La delincuencia, en aumento
¬ José Antonio López Sosa viernes 4, Nov 2016Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
El trabajo que se hizo en las últimas administraciones para lograr hacer de la Ciudad de México un lugar más seguro se está echando por la borda bajo el mandato de Miguel Ángel Mancera.
No se trata de un señalamiento político, los números no mienten, los asaltos a mano armada, robos en semáforos, allanamientos a casa habitación y otro tipo de crímenes van en aumento considerable en la capital del país.
Si bien nunca se erradicaron al ciento por ciento, hoy día el repunte se siente entre diversos sectores de la sociedad.
Lo peor de todo es que, desde la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México no hay más que silencio y pasividad, de acuerdo al jefe de Gobierno y al secretario de Seguridad Pública, la ciudad marcha con regularidad.
Cuesta tanto bajar los índices delincuenciales y tan poco dejarlos crecer, que la situación asusta de verdad.
La impunidad del crimen organizado y desorganizado en la ciudad, así como la complicidad y/u omisión de la policía capitalina pone a los ciudadanos en una situación vulnerable, como hace muchos años no nos veíamos.
La delincuencia ha pasado los focos rojos que jamás desaparecieron, hoy en zonas que eran seguras se han convertido también en zonas de alta peligrosidad.
Yo me pregunto, ¿así quiere ser Presidente el señor Mancera?, ¿con esos resultados a la ciudadanía?, ¿de verdad considera que ha dado resultados en materia de seguridad pública a los capitalinos?.
Mancera, como la gran mayoría de la clase política vive en una realidad alterna, en una esfera donde los problemas cotidianos del ciudadano de a pie ni siquiera lo conocen, así de cruel es nuestra realidad.
Políticamente Mancera hunde al PRD y permite el crecimiento de Morena y del PRI, cosa que tampoco es para festejarse. Socialmente el repudio al jefe de gobierno crece con centenares de asaltos e incluso muertes como consecuencia del crimen en la Ciudad de México.
LA DOBLE MORAL DEL PAN
El caso de Ricardo Anaya confirma no sólo la doble moral del Partido Acción Nacional (PAN), sino la doble vida que lleva, por un lado en el discurso y por otro en la práctica.
La pregunta es, ¿cuántos liderazgos panistas más tienen esa condición?