Las triquiñuelas de Duarte
¬ Augusto Corro lunes 21, Nov 2016Punto por punto
Augusto Corro
Se repite la pregunta: ¿dónde está Javier Duarte?
Esto viene a cuento, porque la semana pasada, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, a un pariente del prófugo le encontraron dos pasaportes falsos.
En el documento aparecía la foto del ex mandatario, pero con bigote (de latín lover) y el nombre de Alex Huerta del Valle y el de su esposa como Gabriela Ponce Arriaga respectivamente.
El portador de los pasaportes, Mario Medina, fue detenido por las autoridades y una vez interrogado puesto en libertad.
A las autoridades les dijo que un tío, abogado, le encomendó entregar los documentos citados más 7 mil dólares a Duarte, en algún lugar de la frontera con Guatemala.
El exmandarIo veracruzano ya lleva varios días escondido y las diferentes policías lo buscan por cielo, tierra y mar. Eso dicen.
El padre Alejandro Solalinde informó que el veracruzano se encontraba en Chiapas, pero parece que nadie lo escuchó. ¿O sí?
El caso es que Duarte de Ochoa sigue a salto de mata en algún lugar de México, en espera de mejores tiempos para presentarse ante la justicia. Quizás lo haga cuando de sus pillerías pocos se acuerden.
La Procuraduría General de la República (PGR) continúa con el ofrecimiento de la recompensa de 15 millones de pesos para aquél que informe, con datos fidedignos, el paradero de dicho prófugo.
El ex funcinario solicitó, la semana pasada, un amparo, (aún en trámite) para no ser detenido por la PGR o la Interpol.
UNA VERGÜENZA
Hasta en los últimos días de su mandato el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, se desempeñó como un sujeto indolente, inepto y saqueador del tesoro público.
Cué llegó al poder hace seis años con el apoyo del PRD, PAN, PT y Convergencia. Los oaxaqueños esperaban, esperanzados, una autoridad que sacara al estado de la pobreza y las injusticias. No lo hizo.
Su antecesor en el cargo, Ulises Ruiz, dejó muy dañada a la sociedad oaxaqueña por sus acciones represivas que dejaron un sinnúmero de víctimas. Además robó del erario.
Con su tibieza cotidiana el mandatario Cué ni siquiera hizo el intento de encarcelar a Ulises, quien tenía que rendir cuentas de su riqueza inexplicable. Nadie lo molestó. Ni siquiera se molestó en investigar el origen de un hospital, que según unos medios, es propiedad de Ulises.
El caso de Cué es parecido pero con resultados negativos mayúsculos. No pudo controlar la rebelión magisterial, sus cálculos erróneos se reflejaron en la matanza del 19 de Junio en Nochixtlán, Oaxaca. En varias ocasiones, el gobernador, que está cerca de dejar el cargo, fue acusado de enriquecimiento ilícito. El mandatario tendrá que responder de esa atrocidad.
El senador, Benjamín Robles Montoya dijo que no parará “hasta lograr que Gabino Cué y “camarilla” paguen con cárcel el saqueo al erario público estatal”.
También señaló el legislador que en el Senado presentó un punto de acuerdo para pedir a la PGR que determine la situación legal de Cué y funcionarios que fueron denunciados por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, cohecho, etc.
Ya se encuentran varios gobernadores en el banquillo de los acusados: Javier Duarte, de Veracruz, en fuga; Guillermo Padrés Elías, del PAN, en la cárcel. Falta un mandatario estatal del PRD, por el momento, Graco Ramírez está sin el riesgo de ser juzgado; sin embargo, Cuér por el PRD sí llena los requisitos para ser enjuiciado y mandarlo a la cárcel.
En Oaxaca, durante los últimos sexenios tuvo la mala fortuna de tener gobernadores amantes de saquear al erario. Uno de estos es José Murat, quien tiene varias casas en Estados Unidos.
UN MAL EJEMPLO
Los panistas tendrán que trabajar horas extras para borrar la mala imagen de su partido en materia de corrupción.
El ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, se encuentra en la cárcel en espera de un juicio pues es acusado de varios delitos entre otros el de enriquecimiento inexplicable y lavado de dinero.
Quedó atrás el Partido Acción Nacional (PAN) que tenía en sus filas a hombres ejemplo de honradez para dar paso a los transas y ambiciosos. Aquellos sumidos en la pobreza que se veían obligados a rifar coches para obtener algo de dinero para su lucha política.
En el presente los blanquiazules son personalidades ricas, con los mejores despachos de abogados, emanados de su propio partido, para defender toda clase de causas, incluidos los saqueos al tesoro público, como es el caso del ex mandatario sonorense. Es decir, los panistas perdieron la vergüenza.
La detención y enjuiciamiento del exmandatario pega de lleno en Acción Nacional que, en los últimos tiempos, empezó a ondear la bandera de la anticorrupción. Una postura demagógica que poco le funcionó.
El escándalo del encarcelamiento desmoronó la idea de que los dirigentes panistas eran unos paladines decididos a erradicar la corrupción en México. Les falló el tiro. Su propio dirigente, el joven “maravilla”, Ricardo Anaya, los sorprendió con la doble vida que lleva apoyada con carretilladas de dinero.
Todo mundo supo que el citado Anaya mantiene a su familia en Estados Unidos con erogaciones de dinero muy elevadas, como si fuera un sujeto acaudalado. ¿O sí lo es?
En su partido lo identificaban como una persona de clase media. En cuanto surgió el escándalo se preguntó de dónde obtenía los recursos económicos el dirigente para darse la vida de millonario. La respuesta fue ambigua. El asunto de Anaya volverá a aparecer cuando se intensifique la lucha por el poder, en los momentos álgidos de la pugna por la candidatura presidencial del 2018.