A un año del cierre de LyFC
¬ José Antonio López Sosa lunes 11, Oct 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Hoy hace exactamente un año, el gobierno federal -por instrucciones del presidente Calderón- tomó por asalto las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro para dar a conocer a la medianoche un decreto de extinción donde de forma autoritaria -como ha sido en gran medida este gobierno- dejaba en las calles a más de 40 mil mexicanos. Sergio Vargas, un buen amigo y ex trabajador de Luz y Fuerza del Centro del departamento de consumidores-contratos, redactó unas líneas y las compartió a los usuarios de la red social facebook. Lo que ahí describió me parece una síntesis de lo que a partir del 11 de octubre de 2009 tuvieron que enfrentar los electricistas del centro del país. Con su autorización a continuación la cita textual:
“Yo también sentí que se me iba la vida
Hoy amigos, hace un año se estaba concretando uno de los peores movimientos del mal gobierno de esta nación, dentro de unas horas, en los primeros minutos del 11 de octubre nos arrebataron nuestro trabajo. Arbitrario, injusto, cualquier calificativo es insuficiente para denominar el daño que causó en el patrimonio de los mexicanos, en el de más de 40 mil trabajadores activos, sin pensar en los que indirectamente vivían de la empresa. Detalles más, detalles menos.
Carencias tenía mi ex empresa, sí, como cualquier dependencia pública, sin embargo, la administración fue omisa en su reestructuración y eficientización. Siempre culpaban al sindicato, que él mismo era quien detenía la modernización de la empresa. Mentiras. Todo fue un plan muy bien elaborado para acabar con ella. El sindicato se ocupaba de darnos las condiciones de trabajo que merecen todos los mexicanos, salarios y prestaciones dignas. El ardid se vio cristalizado por una supuesta separación a nivel general dentro de la organización sindical, era claro que para poder ajustar un golpe bajo, de esa magnitud, se necesitaba gente dentro del sindicato, y la hubo: Martín Esparza y Alejandro Muñoz, ambos fueron capaces de traicionar al SME. Ahora ellos tienen negocios relacionados con la hoy extinta empresa.
Hace un año perdí mi trabajo… sentí coraje, impotencia, odio…
En contraparte encontré gente maravillosa y excelentes amigos (etiquetados en esta nota), se fue una parte de mi vida con la empresa pero, ya lo superé, regresé a trabajar y mi futuro pinta diferente. Me atrevo a decir que es infinitamente mejor. Si no hubiera pasado esto, no hubiera descubierto lo que ahora tengo.
Nunca olvidaré que mi extinta empresa era capaz de tratar a un trabajador como lo que es, como persona, salarios dignos y prestaciones importantes. Sin embargo, se fue, así como se han quedado familiares en el camino, así se fue mi empresa, para no regresar.
Gracias a Luz y Fuerza del Centro, al Sindicato Mexicano de Electricistas pude retomar mis estudios, y ser lo que ahora soy, gracias a ellos, tuve para comer, para vestir, para vivir. Mi gratitud y mi cariño por siempre, asimismo, la hago extensiva a todos mi ex compañeros y amigos de la hoy extinta empresa.
Yo también sentí que se me iba la vida… pero es momento de dejarlo atrás… Que viva el Sindicato Mexicano de Electricistas. Sergio Vargas”
En efecto, coincido con la visión de Sergio Vargas al decir que los dos líderes en pugna, Martín Esparza y Alejandro Muñoz, no han pasado penas ni hambre durante el último año.
A lo que me niego terminantemente, es a ser esa clase de ciudadanos que existe en México, donde la desgracia ajena es motivo de justificación y hasta júbilo, aún hay muchos que miran un inexistente avance en el cierre de Luz y Fuerza del Centro y lo celebran sin importar lo que para la gente común que ahí laboraba significó.
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