La piñata
¬ Augusto Corro martes 13, Dic 2016Punto por punto
Augusto Corro
Ya no es de llamar la atención la conducta de la izquierda mexicana. Hace mucho tiempo que perdió su espíritu de lucha. Ahora, defender los intereses de México es lo que menos le importa. Antes, el capitalismo representaba su peor enemigo. En México hasta se crearon movimientos de liberación nacional.
Eran épocas de encendido patriotismo, de luchas sociales y de combate a las injusticias. Todo quedó en el olvido. Se diluyeron los ideales progresistas a cambio de poder y negocios.
Algunos de los partidos llamados de izquierda ni siquiera se abstienen de demostrar su debilidad ni sus inclinaciones a lo superficial, al humorismo corriente que denota falta de ingenio. Resulta que los senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) organizaron su posada anual, pero en esta ocasión le agregaron su matiz político y de protesta, según ellos.
Durante el festejo, los legisladores apalearon, mofaron e insultaron de Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, convertido en grotesca piñata. Colgado del techo el gringo del pelo de zacate recibía los garrotazos que le propinaban los “patriotas” perredistas, que a falta de promover protestas serias, formales, decidieron la línea del relajo y el vacilón.
Claro, se critica a los legisladores del sol azteca no por el apaleo a la piñata Trump, sino por la falta de acciones políticas que reflejen el repudio al republicano que desde el inicio de su campaña policíaca calificó a los mexicanos de violadores, asesinos, etc., además de amenazar con la ampliación del muro fronterizo y la revisión del Tratado de Libre Comercio.
En su discurso de odio, el presidente electo no se limitó a manifestar su rencor por los mexicanos, sino que también tocó el tema sensible de la migración, con la idea de deportar a 11 millones de indocumentados que viven en su país, más de la mitad mexicanos. Y como si no fuera suficiente, tras su triunfo electoral, ya se refirió a la expulsión inicial de 3 millones de ilegales.
El conflicto directo de Trump con México es de consecuencias imprevisibles que podrían afectar directamente a nuestra economía, por ahora tan afectada por el valor del peso frente al dólar; y por su acción decidida de evitar la salida de empresas que desean venir a México que les brinda condiciones favorables para su desarrollo.
El republicano va directamente al grano y canceló la ampliación de Carrier, una empresa fabricante de aparatos para aire acondicionado, establecida en Nuevo León.
Es una lista de promesas de campaña que Trump empezó a cumplir contra viento y marea. Su insensibilidad política y sus discursos incendiarios le dieron el triunfo electoral y ya demostró que no piensa salirse de esa ruta que para México representa una mayúscula preocupación, misma que no es atendida con el interés y la fuerza necesaria para enfrentarla.
Qué bueno sería que con la destrucción de piñatas a imagen y semejanza de Trump este reflexionara y le diera un cambio menos agresivo a su política deshumanizadora, anclada en la retrógrada época medieval; pero estamos seguros que no le afectará nada el saber que unos senadores mexicanos, como muchachos traviesos, en una fiesta navideña, no hicieron otra cosa que insultarlo.
Si de esa dimensión serán las protestas de los mexicanos, el presidente electo estadounidense ya podrá dormir tranquilo, porque a los más aguerridos inconformes sociales, de otros tiempos, no les alcanzó la inteligencia para hacer marchas, mítines, pronunciamientos severos contra el émulo de Hitler al frente del país más poderoso del mundo.
Los otros partidos de izquierda como Morena, PT, etc., igual que el PRD permanecen en absoluto silencio. De vez en cuando, surge de ellos alguna declaración contra Trump o una promesa solidaria que luego desaparece.
¿Cómo nos preparamos para recibir al nuevo gobierno de Trump que inicia el próximo enero? En el panorama nacional no se contemplan acciones de resistencia a la política de Trump.
No será con el apaleo a las piñatas de Trump, como hace la llamada izquierda mexicana, como se detendrán los males anunciados por el republicano contra México.
Cabe señalar que la derecha también se encuentra en la misma posición que sus adversarios, quienes a través de seminarios y reuniones de análisis buscan el camino para encarar al multicitado racista y misógino empedernido.
El exembajador de México, en EU, Arturo Sarukhan consideró lamentable el comportamiento de los senadores “piñateros”, pues “se requiere de profesionalismo, visión de Estado y seriedad para encarar los retos que vienen”, en alusión a la llegada de Trump al gobierno estadounidense. Algo así como pedirle peras al olmo. ¿O no?