¡Ay, nanita!
¬ Claudia Rodríguez viernes 8, Oct 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Transitar por las carreteras y autopistas de nuestro país se ha convertido hoy más que nunca en una aventura de terror. Todo aquello que sonaba entre leyenda, cuento o ficción en torno a los sucesos más espeluznantes que pueden vivirse en los caminos de nuestro país, hoy día están totalmente rebasados por la realidad.
Pese a la insistencia de la publicidad de los diferentes sitios turísticos y culturales que invitan al recreo, la verdad es que llegar hasta los mismos puede tener un alto porcentaje de terror y criminalidad, pero si el viaje es de placer, siempre hay opción entre realizarlo o no. ¿Pero qué hay de todos aquellos que no tienen elección y que por motivos forzosos tienen que transportarse de un sitio a otro?
No sé qué opine usted, amable lector. Pero en un abrir y cerrar de ojos, los mexicanos de toda la geografía nacional, nos hemos vuelto rehenes no sólo de los criminales, sino también de las autoridades que cobran -unos más que jugosamente-, pero que poco hacen por procurar nuestra seguridad.
Siempre es para pensar el hecho de que funcionarios y gobernantes nos informen de los puntos de conflicto de todo tipo y lo representen en sus famosos atlas, es decir, mapean el peligro. Pero ¿y por qué en lugar de cartografiar el problema, mejor no lo atacan y lo resuelven?
Las respuestas pueden ser varias. Más al colectivo nos lleva a la idea, de que la colusión entre autoridad y criminal, amparados en la maldita corrupción permiten se perpetren los delitos al grado de que por estadística se puedan hasta documentar y, la gran mayoría de las veces, nada más.
Esta semana, la noticia primero de los múltiples asaltos diarios que se cometen en las carreteras libre y de cuota en el tramo ciudad de México-Cuernavaca en contra de automovilistas con vehículos lujosos y luego de que también, el presidente de la Comisión de Seguridad Pública del Senado, Felipe González, señaló que en Zacatecas, así como en caminos de los estados de Coahuila, Durango y Michoacán, la población reporta a las autoridades de forma cotidiana, a grupos de civiles que instalan retenes policiacos falsos o bien, simulan fallas técnicas en sus autos para asaltar a quienes se detienen a prestar ayuda.
Ayer por la mañana, una amiga me contactó y me invitaba a su casa de Cuernavaca e inmediatamente pensé: -¡Ay, nanita!, mejor me quedo aquí a convivir con las gélidas masas polares. Así que agradecí la amable invitación e inventé -lo acepto- un compromiso previo inexistente.
Del terror claro, pasé al enojo. La realidad es que los mexicanos todos, empresarios, comerciantes, clientes, contribuyentes y hasta los mismos gobernantes y funcionarios, somos presa y rehenes de la criminalidad, de la codicia y la estupidez.
Acta Divina… De acuerdo con información de autoridades municipales de Cuernavaca, Morelos, corroborada con fuentes ministeriales, en las últimas semanas se ha contabilizado un promedio de entre siete y diez asaltos diarios en los caminos que unen a esa ciudad con el Distrito Federal. Esa cantidad llega a 15 atracos al día cuando se incrementa la violencia del crimen organizado en Guerrero y Michoacán.