Un ladrón de gansitos
Alberto Vieyra G. lunes 31, Oct 2016De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico”, reza el sabio refrán popular, y le queda que ni mandado a hacer a un desbocado politicastro que cobra como gobernador de Nuevo León, y que llegó a ese cargo con el singular engaño de ser un candidato independiente, cuando en su pasado están 33 años de militancia priísta, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, quien hoy quiere ser presidente de México.
Y es que la semana pasada, El Bronco reveló con singular cinismo que cuando era niño “robaba gansitos, napolitanos y muchas otras cosas en la tiendita de los papás de un amigo”.
Pues, entonces, que le cuiden las manos, porque en la presidencia no se conformará con gansitos, bubulubus y tal y tal.
¿Pero qué es el robo?
El tumbaburros reza que se trata de un delito contra el patrimonio, consistente en el apoderamiento de bienes ajenos, empleando para ello fuerza, engaño o violencia. El diccionario no lo dice, pero los estudiosos del carácter no dudan en afirmar que una persona que roba, apoderándose por cualquier medio de una cosa que no es suya, es un sujeto con conducta deshonesta, que lo guiará a lo largo de toda su vida.
Estamos ante un mediocre ladronzuelo que suele robarse pequeñas cosas, pero recordaré también otra máxima del refranero que reza “la ocasión hace al ladrón”.
Así que será muy fácil deducir que un ladrón en la Presidencia de México no será un ladrón de a poquito, sino un vulgar raterillo en potencia, que saqueará las arcas de la nación como le venga en gana, puesto que el voto electoral lo facultará para eso y más.
Y es que los politicastros se guían por aquel refrán que reza que “el que roba poco, merece la horca, y el que roba un reino, merece la gloria”.
Sí, desgraciadamente, vivimos en una sociedad que premia a quienes ultrajan la dignidad del pueblo y son capaces de vender y robar a la patria en aras de la democracia.
Qué cosas manifiesta El Bronco, al revelar semejante barbaridad. La barrabasada no puede quedarse en el mero anecdotario político, como sucedió con Carlos Salinas, es algo que merece concienzudamente el análisis sociológico y psiquiátrico de un ladrón que quiere conducir los destinos de México, una nación que ha sido saqueada, ultrajada, violentada, humillada, burlada por propios y extraños.
La cínica confesión de Jaime Rodríguez Calderón, que a nadie le causó ninguna gracia, debe merecer la reflexión de los electores mexicanos para no dar su suprema voluntad a alguien que revela sus malas mañas de robar gansitos y demás golosinas, y también de ser un iletrado que en su vida solamente ha leído El libro vaquero, que recomendaba otro mequetrefe llamado Vicente Fox.
Y como en México nunca faltan los lambiscones, no ha faltado quien ya escribió con puras loas un mamotreto sobre la mediocre vida de un ladrón de gansitos. Vaya manera de rendir culto a la personalidad y crear dioses e ídolos.
En fin, reza otro sabio refrán que “pistola que falla una vez, fallará siempre”. Así que aguas con las rancheras manitas y la deshonesta personalidad de El Bronco.