¿Por qué es presidenciable Osorio?
Francisco Rodríguez martes 29, Nov 2016Índice político
Francisco Rodríguez
Uno de los grandes asertos del refranero —”y dale perico al torno”— se aplica a todos aquéllos que dan demasiadas vueltas y brincos, siempre redundantes, cuando el piso está tan parejo, cuando no hay duda. Y aquí, tal parece que es el único país del universo conocido, donde las arañas mean y los pericos maman.
Por eso, es necesario saber quién está obligado a ejercer el control de la política interior, para definir qué clase de pajarraco es. Si lo que dicen los encuestadores pagados ubérrimamente es trapo de coleador o una verdad absoluta que nace del sentimiento popular, del nivel de aceptación que tiene Miguel Ángel Osorio Chong entre el electorado mexicano. ¿De verdad es el mejor posicionado entre sus pares para la candidatura presidencial priísta del 2018?
Pero, vayamos primero a entender ¿con qué se come el control político? ¿De qué se trata en un país donde el gobierno ha abdicado de sus funciones?¿Siquiera se dan cuenta o no?
Y es que, cuando cada uno de los actores del escenario se maneja por su lado, ajeno al sistema, no puede haber control político. Los militares creen que ellos sí pueden. Nada más alejado de la realidad, pura y dura. La estructura obrera, campesina, empresarial, informativa, los gobiernos estatales, los partidos políticos, la clase media, las cámaras legislativas, conforman un país de la política chiquita, insulsa y fragmentada. De la Iglesia mejor ni hablamos, ¡no lo fuman!
Díganlo si no estos datos duros, obvios para cualquier observador aficionado: los obreros no tienen Central. Aceves del Olmo no puede ostentarse como líder, porque el mayor número de trabajadores antes de la CTM, militan en un sindicatito que se llama Nacional de Trabajadores de Servicios en General, Transporte y Comercio.
Un antiguo empleado del ya desaparecido Leonardo La Güera Rodríguez Alcaine, Polito Rodríguez, es el líder que se sienta en la oficina más importante de las calles de Vallarta. Empezó controlando a los empleados de las compañías de seguridad privada, luego a los distribuidores de pipas de gas doméstico, luego a los meseros de fondas chiquitas… y así hizo el bonche.
Es él quien lleva a las grandes multitudes a las asambleas de la CTM y del anterior pseudópodo, el Congreso del Trabajo, que ya no existe, porque no existe nadie: petroleros, electricistas, burócratas, empleados bancarios, fueron liquidados por la reforma estructural del sector laboral del país. En Polito descansa gran parte de la estabilidad nacional… y nadie lo dice, porque no lo saben.
La sociedad con el SME
Los electricistas siguen medrando, en el SUTERM, del legado de Rodríguez Alcaine: la propiedad, según el contrato colectivo de trabajo, de la red conductora de energía eléctrica. Quien quiera usarla, tiene que caerse por ahí, en las oficinas de Río Guadalquivir. El SME, opositor, es socio aparente de su benefactor Osorio Chong, quien regaló a sus líderes —no a los agremiados— el control a perpetuidad de todas las termoeléctricas que rodean al Valle de México.
Todos, haciendo sus negocios calladitos, en un silencio cómplice, oscuro, horrorizante. Así salen las cosas mejor. Lo han confirmado. La dirigencia del campo, igual que éste, destrozada, sin alguna representación. El Frente Auténtico del Campo es el más digno, el que lucha por la sobrevivencia de la soberanía alimentaria, pero no es recibido en una sola instancia del gobierno.
La clase media, sin una sola organización que se respete. Demolieron todas. Los partidos políticos, mantenidos a base de prebendas familiares y maletas repletas de dinero, no tienen una sola bandera. Nadan de muertito, oponiéndose a quienes les ordenen desde Los Pinos, o desde donde se encuentre el poderoso favorito de ocasión.
Los gobernadores, prófugos o escondidos bajo los escritorios, esperando una oportunidad para endeudarse, a nombre del pueblo, usted sabe. No quieren oír, porque de inmediato pierden popularidad y control sobre su gente. El que no ha caído, pronto resbalará.
El sistema de transporte carretero, el que debería tener el control sobre las vías de comunicación del país, sabe que ya esa atribución es de los guardaespaldas de narcos del Ejército. Como se usan para el transporte de los narcos menores, los verde olivo son responsables de escoltarlos y protegerlos, no vaya a ser que alguien ose tocar la única fuente de recursos monetarios líquidos de la nación.
La cúpula del pulpo camionero, acuerda con Raúl Cervantes, pues para eso está ahí. El buitre camionero, como es conocido por su fidelidad a los Alcántara, es su portavoz, el que soluciona su interlocución con los más poderosos concesionarios del país . No les cabe la menor duda. No necesitan tocar otra puerta. El Buitre es de ellos.
