Caifanes llevó a 18 mil almas a dar una vuelta al cielo
Espectáculos miércoles 14, Dic 2016- Ofrecieron una noche memorable, nostálgica, llena de recuerdos, de temas clásicos y de añoranzas
Gloria Carpio
La emblemática banda Caifanes volvió por sus fueros, con un lleno “hasta la azotea” en el Palacio de los Deportes, donde más de 18 mil fans se congregaron en un pacto de nostalgia, añoranza y melancolía por el repertorio de esta agrupación, que se reintegró en el 2011.
Y vaya que es la banda más querida y deseada por un segmento de melómanos roqueros, que extrañan el estilo musical de Caifanes y por supuesto que fue un culto ciento por ciento chilango a un estilo de rock, donde su vocalista, Saúl Hernández, demostró un manejo de las multitudes, para ir dosificando su repertorio y dar continuidad a las emociones de su público que bailó, coreó y cantó cada una de las rolas
Fueron dos horas de música que supieron a diez, pues la simple aparición en el entarimado de Sabo Romo en la guitarra; Alfonso André, en la batería; Diego Herrera en el sax y Saúl Hernández, en el acompañamiento y la voz, provocaron una estruendosa ovación. Sus seguidores les demostraron no sólo su afecto, sino su admiración y su arrastre.
Fueron dos horas llenas de emoción y grandes recuerdos, donde la banda escogió “Los dioses ocultos” para arrancar su concierto y Saúl Hernández se contagió de la nostalgia para recordar que un Palacio de los Deportes tan lleno, hace que parezca “Rocotitlán” y por eso “Viva México Raza” y evocó los tiempos en que se tocaba en corralones para comulgar con el género roquero.
Luego vino otra gigantesca ovación “Para que no digas que no pienso en ti”, “Te estoy mirando”, “Miedo”, “Vamos a dar una vuelta al cielo”, “Nada” y “Cuéntame tu vida”.
Para entonces el ambiente de locura no sólo había subido de tono, se mantenía en el nivel de la añoranza y la melancolía, pues el público no sólo estuvo integrado por jóvenes, la mayoría fueron hombres y mujeres mayores de 40 años, que desde el principio pedían “Mátenme porque me muero”, a lo cual accedió Saúl Hernández y que secundaron las 18 mil voces concentradas en el Domo de Cobre.
Visiblemente emocionado, Saúl Hernández dedicó la siguiente melodía: “Antes de que nos olviden”, con estas palabras: “Raza, esta canción es para ustedes, porque son la verdadera realidad de este país. Ustedes son los que realmente se pasan los días partiéndose la madre y por eso este tema es para ustedes”.
A la mitad del concierto no habían desahogado ni la mitad de su repertorio y la gente quería cada vez más, por lo que vino “El negro cósmico”, “De noche todos los gatos son pardos”, “Detrás de ti” y “Nunca nadie me podrá parar”, una tanda musical configuirada para que Saúl y Sabo Romo demostraran que son, hoy por hoy, los mejores guitarristas de rock, pues sostuvieron un diálogo requintero, evocador de sus mejores tiempos, ejecutando sus “liras”.
Desde el tercer tercio, Caifanes anunció que se acercaba su despedida y que lo querían hacer con un homenaje a los grandes autores de su repertorio, como son Óscar Chávez, David Bowie y Juan Gabriel.
Cantaron “No dejes que”, “Viento”, “La célula que explota” y “La negra Tomasa”. “Con esta tocada cerramos un año, un año medio extraño, esperamos que el 2017 sea un año de mucha luz para todos. Muchas gracias raza”, indicó Saúl para decir hasta luego a sus fieles seguidores.