Pollitos en fuga
Freddy Sánchez jueves 27, Oct 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si “El Chapo” fue recapturado (pese a muchas especulaciones de que su fuga había sido arreglada al más alto nivel), lógicamente la captura de Javier Duarte, no tardará mucho.
Quizás no unos cuantos días, sino más bien semanas, pero no meses y mucho menos años, tendrán que transcurrir para ver sometido a proceso penal al hoy por hoy uno de los principales fugitivos de la justicia mexicana.
Uno de los dos Duartes que el clamor popular exige verlos tras las trejas.
Algo que seguramente sucederá, sin importar cuantos ánimos de encubrimiento se puedan dar entre los amigos políticos de los fugitivos.
Suponer que ambos gobernadores salientes, acusados de diversos delitos, ya no tienen ningún apoyo entre los hombres del poder, sería tan iluso como lo es la suposición de que el brazo de la ley no los podrá alcanzar, puesto que en altas esferas institucionales hay la voluntad de mantenerlos a salvo y ajenos a todo riesgo de ser capturados.
Lo mismo se llegó a pensar y decir tras la segunda fuga de “El Chapo” Guzmán, dando por hecho que nunca más se le volvería a poner tras las rejas, debido a sus influencias entre ciertos personajes de la política.
Una hipótesis que sin duda tendrá mucho de cierto, (considerando que el gran poder económico de mafiosos puede comprar buenas voluntades entre las conciencias más santas y sobre todo las inmorales), pero eso no le garantiza impunidad a nadie en todo momento y circunstancia.
Esto último más bien, suele ser lo que determina el que desde el poder se quiera o no proteger a los que por sus desmanes y fechorías se convirtieron en los personajes más aborrecibles de la sociedad.
Por más entonces que se hubiera querido proteger a “El Chapo”, (desde una o varias instancias de poder), la prioridad era acallar la indignación social que provocó su fuga y como es sabido el narcotraficante que en la revista “Forbes” apareció como uno de los hombres más ricos del mundo, ahora está nuevamente preso y sujeto a un juicio de extradición que más temprano que tarde lo obligará a responder de sus ilícitos ante las autoridades norteamericanas.
De modo que si el narco más poderoso de los que se tenga memoria, no logró evadir la acción de la justicia, (aunque varios meses se dio el lujo de pasearse de un lado a otro en territorio nacional antes de ser recapturado), menos aún podrán seguir en plan de fuga los dos gobernadores salientes que las autoridades competentes se han dado a la tarea de someter a juicio penal.
Los Duarte pronto estarán presos.
Y si eso no ocurriera, entonces sí habría que pensar mal de quienes están a cargo de su persecución judicial y aquellos que pueden hacer uso de su poder político para que estas capturas se den a la brevedad o de plano no ocurran jamás.
Entre más tarde pues la aprehensión de los fugitivos, mayor será la suspicacia social respecto a los supuestos actos de complicidad de altos y medianos funcionarios en torno a la evasión de la justicia por parte de los señores Duarte.
Quienes, no cabe duda, la gente común demanda que sean capturados por ser dos pollos gordos de la corrupción y no sólo pollitos en fuga.