Similitudes entre Elías Calles y Peña Nieto
¬ Mario San Martí jueves 20, Oct 2016Consensos y disensos
Mario San Martí
El escenario majestuoso, los personajes pequeños ante el homenajeado: Plutarco Elías Calles, en su LXXI aniversario luctuoso.
Un presidente del PRI con una corbata roja propia de un carnaval no de un acontecimiento mortuorio. En contraparte los demás miembros del presídium sobrios, elegantes y vestidos de negro como Carolina Monroy y Cristina Díaz.
Con el Himno Nacional de fondo, los presentes sacaban el pecho y lo entonaban con fervor al tiempo de saludar a la bandera. Todos con orgullo hacían la reverencia militar, sin embargo, uno hizo el saludo con la mano extendida apuntando al piso, su nombre Aurelio Nuño Mayer, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien fue el único orador de tal conmemoración con una perorata que duró media hora en un ritmo lento y monótono. Sin entonación ni ritmo. Sin elocuencia ni convencimiento.
El discurso lleno de paralelismos obligados entre el homenajeado y el presidente Enrique Peña Nieto. Según Nuño ambos son estadistas reformadores y creadores de instituciones, ambos creen en la educación como pilares del desarrollo y la inclusión social.Los dos presidentes enfrentaron resistencias formidables por sus acciones reformistas. En la alocución se confundía quién era Plutarco y quién Enrique. Los dos con méritos propios para trascender a su mandato.
Nuño seguía con su discurso a paso de tortuga. Los asistentes se revolvían en sus asientos con el sol en la cara y un discurso adormecedor. Y no es que haya sido mala la intervención del secretario de Educación, sino que no imprimió la sonoridad y énfasis a la misma, además de ser una pieza de 30 minutos.
El contenido en su parte medular recordó las acciones del fundador del PRI y de las instituciones que perduran hasta nuestros días. Al señalar que Calles rediseñó las relaciones políticas del México postrevolucionario. Incluyó a quienes habían sido excluidos en el régimen porfirista, de manera central campesinos y obreros, así como a nuevos grupos de comerciantes, industriales y empresarios.
Desde el inicio de su gobierno, el general Calles advirtió la urgencia de estabilizar la economía del país. Por un lado, llevó a cabo una reforma fiscal para sanar las finanzas y realizó la primera convención nacional fiscal para reorganizar las relaciones hacendarias entre la Federación y los estados, por el otro lado creó al Banco de México para recuperar el control de la política monetaria, dándole atribuciones, además de emitir billetes, de regular la circulación monetaria, las tasas de interés y el tipo de cambio.
Aunado a lo anterior, advirtió la importancia de invertir en infraestructura física para el desarrollo, logrando incrementar significativamente los presupuestos en esta materia. Creó instituciones de fomento, como la Comisión Nacional de Irrigación, la Comisión Nacional de Caminos, las cuales permitieron el despliegue del sistema de riegos, el arranque de la construcción de carreteras y la reorganización de los ferrocarriles en México.
Calles también invirtió en el campo, con apoyo al crédito rural. En ese contexto el Banco Nacional de Crédito Agrícola y nueve bancos regionales con la misión de canalizar el crédito rural a sociedades cooperativas agrícolas y, posteriormente, a productores individuales.
En materia jurídica, la expedición del Código Civil se convirtió en un parteaguas al equiparar la capacidad jurídica del hombre y de la mujer por primera vez en nuestro país.
También emprendió una importante profesionalización de las fuerzas armadas, para que la disciplina y la lealtad fueran los principios que guiaran el quehacer del Ejército Mexicano. Asimismo, en concordancia con sus ideales republicanos, el expresidente fortaleció y defendió al Estado laico.
En materia de política exterior, estableció una nueva relación con Estados Unidos a partir de un nacionalismo efectivo, en el que al mismo tiempo que defendió los intereses nacionales primordiales, desarrolló relaciones constructivas y mutuamente benéficas para ambas naciones.
Las iniciativas que conformaron la vasta obra de Calles se articulaban en torno a un gran eje rector: la educación para el desarrollo de México, apuntó el titular de la SEP.
Y añadió, en torno a su aportación al PRI: Toda esta gran obra que tenía como objetivo crear instituciones para la paz, la estabilidad y el desarrollo se cristalizó con la creación del Partido Nacional Revolucionario. A través del partido, Calles sobrepuso a las instituciones sobre los caciques y los caudillos.
El secretario de Educación expuso que si Plutarco Elías Calles tuvo que reconstruir el Estado postrevolucionario para darle viabilidad en el siglo XX, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se ha enfrentado al reto de reconstruir el Estado mexicano tras el extravío que sufrió después de la primera transición democrática, cuando fue cooptado por poderes facticos e intereses ajenos al bien común.
Y Nuño entró al tema de su competencia, indicó que “Como en su momento, el proyecto de Calles, los esfuerzos de este gobierno se articulan en torno a un gran eje rector: la educación”.
Y comentó que el objetivo es construir de la mano de los maestros, aliados fundamentales de este proyecto, un nuevo sistema educativo que incluya a quienes habían quedado excluidos. Los niños y los jóvenes que ahora tendrán acceso a una educación de calidad; los maestros que ahora podrán progresar a partir de su propio mérito; los padres de familia que ahora tienen mayor espacio y participación; y, por supuesto, los adultos estaban en rezago educativo ahora tendrán más oportunidades de concluir sus estudios.
Esto implica la recuperación de la rectoría del Estado en materia educativa, rectoría que fue entregada a intereses particulares en la primera década de este siglo. Implica transformar un sistema clientelar y corporativo para crear un nuevo sistema de obligaciones y derechos claros, transparentes y sustentados en el mérito, reiteró el exjefe de la Oficina de la Presidencia las líneas principales del nuevo modelo educativo que se implementará tras la reforma educativa.
Aquello que pudo ser un nuevo relanzamiento de Aurelio Nuño a la palestra de los posibles aspirantes del PRI a la Presidencia de la República se quedó en un evento anodino e intrascendente, opacado por la permanente sonrisa de Enrique Ochoa y su chillante corbata.