El asesino nocturno
¬ Humberto Matalí Hernández viernes 4, Nov 2011Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
Dijo el juez Block: “—Sabes, creo que voy
a tener que dejar libre a ese bastardo.”
Gera-Lind Kolarik. | El asesino nocturno
Los asesinos seriales están de moda, desde los desplantes elegantes y misteriosos de “Jack el destripador” del tiempo victoriano, y los sanguinarios de la segunda mitad del siglo XX que, como el “Hijo de Sam”, mataron decenas y aún no se aclara su personalidad. Entre ellos destaca Larry Eyler, un sádico ejecutor de homosexuales, al que se comprobaron al menos los asesinatos de 22 hombres, después de tener sexo con ellos y atormentarlos. Pero se cree son cerca de medio centenar las víctimas de Eyler. Son cuerpos desaparecidos.
Así que los vecinos del norte no tienen por qué espantarse de las ejecuciones en México, aunque 30 mil en menos de 10 años de gobiernos panistas, son para imponer un récord “Guinness”. Dependen de las necesidades de publicidad en el gobierno de Felipe Calderón y su campaña bélica contra el hampa organizada, que por lo visto lo están mejor, en calidad y recursos, que los cuerpos policíacos y militares del calderonato.
“El asesino nocturno” es un largo reportaje de los reporteros Gera-Lind Kolarik y Wayne Klatt, incluidas entrevistas y crónicas sobre los homicidios cometidos por el sádico homosexual Larry Eyler en los estados de Indiana, Illinois y cercanías de la ciudad de Chicago y varios condados de esa región en la década de los ochentas del siglo pasado.
Kolarik y Klatt, galardonados por sus trabajos e investigaciones en periodismo policíaco, logran una excelente descripción, convertida en una novela testimonial o en un reportaje novelado, sobre este asesino serial, que a bordo de una camioneta levanta jóvenes prostitutos y homosexuales, para torturarlos y asesinarlos con un cuchillo. A la última víctima la descuartiza y tira a la basura. Diría un optimista, hasta parece narco.
También describen el trabajo de los policías, detectives e investigadores, que con aciertos y fallas, errores y angustias, persiguen al asesino. Cuando logran atrapar a Larry Eyler con pruebas suficientes, los tecnicismos de un juez rígido y la sagacidad de un abogado defensor liberan al criminal y cancelan las posibilidades de utilizar las pruebas reunidas por los agentes policíacos. Una vez en libertad el asesino serial, después de unos meses, mata y descuartiza a su última víctima. Ahora no tira el cuerpo a la orilla de la carretera o lo semisepulta en un paraje abandonado. Lo arroja a la basura en el callejón del edificio donde vive.
Otro aspecto que analizan los dos periodistas, es el juicio y el conflicto del abogado defensor que se convence tarde, una vez que logra la libertad de Eyler, de la culpabilidad del asesino. También describen el segundo juicio y la ejecución del sádico criminal.
Sin llegar a la perfección de “A sangre fría” de Truman Capote, claramente se mantiene en la línea y estilo. Quizá menos novelesco y literario que la obra del escritor Capote, pero “El asesino nocturno” lo supera en la capacidad del análisis periodístico y en objetividad, lejana en “Sangre fría” donde las emociones de Truman Capote son una constante.
Otro acierto de la reportera Kolarik y del redactor Wayne Klatt es la descripción de los personajes que rodean al multihomicida, desde la familia y el amante de Eyler, sus amigos y los policías, abogados y la recreación del carácter de las víctimas identificadas. Es ahí en donde los aspectos literarios e imaginativos son superados por la honestidad profesional de dos reporteros, acostumbrados a la objetividad más que a la creación literaria. “El asesino nocturno” al igual que “A sangre fría” y otros relatos periodísticos transformados en libros, no compiten con el material resultado de la imaginación, a pesar de que se basen en hechos reales, porque tienen la capacidad de análisis de un reportaje.
La imparcialidad analítica de los reporteros les permite presentar a los personajes centrales y a las víctimas sin cubiertas literarias.