Despilfarro electoral
Alberto Vieyra G. miércoles 14, Dic 2016De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Los mexicanos, que hemos sido convertidos por la ponzoñosa partidocracia en viles objetos de uso electoral y potenciales pagadores de impuestos, tenemos que echarle cada año millonadas y más millonadas a un barril sin fondo en que se ha convertido el gasto electoral en México.
Sí, tenemos una democracia muy cara. Nos cuesta un ojo de la cara. Es una democracia que solamente sirve a unas cuantas elites económicas y políticas poderosas.
Pero esa democracia elitista no se refleja en las panzas, los bolsillos ni las mesas de la mayoría de los mexicanos de abajo.
Hay que insistir cuantas veces sea necesario en que la política es una industria que da de comer y con manteca a vivales de familias poderosas que no trabajan. Son pulpos chupeteadores de los presupuestos y de los mexicanos.
Con estupor leo una nota en varios periódicos de los llamados de circulación nacional que dice Gasto electoral, barril sin fondo.
Tramposamente el INE y sus aristócratas de la burocracia electoral informan que en los últimos cinco años, la nación azteca se ha gastado en procesos electorales federales y estatales, la friolera de 10 mil millones de pesos, gasto que equivale a cuando menos el presupuesto de tres o cuatro secretarías de Estado.
Y digo tramposamente, porque los consejeros del INE, repudiados en todo México por percibir los sueldos más escandalosos del país, equiparables al de los magistrados y ministros de la nación que ganan mensualmente más de medio millón de pesos, mientras el pobre pueblo de México gana miserables salarios que alcanzan a penas para comprar un kilo de frijol, la leche pa’ la chata, las tortillas o un refresco de las aguas negras del imperialismo yanqui, no incluyen los presupuestos anuales destinados antes al IFE y ahora INE, que es la misma gata nomás que revolcada, y que son groseramente escandalosos.
Ahí le va, en el 2015, que fue año de elecciones federales, el presupuesto para el INE fue de más de 18 mil millones de pesos, de los cuales 13 mil 216 millones se destinaron a gastos de operación y 5 mil 355 millones para financiamiento de los partidos políticos.
En promedio, cada año la Cámara de Diputados aprueba un presupuesto de 15 mil millones de pesos para el INE, haya o no haya elecciones.
Y ahora, el árbitro electoral de México quiere dormir al velador con el cuento de que solamente en elecciones se han gastado 10 mil millones de pesos, en los últimos cinco años. ¡Tramposos!
Es una baba de perico, porque en realidad en los últimos cinco años han ido a parar a ese maldito barril sin fondo llamado INE y sus rémoras consejeros electorales más de 75 mil millones de pesos, en los últimos cinco años, según consta en los presupuestos anuales autorizados por el Congreso de la Unión.
¿Qué ocurriría si se cortaran los presupuestos multimillonarios para el INE y la ponzoñosa partidocracia?
¿O que solamente se destinase un gasto para las elecciones y que los partidos políticos se rasquen con sus propias uñas y hagan política con saliva?
¿A caso esa maldita burocracia del INE y los partidos políticos ahí representados engrosarían las filas guerrilleras en México?
¿Se convertirían en una mafia al estilo de la mafia rusa, la yakuza japonesa, la siciliana o la camorra italiana?
¿Cuántos años más los mexicanos toleraremos esa maldita democracia electoral, convertida en auténtico barril sin fondo?