Hartazgo y corrupción pone en riesgo al PRI de Coahuila
¬ Mario San Martí jueves 22, Dic 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
- Javier Guerrero García, opción viable ante el cacicazgo de los Moreira
- Humberto no será candidato del PRI: Ochoa Reza
Electoral y políticamente hablando, el año que termina significó para el Partido Revolucionario Institucional un parteaguas que le ha valido un sinnúmero de calificativos, lo mismo hablan del PRI como sinónimo de derrota que de corrupción, falto de credibilidad y con sus cuadros dirigentes aparentemente divididos.
Atrás quedaron los días de gloria, del orgullo de ser el partido gobierno y en ese contexto lo peor parece aún no llegar.
En 2017 habrá elecciones en cuatro entidades de la República, Coahuila, Nayarit, Veracruz y Estado de México, y de sus resultados el otrora poderoso partido tricolor sabrá cuantas posibilidades tendrá para competir por la silla presidencial, tiene que ganar cuatro de cuatro o de lo contrario el riesgo será mayor, vamos ya no de ganar sino de quedar en un honroso segundo lugar.
2016 fue la gran debacle del PRI, de doce gubernaturas en juego perdió siete y se quedó con cinco, logrando recuperar Sinaloa y Oaxaca, conservó Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas. PAN y PRD se quedaron con Veracruz, Quintana Roo y Durango, en tanto que Puebla, Tamaulipas, Aguascalientes y Chihuahua pintaron de color azul.
Desde entonces, en las filas del priístas se ha dicho hasta el cansancio que para encontrar la ruta del triunfo, aquella que les valió la Presidencia de la República en 2012 con Enrique Peña Nieto al frente, se requiere de la unidad de sus cuadros dirigentes, de su militancia y de una buena imagen de sus candidatos, sin sombras de corrupción y trayectorias intachables.
La fórmula es la unidad, coinciden todos.
Y en esa estaban los priístas, haciendo cuentas alegres, cuando para el proceso coahuilense la unidad se rompió y de manera anticipada es casi segura la derrota tricolor en esas tierras donde el apellido Moreira es la piedra en el zapato.
De Coahuila son los hermanos Rubén y Humberto, de apellidos Moreira Valdez, el primero gobernó la entidad en el periodo 2005-2011, y el segundo los sucedió para el sexenio gubernamental de 2011 a 2017, tiempo en el cual los habitantes del lugar refieren Coahuila vive un cacicazgo familiar, caracterizado por la corrupción, el enriquecimiento ilícito, el nepotismo y el endeudamiento de las finanzas estatales de manera desproporcionada.
El tema es que ambos personajes pretenden conservar su bastión y cotos de poder, el primero con la imposición de uno de los suyos para la candidatura para el gobierno estatal en la elección del año que entra y el segundo está empecinado en ser candidato a diputado local, ambos cargos bajo el cobijo del PRI lo que de entrada ha propiciado divisiones internas en ese partido y la desbandada de sus militantes se empieza a dar en todos los niveles.
Hasta ahora, uno de los más significativos desprendimientos de las filas del PRI de Coahuila, es la del diputado federal, Javier Guerrero García, quién inconforme con la intromisión de los Moreira en las decisiones del priísmo local optó por buscar un espacio como candidato independiente y con él diversos cuadros del tricolor se han sumado a la causa, que no es la de los Moreira.
Es un hecho que blancas palomas no son los hermanos Moreira, en ambos caos su sola presencia huele a corrupción, y aunque la justicia hasta ahora no ha llegado para estos personajes allá dicen que eso no hace falta, pues el pueblo en general ya dio su veredicto e inocentes no los han encontrado.
Es tan mala la reputación de Rubén y Humberto, que si por el pueblo fuera ya los habrían quemado en leña verde, pero como eso en tiempos de los derechos humanos ya no es posible, el único recurso que les queda a los coahuilenses es darle la espalda a cualquier proyecto que tenga que ver con el repudiado cacicazgo.
Señalado por los delitos de lavado de dinero, cohecho y asociación criminal, actos aparentemente cometidos durante su gestión como gobernador, Humberto Moreira fue aprehendido a principios de este año en España y estuvo encarcelado por varios días.
No hubo mayores consecuencias en sus acusaciones, pronto salió libre y de inmediato emprendió su regreso a México, donde hoy la política lo vuelve a poner en el debate de la opinión pública, y donde la mayoría opina que Coahuila no merece tener a un diputado con las características de Humberto.
Es tanto el desprestigio que carga el apellido Moreira, que el mismo presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, ha señalado enfático que Humberto “no irá por el PRI para diputado local”, lo que de alguna manera deja entrever que el dirigente habla en serio cuando define que en ese partido no hay cabida para la corrupción.
UN DATO.- Hasta antes de su separación del PRI, Javier Guerrero García, fungía como presidente de la Comisión de Desarrollo Social en la Cámara de Diputados. Con una militancia de 40 años como priista, donde sus inicios los dedicó a formar cuadros de ese partido en el entonces Instituto de Capacitación Política (ICAP).
Guerrero García fue candidato a la dirigencia nacional del PRI junto con Beatriz Paredes y antes de ser diputado federal se desempeñó como subsecretario de Desarrollo Social en el gobierno de Enrique Peña Nieto.