Independiente
¬ Augusto Corro lunes 19, Dic 2016Punto por punto
Augusto Corro
El próximo año se elegirá nuevo gobernador en Coahuila. No tendría nada de especial si se vivieran en aquellas épocas en las que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) era una organización política invencible, principalmente en los estados.
Pero ya vimos que ese poderío perdió fuerza y en las últimas elecciones estatales fue derrotado estrepitosamente. Acción Nacional le arrebató siete gubernaturas, dos de éstas muy importantes: Veracruz y Chihuahua.
En Veracruz y Chihuahua no hubo manera de que los tricolores obtuvieran la victoria. Los dos gobernadores Javier y César, ambos de apellido Duarte, hicieron el daño suficiente para que los panistas no tuvieran problema alguno en ganar.
Y fue precisamente en el saqueo de los recursos públicos donde los mandatarios priístas se distinguieron. Javier fue acusado de lavado de dinero y delincuencia organizada. César tendrá que responder ante la justicia por los siguientes delitos: enriquecimiento ilícito, peculado y uso indebido de atribuciones y facultades.
A los dos priístas les fue mal. No sólo perdieron la gubernatura, sino que hasta su propio partido no les brindó ningún apoyo. El tricolor no pudo salvar del desastre a sus gobernadores. Tampoco logró que sus candidatos triunfaran. Basta con mirar la situación caótica que dejaron en sus estados.
Sirva de anterior de introducción para analizar el panorama que se presenta en Coahuila, tierra de los hermanos Humberto y Rubén Moreira. En el caso del primero, el escándalo surgió por la enorme deuda que le dejó a su entidad. Además, como si la gubernatura se tratara de una herencia, le dejó el poder a Rubén, un gris mandatario.
Rubén fue acusado de lavado de dinero y estuvo preso en España. Uno de sus colaboradores, Héctor Javier Villarreal, ex tesorero de Coahuila, enfrentó problemas con el gobierno de EU, por propiedades que adquirió en el vecino país, con el saqueo al erario coahuilense. Además reconoció la existencia de cuentas multimillonarias de pesos, en paraísos fiscales.
El actual gobernador, Rubén Moreira, llegó al poder y lo primero que tuvo que enfrentar fueron los graves problemas financieros y la crisis de recursos derivados de la abultada deuda que heredó de su hermano. A ese problema se agregaron la inseguridad y el narcotráfico en varias regiones del estado.
Este es el panorama muy parecido a Veracruz en temporada de campaña política. Todo mundo vaticinaba una derrota mayúscula al PRI, pero los jerarcas del partido se desentendieron y dejaron que fluyera la inconformidad, con el resultado que todos conocemos: Miguel Ángel Yunes Linares, fue el ganador de la alianza PAN-PRD, la minigubernatura de dos años. El Revolucionario Institucional fue vapuleado. El ex goberndor Duarte anda a salto de mata nadie sabe dónde se esconde, ni cuánto tiempo burlará a la justicia.
En Coahuila están los mismos ingredientes políticos que llevaron al fracaso a los priístas: pésima imagen del gobernador y su hermano y hartazgo de los coahuilenses por la violencia, etc. Y el verdadero dolor de cabeza de los Moreira serán los candidatos independientes que tienen suficiente experiencia y apoyo para participar en la contienda electoral, rumbo a la gubernatura.
El viernes en la noche, cuatro aspirantes a mandatarios estatales presentaron sus Cartas de Intención ante el Instituto Electoral de Coahuila. Ellos son: Luis Horacio Salinas, empresario; Javier Guerrero, quien renunció al PRI para probar suerte como independiente; Germán Reyna Maltos y Rosalinda Arredondo Esquivel.
Los hermanos Moreira no la tendrán fácil, aunque ya se dieron cuenta como su partido fue derrotado en Veracruz y Chihuahua por la pésima imagen de sus gobernadores, ellos tendrán que poner sus barbas a remojar. Aunque parece que no entienden la situación que viven o el poder los tiene fuera de la realidad. Por ejemplo, Rubén, “ave de tempestades”, todavía suspira por un lugar en el Congreso local. Burda táctica para obtener el ambicionado fuero político, la capa protectora que impide castigar a los funcionarios pillos.
¿Será Coahuila el próximo estado que pierda el PRI? ¿Los Moreira contarán con la fuerza suficiente para seguir como dueños de esa entidad? ¿Cuál será la actitud de la cúpula priísta?
Mientras, con la idea de enviar mensajes de que la barredora funciona en el tricolor, la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI decidió expulsar de sus filas al ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington Ruvalcaba, quien fue acusado del delito de narcotráfico y lavado de dinero. Esto ocurrió el viernes pasado.
Tuvieron que pasar doce años para que ese organismo político echara de sus filas a al mandatario estatal que, según fiscales federales de EU, recibió millones de dólares en sobornos de los cárteles del narcotráfico, riqueza mal habida que invirtuó en bienes raíces en Texas.