en nuestro país”, reconoció.
La no aceptación del resultado de esa elección se combinó con un malestar social derivado de la crisis financiera de finales del 87, en que hubo una abrupta devaluación seguida de aumentos desmedidos de los precios de bienes públicos.
Las encuestas de entonces advirtieron el resultado y el conflicto poselectoral.
“Yo reconocí entonces el fin del partido prácticamente único”, indicó.
Salinas explicó que ni el marco legal ni las instituciones de entonces estaban preparadas para solucionar aquel conflicto. La Comisión Federal Electoral estaba controlada por el gobierno y por lo tanto “no podía construir consensos” y como no existía tampoco un tribunal electoral, no se pudieron dar resultados el mismo día de la elección.
Entonces:
“El IFE y el tribunal electoral fueron la repuesta a la elección de 1998 y de la disputa por el resultado se pasó al diálogo con las distintas fuerzas políticas, tanto del PRI, como del PAN y del PRD, así como con otros partidos.
“Ello llevó a la creación del IFE en 1990, así como del Tribunal Electoral y del Registro Nacional de Electores; fue un paso más en la construcción de instituciones para la vida democrática del país”.
Recordó que por aquel entonces José Woldenberg -quien sería el primer presidente del IFE ciudadanizado-, reconoció que la de Salinas de 1990 fue “una nueva reforma electoral, una verdadera reforma fundadora de gran transcendencia” porque “la creación del IFE fue una obra institucional fundadora, representó un avance indiscutible hacia la consolidación de la limpieza y transparencia electoral en el país; (y) a partir de 89, la reforma electoral ocupó un lugar central y se fundó un verdadero sistema de justicia electoral… Por primera vez (en) el país se tomaba en serio la construcción democrática”.
Esto llevó a Salinas a señalar: “podríamos parafrasear y decir que además de Perestroika parece que hubo Glasnots”. (Era la obvia referencia a que durante su sexenio se avanzó en la reforma económica -un solo ejemplo de ello es el TLC-, junto con la reforma política antes mencionada y la de la libre información y expresión…).
En este punto, Salinas ubicó su reforma política -creación del IFE, Trife y Registro Federal Electoral-, al igual que la reforma que le dio el voto a la mujer, la que federalizó los procesos electorales, introdujo los diputados de partido y la gran reforma de los años 70 de López Portillo-Reyes Heroles, “cada una trascendente”.
De ahí que su conclusión sea que el slogan antipriísta de que todos los males nacionales derivan de “los 70 años de gobiernos de PRI”, sea un “estereotipo con poca base en la realidad, pero muy cómodo para el análisis perezoso o el comentario con agenda”. La realidad, afirma el ex presidente, dice que no todos los gobiernos del PRI fueron iguales.
Luego reveló que “la creación del IFE no fue fácil… existían resistencias al interior del aparato, teníamos (dentro del PRI de entonces) nuestra nomenclatura y también desconfianza en los actores participando fuera”.
Reconoció que la construcción de su reforma electoral se debió a un diálogo y negociaciones en los cuales en su representación actuó el jalisciense José Luis Lamadrid (él no lo mencionó, pero otros actores de ese momento afirman que también participó centralmente el francés José Córdoba Montoya), así como los panistas Carlos Castillo Peraza y Diego Fernández de Cevallos, y el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, y otros miembros distinguidos de su partido.
Gracias a todo eso en 1994, antes de dejar el poder, dijo, “se ciudadanizó el IFE mediante el diálogo que permitió esa reforma y quitó definitivamente al gobierno el control de las elecciones”.
Así, con un IFE ciudadanizado, la elección presidencial de 1994 -en la que salió ganador Ernesto Zedillo, el candidato que él impuso luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, y quien luego sería la peor de sus pesadillas-, fue la primera elección realizada en México en la que se conocieron los resultados el mismo día.
También fue el primer proceso en que hubo debate en televisión en cadena nacional y en el que hubo financiamiento a los partidos, padrón electoral confiable, observadores nacionales e internacionales, además credencial con foto para votar y el tribunal para dirimir las diferencias.
Recordó Salinas que el 77 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón participaron en la jornada electoral, “un récord todavía no superado”, dijo inocultablemente orgulloso.
Insistió: “En la elección de 94 ya los ciudadanos controlaron el IFE… ellos eran mayoría y nadie estaba por encima de los consejeros ciudadanos. No es imaginable pensar que alguien pudiera controlar a José Woldenberg, Santiago Creel, Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Ricardo Pozas y Fernando Zertuche, los seis ciudadanos que hacían mayoría en el IFE en 94…La reforma de 1996 formalizó esta ciudadanización del IFE”.
Luego lanzó una pulla dirigida a su obsesión llamada Ernesto Zedillo: “La elección de 94 no tuvo disputas poselectorales, demostró que la democratización se prueba con resultados confiables, oportunos y transparentes… No era necesario que el PRI perdiera para mostrar el avance en la democracia. Ese año ganó”, dijo en obvia referencia a que Zedillo entregó el poder al PAN en el 2000 para convertirse en el presidente demócrata.
Y agregó dentro del mismo esquema:
“Sin duda también la alternancia prueba el avance democrático… aunque en Baja California, Jalisco, Guanajuato y la ciudad de México hace muchos años que no hay alternancia.
“La alternancia llegó para quedarse, pero si la alternancia es la prueba de la democracia más que sus instituciones, bienvenida la alternancia para el 2012, aunque esa elección todavía está muy lejos. Hay mucho trabajo por hacer y enormes retos que exigen atención diaria para satisfacer la exigencia ciudadana”, subrayó con obvia intención. (negritas nuestras).
Indicó que la democracia mexicana requiere hoy nuevos acuerdos, respeto a las instituciones y la aceptación de los resultados por parte de los contendientes.
La invitación a participar en la celebración del 20 aniversario del IFE fue, como usted ve, muy bien aprovechada por Salinas. Sus aclaraciones y mensajes están ahí. Pero lo central es que nos recordó a todos que él fue quien creó el marco electoral democrático y ciudadanizado que hoy funciona en México. Nada más ni nada menos.
ACLARACIONES PERTINENTES: El gobernador electo de Hidalgo, el priísta Francisco Olvera, quien participó en el encuentro de 12 mandatarios electos para el Acuerdo Nacional por la Seguridad , la Justicia y la Legalidad, realizado en Chihuahua, le dijo al presidente Felipe Calderón que él y sus compañeros “ decidieron firmar el acuerdo de Chihuahua por lealtad a las instituciones de la Republica, en el marco de corresponsabilidad con una estrategia conjunta entre el gobierno federal y las entidades federativas; bajo el entendido de que la sociedad ya no puede seguirle pidiendo permiso a la delincuencia para vivir mejor, y exigiendo respetuosamente que los estados no sean catalogados bajo un signo de desconfianza y demandando un trato igual en la asignacion de recursos y sin burocratismos”.
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