Errores y protección
Ramón Zurita Sahagún lunes 31, Oct 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Hace algunos años, al inicio del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, la periodista Isabel Arvide, directora del diario “Summa”, publicó una cabeza de ocho columnas que irritó al entonces Presidente de la República.
La nota principal del diario decía algo muy simple “Decepcionó el gabinete”, lo que fue tomado como una afrenta y selló el destino del diario, editado por Televisa, que tuvo una efímera vida de dos meses y medio más.
Para calmar la irritación de los recién llegados al poder, la empresa ofreció la cabeza de su directora, aunque poco después se mostró que Arvide tenía razón y que el gabinete era un desastre.
En él se incluían muchos personajes sin experiencia en los ramos en que se habían insertados y por vez primera se designó a un militante (Antonio Lozano Gracia) de un partido de oposición dentro del gabinete.
Antes de cumplir el tercer mes de gobierno, Zedillo Ponce de León había decretado los cambios de los secretarios de Hacienda, Jaime Serra Puche; Reforma Agraria, Miguel Limón Rojas; Agricultura, Arturo Warman; Comunicaciones y Transportes, Guillermo Ortiz Martínez; Educación Pública, Fausto Alzati Araiza, y Rubén Valdez Abascal, procurador de Justicia del hoy desaparecido Distrito Federal.
Con ello, la sentencia de Arvide se había confirmado que el equipo que Zedillo Ponce de León había delineado para acompañarlo en su gobierno era simplemente desastroso.
Tanto, que los cambios siguieron y apenas cumplido el año, ya había relevado también a los secretarios de Gobernación, Esteban Moctezuma Barragán; Energía, Ignacio Pichardo Pagaza; Contraloría, Norma Samaniego y al secretario del Trabajo, Santiago Oñate Laborde.
Después de ellos se vinieron una cascada de cambios, reacomodos y despidos del gabinete presidencial, el que nunca mostró consistencia y se improvisó al por mayor, con personajes insertados en distintas dependencias.
Algo similar está sucediendo en el gabinete de Enrique Peña Nieto, donde su renuencia a los cambios ya fue dejada de lado, aunque el Ejecutivo federal continúa mostrando sus preferencias y que aquellos cercanos a su afecto le podrán fallar, pero el cambio se da solamente para situarlos en otra esfera.
Sucedió hace unos días, cuando la procuradora general de la República, Arely Gómez González, mostró que su nombramiento fue un error, por lo que fue relevada por el que fuese su compañero de escaño, Raúl Cervantes Andrade.
Claro que Arely no se quedó desprotegida y se le asignó la titularidad de la Secretaría de la Función Pública.Esa ha sido una constante de la administración del presidente Peña Nieto, ya que gusta de los reacomodos o, en caso extremo, sacarlos del gabinete, pero no despedirlos.
Ocurrió con el ahora ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, quien terminó su labor en ese terreno, pero siguen manteniéndose cercanos al Presidente de la República, aunque sin cargo oficial.
Antes de ello, el Ejecutivo movió a la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz, como titular de Relaciones Exteriores. El polifuncional José Antonio Meade, ya pasó por la Secretaría de Relaciones Exteriores, la de Desarrollo Social y ahora despacha en Hacienda.
Rosario Robles Berlanga, pasó de la Secretaría de Desarrollo Social a la Sedatu, en tanto que Jesús Murillo Karam fue un efímero titular de la misma Sedatu, cuando dejó la Procuraduría General de la República.
Otros como Juan José Guerra Abud, que inició como secretario del Medio Ambiente, fue enviado a Italia como embajador y lo mismo sucedió con Enrique Martínez y Martínez, secretario de Agricultura al inicio y quien ahora se encuentra en misión diplomática en Cuba.
Pero no solamente en el gabinete presidencial se ha producido ese fenómeno de reacomodo, ya que en el llamado gabinete ampliado la danza de nombre ha sido un contento.
José Antonio González Anaya comenzó como director del Seguro Social y hoy es director de Pemex; Mikel Arriola era el titular de Cofepris y hoy despacha como director del IMSS, José Reyes Baeza fue el titular de FOVISSSTE y ahora funge como director del ISSSTE, mientras que Enrique Ochoa Reza, segundo director de CFE es dirigente nacional del PRI, que sin formar parte del gabinete es visto como una paraestatal de los gobiernos priístas.
Siempre se ha comentado que Enrique Peña Nieto es reacio a los cambios, como dejó constancia en su paso por el gobierno del Estado de México, pero en la realidad se muestra que en algunas dependencias ha habido hasta tres o más titulares en los cuatro años de gobierno.
Tales son los casos de Desarrollo Social, donde empezó Rosario Robles, siguió José Antonio Meade y hoy es titular Luis Miranda.
En la CFE comenzó Francisco Rojas, llegó Enrique Ochoa y finalmente se encuentra al frente de la dependencia Jaime Francisco Hernández.
Para la Sedatu se han designado tres titulares de dicha dependencia. El primero fue Jorge Carlos Ramírez, le siguió Jesús Murillo Karam y finalmente Rosario Robles.
En la Función Pública, Julián Alfonso Olivas se encargó de la dependencia, aunque nunca alcanzó el rango de secretario, le siguió Virgilio Andrade y ahora despacha como titular Arely Gómez.
La Comisión Nacional de Seguridad, uno de los grandes talones de Aquiles del gobierno actual ha contado con el paso de Manuel Mondragón, Monte Alejandro Rubido y Renato Sales Heredia.
Hasta el momento, de los funcionarios designados al inicio del gobierno solamente han subsistido en los mismos cargos los de Gobernación, Miguel Osorio Chong; Energía, Pedro Joaquín Coldwell; Defensa, Salvador Cienfuegos; Marina, Vidal Soberón, Trabajo, Alfonso Navarrete Prida y Economía, Ildefonso Guajardo.