Textoservidores: celestinas del oprobio y sumisión
Los periodistas “institucionales” —léase: textoservidores— jamás van a recibir línea a Gobernación, sus necesidades son solucionadas a precios pantagruélicos por los ígnaros publirrelacionistas que los citan en los desayunaderos más vistosos, que para eso tienen la maleta llena. No saben hacer otra cosa. Son sólo las celestinas del oprobio, de la sumisión.
Los encargados de otras áreas sensibles, como la educación pública, las inversiones en infraestructura y los que aspiren a algún hueso lo único que deben hacer es buscar a algún gerifalte, sea Chuayffet o Montiel, para que los recomienden. Al menos eso creen. La realidad los desmiente cada día.
No hay un dedo mayor que el de Videgaray, que para eso no nació. Es dueño del aparato administrativo y financiero. Quien diga que es mentira, se equivoca o miente por interés. Videgaray sigue siendo la cima del poder y el autor del carrusel financiero con el que “ganan” hasta 2 mil millones de dólares anuales.
Todos los que falten en esta lista, deben hacer manifestaciones y marchas, peregrinaciones, pues, para que los reciba el abad de la Basílica de Guadalupe, cuya titular es responsable única de la estabilidad política y social del país.
Entonces, ¿por qué las encuestas dan como favorito de los ciudadanos para la candidatura presidencial a Miguel Ángel Osorio Chong? Es alguien que no interviene en nada. Nunca ha resuelto un problema de envergadura nacional. No despacha en la sede de Gobernación, que según todos, es la que debería velar por lo político, sino en un departamento muy nice en la esquina de Campos Elíseos y Rubén Darío, cerca de donde dice tener oficinas en la esquina de Arquímedes.
¿En qué manos estamos? ¿Dónde está el gobierno? ¿Dónde está esto que todavía llamamos país? ¿De quién es candidato Osorio Chong? ¿Usted de quién cree?
Índice Flamígero: Como escribidor mantuve con Carlos Salinas de Gortari una relación más o menos cordial… hasta que fue nominado candidato de su partido a la Presidencia de la República. Desde ese momento mis comentarios y críticas nos alejaron hasta ya casi el final de su sexenio cuando, inesperadamente, fui invitado por él a acompañarlo a La Habana, Cuba, en una visita de menos de 12 horas en la que, supuestamente, Carlos Slim firmaría un contrato para brindar servicios de telefonía celular en el territorio insular. Salinas y su comitiva fuimos recibidos por Fidel Castro Ruz en una mansión en cuyos bien cuidados jardines se sirvió un almuerzo. La sobremesa se extendía y extendía. Media hora. Una hora… En la mesa vecina a la que ocupábamos los colegas Beatriz Pagés, Ricardo Rocha, el propio Carlos Slim y quien esto escribe, platicaban, casi en susurros, Salinas y Castro, hasta que un ayudante del comandante se acercó a murmurarle algo al oído. Acto seguido, el entonces presidente de México y el primer ministro cubano se pusieron de pie y, estentóreo, para que todos escucháramos, el visitante dijo a su anfitrión:
— Comandante, voy a presentarle a mi comitiva.
Y al primero a quien llamó para que me acercara fue a mí.
— Así que tú eres el periodista que le pega a mi presidente Salinas —me espetó el gigantón uniformado de verde olivo, al tiempo que casi destrozaba mi mano derecha en lo que, definitivamente, no era un cálido saludo.
Le respondí que no lo golpeaba, pues tenía muchos militares rodeándolo y cuidándolo. Que sí lo criticaba, en cambio, “porque en mi país los periodistas hemos ido conquistando la libertad de expresión”, le dije enfático.
—Mira que es bravo este Francisco —soltó mi mano Castro y volteó riéndose hacia Salinas.
La visita a Cuba fue engaño para Slim. Y pretendió ser de “regaño” para este tecleador. Y es que a quien todavía no era el hombre más rico del mundo le había comido el mandado un inversionista regiomontano apodado El Manitas, quien de último momento redactaba contratos y protocolos para ser él quien proveyera de servicio celular a Cuba. Fracasó un par de años más tarde, por cierto. Y el engaño a Slim, a final de cuentas, fue otro favor que a este empresario le hizo Salinas.
Al “regañado”, ya en el aeropuerto José Martí y en la ceremonia de despedida, Castro volvió a apretarle la mano con toda su fuerza, haciéndole una recomendación: “Te encargo a mi presidente Salinas”.
Recomendación que salía sobrando. Nunca he dejado de “traerlo de encargo”. (Fragmento de un texto publicado el 16 de agosto de 2010) + + + El Poeta del Nopal envía enigmático epigrama —¿EPN? ¿Trump?— titulado “El Destino Manifiesto: Un pálido semidiós / con el rostro maquillado, / que sin mediar altercado / dibuja un futuro atroz; / eyaculador precoz, / el copete bien enhiesto, / con enigmático gesto / anuncia la nueva era, / tomando como bandera / ¡el Destino Manifiesto!”. ¿Quién, don Alfredo Álvarez Barrón? ¡Díganos a cuál de los dos próceres se refiere?
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