Salvavidas a deportados
Freddy Sánchez jueves 24, Nov 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Primero los niños y las mujeres. Como en un barco que se va a pique, (brindando un trato especial de salvamento a los más vulnerables en caso de un inminente riesgo de muerte), es indispensable darle prioridad al socorro de unos y no de todos los connacionales expuestos a la deportación.
Trump advirtió que deportará a tres millones de ilegales.
Y naturalmente si esta amenaza se cumple, en el corto plazo y se tratara de una deportación masiva, indiscriminada y sin distingos ni consideraciones, en México estamos obligados a proteger a los que se conviertan en víctimas de las acciones del futuro gobierno norteamericano en contra de quienes no cuenten con una estancia legal en aquel país.
De hecho en distintas instancias institucionales, se han comenzado a planear acciones de apoyo a los deportados, aunque fácil resulta imaginarse que no habrá recursos materiales suficientes para afrontar una deportación masiva de mexicanos.
Si de por sí en la economía formal sigue habiendo una gran carencia de empleos para los arraigados en territorio nacional, francamente sería imposible ofrecer trabajo a los que lleguen de los Estados Unidos, sin que esto se traduzca en un grave perjuicio para un alto número de compatriotas.
Cientos de miles, (quizás millones) de los que han vivido siempre en suelo azteca y han entrado a la edad de trabajar, después de concluir sus estudios o simplemente obligados a emplearse para satisfacer las más elementales necesidades de subsistencia familiar, prácticamente se quedaría sin una opción real de empleo.
Lo que de por sí ya ocurre y eleva cada día más las actividades de la economía informal y tristemente la densidad de los menesteres propios de las actividades delictivas.
Un mal que incrementaría inevitablemente una deportación masiva de connacionales Allende el Bravo.
Porque, por más que se diga oficialmente que se cuenta con la capacidad para afrontar sin mayores perjuicios dicha deportación, es evidente que tal cosa no es verdad.
Las autoridades en los tres niveles de gobierno no han sido capaces de resolver suficientemente las carencias de empleo en la economía formal, ni mucho menos regular con eficiencia la economía subterránea, a lo largo de muchos sexenios, con gobiernos políticos y tecnócratas de distinta filiación partidista, (de izquierda, de derecha o de centro), por lo que simple y llanamente es poco probable que con una inesperada y expansiva carga migratoria que sature las demandas sociales en el territorio nacional, se pueda actuar eficazmente que sin esta extraordinaria presión.
De ahí pues que dos cuestiones deben tener carácter prioritario en este momento, ante el amago de una deportación masiva de connacionales.
En primer lugar, adoptar un plan selectivo de apoyo para los que regresen, ofreciendo abrigo de distinta índole, ante todo y por encima de todo, a quienes no tengan antecedentes delictivos, los que dedicaron su vida a un trabajo productivo en Estados Unidos, y quienes en verdad carezcan de los medios económicos para abrir un negocio por sus propios medios económicos.
Y en ese tenor, lo segundo sería darle prioridad a la diplomacia para convencer al señor Trump de que una deportación en caso de concretarse debe ser cuidadosa y consensuada entre ambos países para minimizar los daños y ofrecer una especie de salvavidas a los deportados.